miércoles, 23 de abril de 2008

Se compra un país

La ola de estatizaciones configura al Estado como el único actor dominante en la economía


La oleada de compras de grandes empresas privadas por parte del Gobierno ha transferido al sector público aproximadamente 5 puntos de participación en la construcción del producto interno bruto, equivalentes a cerca de 10 millardos de dólares anuales, de acuerdo con cálculos independientes. Además, ha aportado miles de nuevos empleados a la nómina del Gobierno y le ha entregado al Ejecutivo el control absoluto de sectores que nunca antes habían estado bajo la administración del Estado.

Cuando se concreten las compras pendientes, como la de Sidor y la del sector cementero, podrá afirmarse con propiedad que la economía venezolana es mayoritariamente estatal y que los únicos socios del Gobierno con peso específico serán las compañías, también estatales, de los países considerados “amigables”, como China, Rusia, Bielorrusia, India e Irán, sustitutos de las grandes petroleras occidentales en las asociaciones estratégicas y los nuevos proyectos de Pdvsa.

La dictadura del monopolio

“El capitalismo ha entrado en una crisis profunda”, dijo recientemente el presidente Hugo Chávez, en una de sus frecuentes críticas contra el fenómeno de las grandes concentraciones de capital en manos privadas. “La crisis que hoy está afectando a Estados Unidos va golpeando a Europa y a América Latina, va golpeando por todos lados, es la dictadura de los monopolios, que está ahí establecida, y golpea a los más pobres”.

De hecho, con su propuesta de reforma constitucional, derrotada electoralmente el 2 de diciembre, el Presidente planeaba erradicar las concentraciones económicas: "Se prohíben los monopolios", rezaba el encabezado del propuesto artículo 113, que no entró en vigor.

Sin embargo, la ola de estatizaciones parece sugerir que este postulado no iba dirigido a romper las estructuras monopólicas mediante el estímulo a la inversión y la apertura a la competencia (la herramienta más efectiva para romper los abusos que suelen acompañar a las situaciones de concentración económica), sino a colocar tales monopolios bajo potestad del Estado, e incluso a crear algunos nuevos, como el del sector cemento, que por primera vez en Venezuela pasaría a configurar una situación de monopolio puro.

¿El objetivo?


Parece haber sido esbozado por el Presidente en varias ocasiones: "Hasta hace 10 años –dijo recientemente–, el Estado venezolano no tenía nada, ninguna capacidad para empaquetar ni distribuir un solo kilo de leche, nada; todo eso estaba en manos privadas y sobre todo en manos de los grandes monopolios que se enriquecieron, manejaron a capricho, y aquí la mayoría del pueblo no tomaba leche, no comía carne de res, se había convertido eso en un lujo en verdad, sobre todo en esos últimos años. Ahora, de 11.000 toneladas de consumo mensual de leche vamos a llegar pronto a tener la capacidad instalada para suministrarle al pueblo, a precios muy bajos, sumamente bajos, con un subsidio importante, hasta 7.000 toneladas al mes. Esta es una forma de romper con los monopolios, estamos rompiendo con los oligopolios y los monopolios, rompiendo con el acaparamiento y con la especulación de los intermediarios".

El tiempo examinará la veracidad de este argumento.

El Nacional, Venezuela
http://www.megaresistencia.com/portada/content/view/1953/1/

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