sábado, 19 de abril de 2008

De espalda al Pueblo


Se empeña en imponer el socialismo que los venezolanos rechazan

El Presidente Chávez no termina de entender el mensaje que los venezolanos, por cualquier vía, le hacen llegar todos los días y él, terco como pocos, se empeña en seguir ofreciendo al país cosas que nadie quiere, que nadie necesita y lo que es peor, que lejos de prometer bienestar y bonanza a la nación, sólo representan un freno y a la vez un retroceso a los procesos productivos que desde 1958 se venían dando en Venezuela. Él pretende, cual moderno Nerón, incendiar el país para gobernar sobre cenizas porque es la única manera, a su entender, de hacer a placer su voluntad. Chávez no decidió ser presidente para impulsar al país hacia mejoras, todo lo contrario.


Él, con un odio visceral que no se empeña en ocultar, trata de ver a Venezuela en ruinas, como si el país y los venezolanos fueran los culpables de todas las cosas que él odia, sin ponerse a pensar el daño que inflinge a toda la sociedad venezolana, simple y llanamente, por ser un resentido social que pretende, a la fuerza, que todos aceptemos su voluntad.

Chávez no termina de entender que los venezolanos no queremos en este momento reformas al currículo educativo porque nuestra educación, con sus virtudes y defectos, ha formado por años a los profesionales que hicieron del país una nación prácticamente autosuficiente que requería de muy pocas importaciones para producir lo que consumíamos.

Tampoco necesitamos en el país que las fincas e industrias en plena producción sean estatizadas para convertirlas en unidades improductivas, tal y como ha sucedido con las que ya han corrido esa suerte y que en este momento, lejos de generar ingresos al país, han dejado de obtener ganancias que se convertían en bienes y servicios.

Los venezolanos en este momento tampoco estamos interesados en que el país sea desmembrado para que la locura de la nueva geometría del poder permita al Gobierno hacer de las suyas irrespetando los procesos que desde hace mucho tiempo venían empujando al país hacia delante, como es el caso de la descentralización, retrocediendo a épocas cuando sólo Caracas decidía qué le tocaba a cada estado.

En cuanto a la Fuerza Armada Nacional, el país tampoco está interesado en tener una institución paralela, ya que la creación de la reserva como quinto componente de nuestro estamento militar, además de innecesaria, es otro de los caprichos del Presidente quien, con toda seguridad, no se siente seguro con sus actuales oficiales y tropas y llegado el momento, provocará un enfrentamiento entre el estamento militar legalmente constituido y la montonera que Chávez se ha encargado de armar hasta los dientes.

Si el Presidente hubiese vivido más tiempo en el país antes del referendo del 2 de diciembre de 2007, con toda seguridad se habría dado cuenta de lo que en realidad el país necesita, pero no. Chávez se empeñó en solucionar los problemas de otros países y se olvidó de lo que en realidad necesitamos en Venezuela.

Además Chávez, como todos los megalómanos, ignora todo lo que no sean sus deseos y una vez derrotado en el referendo del 2D-2007, se dedicó a introducir las reformas propuestas en la Constitución con cincel y martillo, especialmente todo lo relacionado con la ideologización de la educación, punto de partida para convertir a Venezuela en un país socialista, algo que la mayoría de los venezolanos no desea.

En un intento de ayudar un poco al Presidente, quien además de estar perdido en el tiempo y en el espacio, es terco, vamos a señalarle los aspectos que en realidad interesan a los que vivimos en Venezuela. En primer lugar, en el país necesitamos con urgencia un plan de seguridad que sea eficiente y eficaz y que detenga la espiral de violencia que se vive día a día en todo el territorio nacional y que provoca a diario más muertes que el cáncer, los infartos y los accidentes automovilísticos.

Unido a lo anterior, el país también requiere de una infraestructura hospitalaria acorde con las exigencias de la vida moderna y no basada más en la práctica casi de brujería que hacen los pseudos médicos en los hospitales públicos y que han dejado a más de un compatriota en peores condiciones de las que tenía cuando decidió en mala hora ir a busca alivio con esos técnicos en medicina.

Y qué decir de la vivienda. Venezuela en este momento tiene un déficit de soluciones habitacionales que todos los días aumenta y los programas del Gobierno nacional en ese sentido no son los más indicados para solventar la situación, sin embargo, en otros países gozan de casas levantadas por militares y materiales de construcción venezolanos.

Para rematar, Venezuela en este momento dependemos de las importaciones para fabricar alimentos, lo que quiere decir que la seguridad agroalimentaria del país está hipotecada y depende de los ingresos del petróleo para comprar en el exterior lo que aquí deberíamos estar produciendo en cantidades y de excelente calidad.

En conclusión, Presidente, no siga ofreciéndole al país y a los venezolanos cosas que no quieren ni necesitan. Aquí nadie desea un gobierno socialista que lejos de solventar la gran cantidad de problemas que nos aquejan lo que hace es agrandarlos. Dejemos las unidades de producción en manos expertas y no en las de sus funcionarios que han provocado la debacle de industrias que en años anteriores producían en cantidad y de buena calidad y no nos vean cara de pendejos cuando dicen que esas industrias no arrojan ganancias porque las mismas son invertidas en obras sociales cuando en realidad todos sabemos que eso se lo chupa la insaciable voracidad del régimen que todo lo compra y nada produce.

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http://www.megaresistencia.com/portada/content/view/1912/1

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