lunes, 24 de marzo de 2008

Lula, Chavez y Condolezza ante los últimos sucesos en la región


Cuando Hugo Chávez insinuó en diciembre del 2001 sus pretensiones geopolíticas en América Latina & el Caribe, Lula nunca se imaginó que seis años después iba a lidiar con una crisis similar a la protagonizada por Chávez, Correa, Ortega y Uribe, entre el 01 y el 07 de marzo del 2008. Para Brasil, lo sucedido constituye un preaviso de futuras situaciones dramáticas en éste y otros puntos de la subregión andina que pueden trascender al resto de Sudamérica.

Brasilia ha venido monitoreando la “eficacia” sociopolítica del binomio Chávez-petróleo cabalgando, entre otros, sobre importantes sectores de excluidos latino-americano-caribeños. El monitor ha observado con creciente inquietud una “inofensiva” combinación de revolución mediática, bloqueo de vías, intercambio de insultos, derrocamiento de presidentes, Misión Milagro, compras de armamentos, “refugios para desplazados”, maletines “voladores”, liberación de rehenes, casas del ALBA, refinarías y gasoductos reales e imaginarios, ………

Hasta cierto punto, esta dinámica “bolivariana” ha sido relativamente útil para Brasilia, puesto que Chávez ha venido haciendo la parte mediática del trabajo de desalojar al ALCA de Sudamérica. Esto es: “cachicamo trabajando p’ lapa”. Mientras tanto, en nombre del futuro espacio sudamericano, Lula negocia con Bush temas de alto calibre. Éstos, entre otros, incluyen el comercio internacional, el rol de Brasil como líder global en la producción de los biocombustibles y el asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Sin embargo, la postura de Chávez frente al ALCA y a EE.UU. se debe a un proyecto propio; no al de Lula. La disparidad entre el proyecto de Brasil basado en el mercado y el proyecto político “subversivo” del binomio Chávez-petróleo, fue tornándose progresivamente más nítida a partir de la segunda mitad del 2007. La audaz y desproporcionada actuación de Chávez frente a Uribe y al Estado colombiano, la cual se movió entre la diplomacia internacional (Sarkosy), los fuegos artificiales (Operación Enmanuel) y los fuegos reales (FARC), tenía un destino temerario. Esto es: nada menos que la sustitución del gobierno de Uribe por otro de transición que allane el camino a un régimen “bolivariano”. La reacción de la élite gobernante colombiana con el apoyo de los Estados Unidos a través del Plan Colombia, estaba direccionada hacia un escenario también temerario, del cual, lo ocurrido el 01 de marzo próximo pasado constituye apenas una primera señal dramática.

Esto encendió las alarmas en Brasilia. Tanto que se han esforzado sus líderes en desalojar a los EE.UU. fuera del espacio sudamericano, para que ahora Chávez, imprudente y torpemente, vaya a invocarlos de nuevo. Además, de haber degenerado la situación entre un Chávez audazmente desenfrenado y el gigante del Norte detrás de Colombia, el resultado no podría haber sido distinto al caos. Con una subregión inmersa en la anarquía Lula tendría que decirle adiós al espacio unificado sudamericano, adiós al crecimiento económico y quizás adiós al asiento permanente en el Consejo de Seguridad. Es por eso que Brasilia considera apresuradamente poner en práctica, para ayer, la idea de un Consejo de Seguridad Sudamericano. Según Brasilia, este organismo regional constituye una iniciativa absolutamente necesaria como mecanismo de prevención. Dicho Consejo, entre otros objetivos, estimularía la cooperación en el campo de la defensa entre los países sudamericanos.

La idea de Lula fue presentada a la Secretaria de Estado en su reciente visita a Brasil. La dama “imperial”, entre otros comentarios, dijo que los Estados Unidos no veían problema alguno en esa propuesta y confiaban en el liderazgo de Brasil. No obstante, lo que Condolezza seguramente debe haberle dicho a su par Celso Amorim, es que estaba ansiosa por conocer la fórmula mágica que el propuesto Consejo de Seguridad iba a utilizar para convencer al presidente Chávez a cooperar con otros países, discutir acciones conjuntas, coordinar la compra de material militar y definir una industria bélica común.

Algunos antecedentes alrededor del binomio Lula-Chávez alimentan las dudas de Condolezza sobre la eficacia del Consejo propuesto por Brasil, el cual podría terminar siendo un organismo “alcahuete” de Chávez. Por eso, con o sin Consejo de Seguridad Sudamericano, Washington no va a renunciar a las instancias del Consejo de Seguridad de la ONU y de otros organismos internacionales. Éstos, para los Estados Unidos, serían los escenarios adecuados para tratar el caso del presidente de Venezuela, si éste insistiera en elegir un camino minado en su actuación frente a Colombia y al Plan Colombia.

Elié Habalian

http://www.noticias24.com/actualidad/?p=12994

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