viernes, 14 de marzo de 2008

GOLIAT ASOMA SUS GARRAS


Nueve años ha tardado el presidente Hugo Chávez en obtener uno de sus más codiciados propósitos: convertirse en tema prioritario en la agenda del Departamento de Estado y del Pentágono. Una de sus mayores angustias – ser ignorado y/o despreciado por el presidente George W. Bush – comienza a encontrar satisfacción.

Por primera vez el Estado norteamericano en la voz de sus principales voceros e instituciones – el Comando Sur, el Departamento de Justicia, el Departamento de Estado y la Casa Blanca – vuelven su mirada con atención al “fenómeno Chávez” y deciden enfrentar lo que consideran una cuestión de sobrevivencia regional. La pesada maquinaria norteamericana, renuente a dejarse entorpecer por asuntos menores como un teniente coronel golpista, por folklórico y pintoresco que aparente ser, ha comenzado a girar en dirección al Caribe.

El teniente coronel puede darse por plenamente satisfecho: ya está en la mira del poderío imperial. Uno de sus más temibles portaaviones nucleares, el Harry S. Truman, se pasea frente a las costas de la zona, poniendo en entredicho con sus ochenta y cinco aviones de combate el recién adquirido potencial aéreo de procedencia soviética de que dispone la revolución bolivariana. La justicia norteamericana desnuda sus implicaciones en el lavado de dinero, el tráfico de drogas y el respaldo a las narcoguerrillas y el terrorismo. Goliat asoma sus garras.

Posiblemente no esté Hugo Chávez plenamente consciente del terreno que pisa provocando no sólo a los Estados Unidos, sino también a los países de la región y a la Unión Europea. Incluso a Cuba, preocupada por mejorar sus relaciones con los Estados Unidos e iniciar una transición que le permita reincorporarse con plenos derechos a la comunidad democrática de naciones. Incluyendo, desde luego, a la OEA. Pretender asumir la vieja estrategia castrista de cohesionar y galvanizar sus desconcertadas filas, en desbandada luego del fracaso electoral y plebiscitario del 2 de diciembre, provocando un enfrentamiento sin retorno con los Estados Unidos y convirtiéndolo en el tema prioritario de la sobrevivencia de su régimen, denota una crasa ignorancia de la verdadera correlación de fuerzas que se impone en nuestro país, al mismo tiempo que una desquiciada aventura que puede costarle su cabeza. Pues no es, como lo fuera en el caso cubano, una revolución la que se enfrenta al Imperio, sino un pésimo gobierno arrinconado entre la espada y la pared.

En cuanto a la situación interior: más se parece el gobierno de Hugo Chávez al de los últimos estertores de Isabelita Perón, que se extinguiera sin pena ni gloria empujado al abismo por una corrupción galopante y una ingobernabilidad aterradora, que al del Fidel Castro de Playa Girón. Y mientras Castro podía contar con la Unión Soviética, Chávez no cuenta con otro respaldo que el de Irán y Bielorrusia. Que hasta la Cuba de Raúl Castro comienza a tomar sus distancias.

Un caso de lamentable miopía política podría estar empujándolo al abismo. Será el único culpable. Dios ciega a quien quiere perderse. A Chávez, hoy por hoy, ni Diosdado Cabello la alquila las ganancias. Ya tiene marcada la señal del desastre en su frente. Que Dios lo pille confesado.


Antonio Sánchez García
http://www.noticias24.com/actualidad/?p=12830

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