lunes, 31 de marzo de 2008

Hugo Chávez comienza a asomarse al mismo abismo en el que cayera CAP



Impresionan los paralelismos: cada día que pasa Chávez se asemeja más y más al Pérez próximo a su defenestramiento. Si bien las comparaciones son odiosas. De estas sale muy mal parado el teniente coronel, verdadero general en jefe del Apocalipsis a que nos enfrentamos. Comparar los miles y miles de millones de dólares malversados, dilapidados, regalados y extraviados en los laberintos de la corruptela gubernamental de esta Quinta República con los exangües y escuálidos 17 millones de dólares que a Pérez le costaran la presidencia de la República, el enjuiciamiento y la cárcel es un verdadero despropósito. Si Pérez terminó en Los Teques cocinándose sus arepitas en un hornillo compartido con el policía Izaguirre, ¿dónde habrían de terminar Hugo Chávez y Diosdado Cabello que no se asemeje a la cárcel de Sadam Hussein o Milosevich?

Tampoco pueden compararse los pobres ingresos de que disfrutó el gobierno de CAP II con los seiscientos cincuenta mil millones de dólares de que ha disfrutado el teniente coronel en estos nueve años. Corresponden a la inaudita cifra de cincuenta veces la cantidad acordada por los Estados Unidos a la arrasada Alemania post hitleriana al término de la segunda guerra mundial. Con sólo 13 mil millones de dólares, la Alemania liberada pudo alzar el vuelo hasta convertirse en la potencia industrial y financiera que es hoy, a la cabeza del tercer emporio económico mundial, tras USA y China.

Con esa cantidad – ¡cincuenta planes Marshall! – cualquier gobierno medianamente sensato hubiera podido resolver en estos largos nueve años los graves problemas estructurales que nos aquejan: montar un importante fondo de reservas como para enfrentar los años de vacas flacas, potenciar el desarrollo industrial del país, dotándolo de un red de infraestructuras para situarlo al nivel de las potencias regionales como Chile, Brasil o México y resolver los cinco grandes males de nuestra vida como Nación: salud, educación, vivienda, seguridad y desempleo. Si el Perú, que no dispone de petróleo ni ingresos exorbitantes, ha dado un salto cualitativo de la mano del presidente Toledo hasta avanzar a los primeros lugares del desarrollo en América Latina, ¿por qué no ha podido un país que por poco se ahoga en su riqueza petrolera?

Y por eso y muchísimo más – presos políticos, prepotencia, corrupción y sordera – Hugo Chávez comienza a asomarse al mismo abismo en el que cayera su odiado antagonista. Hoy, un escándalo tapa otro escándalo. El estudiantado se alza contra los abusos del régimen. El pueblo le vuelve la espalda. Los medios lo aborrecen. Y las encuestas comienzan a mostrar la verdad de la milanesa: de tres venezolanos, dos quisieran librarse de él cuanto antes. Cómo y cuándo: he allí el problema. Unos exigen que sea por la vía electoral. Otros, mediante una gigantesca movilización popular. Ni unos ni otros quieren caer en cuenta que del cómo y del cuándo se ocupa la sabiduría de Dios, que es la sabiduría de la historia. Por ello: a enfrentar las elecciones con un ojo en las urnas y el otro en las calles. Votar y movilizar, ganar gobernaciones y alcaldías y apoderarse de las calles.

¿Quién dijo que las elecciones y la rebeldía son caminos excluyentes? Comprender el próximo proceso electoral en el marco de la grave crisis que vivimos y prepararse para cualquier contingencia: he allí lo que recomienda la sabiduría política. Honrémosla.


Por Antonio Sánchez García

http://www.noticias24.com/actualidad/?p=13159

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