La última vez fue el pasado 27 de febrero en un pequeño caserío en plena selva. El Diario HOY revela detalles del traslado de la ex candidata por los guerrilleros.
Pasado el mediodía de ese miércoles, cuando comenzó la fase final del operativo de liberación de los cuatro ex congresistas Gloria Polanco, Jorge Eduardo Géchem, Luis Eladio Pérez y Orlando Beltrán, en un sitio ubicado a tres horas del lugar de la entrega, los habitantes del caserío finalmente se enteraron qué ocurría.
A esa hora, 1:00 de la tarde, un grupo de guerrilleros llegó al puesto de salud. Llevaban consigo a Íngrid Betancourt, enferma de hepatitis B, visitaba ese puesto de salud.
Una fuente del lugar que habló con HOY asegura que el enfermero no ocultó su preocupación por la condición de salud de Íngrid Betancourt.
Agrega que a los guerrilleros les advirtieron que el tiempo para que la ex candidata presidencial recibiera atención especializada se estaba acabando y que en los puestos de salud de esa zona no había el personal ni los equipos necesarios para tratarla.
Luego de que el enfermero hizo lo que pudo para aliviar las dolencias de Íngrid Betancourt, los guerrilleros se volvieron a internar con ella en la selva.
El sacerdote Manuel Mancera dijo que ese mismo día, miércoles 27 de febrero, un guerrillero se le acercó en la misa que celebraba en La Paz (Guaviare) y le dijo: "Padre, por favor rece por Íngrid".
El padre Mancera contó que no en ese momento no cayó en cuenta de qué le estaba hablando el guerrillero y continúo con la eucaristía.
Sin embargo, al terminar la celebración, el sacerdote habló de nuevo con el guerrillero quien le repitió: "Padrecito, ore por nosotros y ore por Íngrid, porque está muy mal. Solo le digo que está muy mal".
No fue la primera vez
La intempestiva 'visita forzada' de Íngrid, ese miércoles 27 de febrero, al puesto de salud del caserío enclavado en medio de las selvas del Guaviare, estaba lejos de ser la primera.
En realidad, era la cuarta vez que los guerrilleros de las Farc, algunos de ellos realmente impresionados por el acelerado debilitamiento de la ex candidata, la llevaban ante el médico de turno.
Los baquianos dicen que en el grupo de subversivos, entre los que llegaron desde el lunes 25 para silenciar los radios de comunicación y decretar el 'acuartelamiento' de la población, había varias mujeres, pero que en total no eran más de 20.
De hecho, fueron unos ocho los que custodiaron durante cerca de una hora el puesto de salud en el que se atendió a Íngrid.
"Cuando la gente se empezó a acercar para ver y curiosear, ellos se 'emberracaron' y uno de ellos advirtió: 'al que siga noveleando, le vamos a dar plomo' ", narró a HOY uno de los campesinos.
Por eso, la gente que habita el caserío se alejó y esperó a que los guerrilleros e Íngrid salieran para volver a su cotidianidad.
Y es que, en las épocas de bonanza cocalera, el sitio se convierte en lugar de concentración de hasta 8.000 personas, cuyas vidas giran en torno a la base de coca.
Todo lo controlan las Farc
Los 'chichipatos' o intermediarios enviados por los capos de los carteles del narcotráfico llegan a comprar la droga y la pagan en efectivo, hasta 2.000 kilos de 'mercancía' (cocaína) en un solo viaje.
En la pequeña plaza del caserío el dinero circula a manos llenas y los delegados de las Farc, con pistola en mano, están listos para cobrar el gramaje o porcentaje: un millón de pesos por cada kilo negociado.
El que se atreva a 'coliar', es decir, no pagar el 'impuesto' a 'Tirofijo' y 'Jojoy', sella su destino: un tiro de gracia a quemarropa.
Sin embargo, ese día, 25 de febrero, no era época de bonanza cocalera y en el caserío no había más de mil personas. Las Farc incomunicaron a todos los habitantes del lugar.
Les ordenaron apagar los radios de comunicación, único medio de contacto con el exterior.
Los guerrilleros también prohibieron la circulación de lanchas de transporte y voladoras (lanchas rápidas) por el río y los caños de los alrededores.
El Tiempo, Colombia
http://www.eltiempo.com/politica/2008-03-28/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR-4046012.html
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