Ni por ahora, ni para siempre. Este ha sido un año difícil, un año de angustias, un año en el cual el presidente Chávez pulsó al extremo nuestra paciencia. Al final, ganó la reafirmación democrática, ganó la mayoría.
Pero, como el Presidente no ha leído bien el mensaje que con tinta indeleble le enviaron los meñiques de millones de venezolanos, el año que viene promete tener más de los mismos elementos. Por ello, por su empecinamiento y su locura, vamos a tener que seguir poniéndole freno a sus ansias totalitarias. Pero esta vez será mucho más fácil, la marea está contra él, el pueblo le perdió la confianza y ya no está dispuesto a entregarle un cheque en blanco.
En vez de conciliar para resolver los problemas, este hombre desde Miraflores, este ser mortal como todos –a diferencia de lo pretende ser– va a seguir con sus fantasías de inmortalidad y lo volveremos a parar.
Señor Presidente, por qué no acaba de comprender que salió derrotado, que cometió un gravísimo error al seguir a un Fidel Castro y sus consejos… la verdad es que hay amores que matan.
Ahora nos viene con el mismo eslogan de su golpe de Estado, su famoso “por ahora” que le regalaron en esa cadena televisiva luego de que se rindiera en 1992. Hoy nos tiene sembrado el país con ese viejo mensaje.
Le queremos decir presidente Chávez, que si bien su “por ahora” de hace 16 años sonaba a promesa para muchos, hoy esas mismas palabras las leemos como una amenaza inaceptable.Para lo que ha quedado usted Presidente, para repetir lo que más odia de su infancia: la amenaza sin razón por parte de sus mayores.
Entienda que el pueblo lo derrotó no sólo porque se cansó de sus promesas incumplidas, sino porque, más importante aún, supo vencer su miedo. Tuvo que perderle el miedo a sus regaños, a su intolerancia, a la violencia con la que nos amenaza y, en fin, el temor a todo lo nefasto de su discurso.
El pueblo, Presidente, le ha perdido el miedo y le aconseja que siga su ejemplo. Deje sus paranoias, pierda usted el miedo, porque ya estamos cansados de los supuestos magnicidios y de las conspiraciones del “imperio”. Esas paranoias, inyectadas con puro G2 cubano, sólo buscan hacerlo más débil para que siga a ciegas las instrucciones de La Habana.
El “por ahora” que nos quiere enchufar esta vez, huele a pura cocina cubana macerada con elixir del terror de cincuenta años de fidelismo. Le aconsejaron que buscara revivir el miedo que ya no le tiene su pueblo y se equivoca en obedecerlos.
Y es que, Presidente, a usted se le acabó el por ahora, ese por ahora es nuestro. Por ahora, le quedan cinco años para enderezar el entuerto en el cual ha sumido a nuestra patria.
Por ahora, dedíquese a gobernar y olvídese de desenterrar a Bolívar mientras enterramos a 17.000 muertos por violencia este año.
Por ahora, arme a sus batallones pero contra el hampa, aliste sus comandos para combatir la escasez, ordénele a sus soldados zamoranos que construyan viviendas.
Por ahora, Presidente, tiene tiempo para poner preso a unos cuantos corruptos de la ya internacionalmente famosa boliburguesía.
Por ahora, Presidente, tiene tiempo para liberar a los presos de conciencia, a Francisco Usón, Iván Simonovis, Lázaro Forero, Henry Vivas y a muchos otros que saldrán libres y serán sus verdugos de conciencia. Ni por ahora ni nunca más le creeremos ni le temeremos.
¿Por ahora?
de Ana Julia Jatar
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