Para Pedro Lastra, los últimos acontecimientos son tan graves que “no sería sorprendente despertar un día de estos con la noticia de que Chávez se encuentra en La Habana y ha decidido renunciar a la Presidencia de la República“.
Esta es su columna completa:
El deterioro provocado por los últimos acontecimientos ha adquirido una velocidad vertiginosa y sin precedentes en la historia de la democracia venezolana, creando una crisis tan profunda y explosiva sólo comparable con la que condujo a la vergonzosa huida del general Pérez Jiménez y a la estrepitosa caída de su dictadura hace cincuenta años. El prestigio de Hugo Chávez y su gobierno han comenzado a derrumbarse nacional e internacionalmente a tal extremo, que no sería sorprendente despertar un día de estos con la noticia de que Chávez se encuentra en La Habana y ha decidido renunciar para siempre no sólo a la presidencia de la república, sino a la nacionalidad misma. Muy serios estudios clínicos de su personalidad dan pie a pensar en una salida como la que intentara infructuosamente Fujimori, hoy condenado en una primera instancia a seis años de prisión en Lima. Su extremo y patológico narcisimo no resistirá la prueba del rechazo mundial que hoy enfrenta.
El País, de España, uno de los periódicos más serios, prestigiosos e influyentes de Europa trae hoy un reportaje sobre la colusión criminal de las FARC y el gobierno de Hugo Chávez en el negocio del tráfico internacional de la droga de tanta seriedad y tan sólidamente argumentado y documentado, que da pie a considerar que la detención de Noriega y su reclusión y condena en los Estados Unidos constituyen un hecho incomparablemente menor y más insignificante. Según los datos obtenidos por El País, Venezuela es responsable del control y distribución del 30% de la droga que circula actualmente por el mundo. Y cuando se dice Venezuela, se menciona a Hugo Chávez, a las autoridades de gobierno, a mandos altos, medios y bajos del ejército y la guardia nacional, y a autoridades aeroportuarias y de aduanas. Un escándalo de infinita y mayor trascendencia que el que hoy sacude al gobierno en referencia a su intervención en las campañas electorales de sus aliados.
Al caso del maletín, apenas una punta del ovillo de corruptelas, delitos y contrabandos en las relaciones entre gobiernos que amenaza con poner de manifiesto de profundizarse en las investigaciones – sin que hasta ahora la OEA ni ningún gobierno de la región hayan abierto la boca – se une ahora el del narcotráfico y el terrorismo. Y como si ello fuera poco, otro reportaje de un periódico español de gran tiraje y popularidad, El Mundo, desvela este domingo escandalosos entretelones de lo acontecido el 2 de diciembre. Llega a sostener dicho reportaje la insólita especie de que Hugo Chávez habría terminado por someterse al veredicto de las urnas por consejo directo de su mentor Fidel Castro, atemorizado por la decisión de las fuerzas armadas venezolanas de no respaldar la intención de volver a cometer un fraude al que Hugo Chávez empujaba histéricamente al atardecer del 2 de diciembre.
Según fuentes no reveladas a las que tuvo acceso El Mundo de España, el responsable del G-2 cubano en Venezuela – un tal “Alfredo”- le habría comunicado a Castro la amplia ventaja del NO al promediar la tarde y la disposición de las fuerzas armadas a no acompañar esta vez al teniente coronel en su decisión de imponer un resultado fraudulento, movilizando incluso unidades motorizadas y aéreas. Y negándose a reprimir las previsibles manifestaciones populares de torcerse el resultado electoral.
Todo ello configura un cuadro crítico de tal magnitud y una precariedad tan insostenible, que todo intento del gobierno por revertir la situación no constituye más que el inútil intento por salvarse del inminente naufragio. El problema para Chávez ya no es replantear la reforma constitucional, ni siquiera llegar al 2012. Es salvar lo poco de salvable que aún le queda hacia el futuro. De pronto, su renuncia le ahorraría a él mismo, a sus todavía leales y al país un pesado e irreparable sacrificio. De allí el consejo de este modesto columnista: renuncie, presidente.
RENUNCIE, PRESIDENTE
Pedro Lastra
Noticias24
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