lunes, 31 de diciembre de 2007

Antonini se habría mudado de domicilio: estaría escondido y custodiado


Antonini ya no viviría en el paraíso de Key Biscayne según un reportaje de hoy del diario argentino La Nación. Se cree que estaría en otra ciudad, escondido y con fuerte custodia policial.

Este es el reportaje de Gabriel Sued:

Antes de esconderse detrás del mar, el sol ilumina al ras el agua cristalina de los canales que atraviesan la isla y regala postales por donde se mire. El desfile de autos caros y excéntricos es permanente y hace que una Ferrari roja pase casi inadvertida. También es incesante el trajinar de chicos y mucamas con uniforme a bordo de carritos de golf.

De los que se instalan y viven en esta isla de Miami, entre quienes se cuentan ricos y famosos de varios países del mundo, son pocos los que aceptan dejarla. Una excepción parece ser el venezolano-norteamericano Guido Alejandro Antonini Wilson.

Aunque su paradero ya se ha convertido en otro de los misterios del caso de la valija, todos los que lo siguen aquí dan por descontado que él y su familia ya no viven en el departamento 311 del Ocean Club, una especie de barrio cerrado dentro del gran country que parece esta isla.

Un allegado de Antonini, al que contactó LA NACION, se niega confirmar la mudanza y reitera lo que el “valijero” había dicho a este diario la semana pasada: “Por ahora no va a hablar”.

En las oficinas de prensa del FBI y de la US Marshall, una especie de policía federal, dicen no saber del tema y piden que se reitere la consulta la semana próxima, luego de las fiestas de fin de año.

Antonini se convirtió en un famoso más de la isla desde agosto, cuando fue descubierto mientras intentaba entrar en la Argentina una valija con 800.000 dólares no declarados. Había llegado con funcionarios argentinos y venezolanos en un vuelo pagado por el gobierno de Néstor Kirchner.

Volvió a recluirse aquí apenas regresó de la Argentina, de donde partió un pedido de captura y una orden de extradición en su contra. De acuerdo con la investigación judicial abierta en Miami, a su llegada acordó colaborar con el FBI, que el 11 de diciembre terminó apresando a tres venezolanos y un uruguayo. Se los acusa de haber presionado al “valijero” para que ocultara que el dinero era un envío del gobierno de Hugo Chávez para la campaña de Cristina Kirchner.

Desde entonces, Antonini y su familia se mueven con estricta custodia, de por lo menos dos agentes.

Identificarse como periodista y preguntar por él en la garita de acceso del Ocean Club desata un inesperado operativo de seguridad. Uno de los guardias llama por handy al jefe del sector, que enseguida se acerca, a bordo de un carrito de golf. Antes de empezar a hablar, entrega una nota impresa, con el título de Requerimientos de la prensa sobre Alex Antonini . Allí se indica que, como resultado de la “reciente atención mediática” sobre Antonini, se solicita que todas las preguntas sean dirigidas a su abogada, “la única persona autorizada para hablar en nombre de Antonini y su familia”. Se aportan el nombre y los datos de la letrada.

El “valijero” contrató para la tarea a Theresa van Vliet, jefa del área de Lucha contra el Narcotráfico y consejera senior para litigios sobre corrupción y lavado de dinero del Departamento de Justicia durante la presidencia de Bill Clinton.

Mi cliente es inocente. Usted espere; ahora no podemos hablar“, había dicho a LA NACION la semana pasada. Durante los últimos días no atendió el teléfono ni respondió los correos electrónicos.

El guardia del Ocean Club que alcanza la nota no quiere dar detalles, pero llega a decir que hace varias semanas que no ve a Antonini.

El revuelo por la presencia de la prensa no termina allí. En menos de cinco minutos, llegan en fila cuatro autos de la policía. Una agente se acerca a los periodistas y, en buenos términos, explica que deben dejar liberado el acceso al country.

Justo enfrente del Ocean Club, cruzando la avenida Crandon Boulevard, está la cafetería Don Pan, de dueños venezolanos, donde Antonini solía desayunar casi todos los días. Los empleados del lugar aseguran que no lo conocen. Pero un hombre mayor de gorra y anteojos negros, que moja una medialuna en una enorme taza de café con leche, enseguida los desmiente: “Sí, él venía siempre por aquí. Yo no lo conozco, pero su mujer es amiga de mi hija. Nadaban juntas”.

Antonini no es el único vecino de la isla que se hizo famoso con el caso de la valija. Aquí también vivía, hasta que lo apresaron el 11 de diciembre, Franklin Durán Guerrero, uno de los venezolanos acusados por el escándalo de la valija. Su casa está a unas pocas cuadras del Ocean Club. Para llegar, hay que cruzar un par de canales, de donde se ven numerosos yates amarrados en pequeños muelles, ubicados en los fondos de las casas más costosas.

En el camino, está el terreno donde tenía su casa de invierno el presidente Richard Nixon y, justo al lado, el caserón donde acribillaban a Tony Montana, encarnado por Al Pacino, en la película Scarface .

En la casa de Durán, donde hasta hace poco solía estacionarse una Ferrari, no hay vigilancia especial. Pero los intentos por hablar con algún familiar del acusado también son infructuosos. “Todos se fueron a Venezuela“, asegura una mujer por el portero eléctrico.

Cae la tarde y se acerca un fin de año que, para algunos en esta isla, será inolvidable.

Gabriel Sued - La Nación - Argentina

http://www.noticias24.com/actualidad/?p=10779

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