jueves, 20 de diciembre de 2007

“El infierno que le espera en el 2008″


“No hay que ser mago ni adivinador para anticipar lo que sucederá durante el año que se le viene encima, con un deslave económico y social de consecuencias impredecibles. En enero los sectores populares se habrán gastado todos sus reales …” Lo comenta hoy Pedro Lastra.

Los sectores más lúcidos y conscientes de la oposición – y no nos referimos a los tres tristes tigres que al promediar la tarde del 2D ya andaban preparándose para aceptar el triunfo del SÍ – se andan preguntando qué hacer: si esperar a que el caudillo termine por derrumbarse solito y de la forma más estrepitosa imaginable, arrastrando consigo el mayor deslave político de nuestra historia o si adelantarse a los aconecimientos y evitar que nos empuje en el muy corto plazo al peor de los abismos: el de otro Caracazo. Esta vez ampliado al país entero, multiplicado a la enésima potencia y cuyos resultados empalidecerían hasta la caricatura al del 27-F que terminó abruptamente con la luna de miel de los electores con CAP II.

Por ello le recomiendan en el más elegante y discreto discurso posible que se deje de sueños megalomaníacos y viajes al inframundo. Se baje de esa nube de patéticas amenazas al imperio y gobierne. Porque esa es la triste y vergonzosa verdad del teniente coronel: a estas alturas nadie desea que salga por la fuerza, empujado por sus compañeros de armas. Para ganarse gratuitamente e injustamente un puesto de honor entre los mártires de la revolución. Lo instan a hacer lo único que podría salvarlo de la cárcel, el destierro o, incluso, la vengativa furia popular. Tomarse en serio el cargo para el que fue reelecto hace un año, olvidarse de doña Cristina, Evo Morales, Rafael Correa y Daniel Ortega, ocultar la imágen del Ché Guevara debajo del colchón, vender el armatoste presidencial que nos costara ochenta millones de dólares y echar de una vez por todas y para siempre sus delirantes sueños imperiales al tacho de la basura. Chao Fidel. Adiós federación venecubana. Poniéndose, por primera vez en su vida, a pensar de verdad en los pobres, a tomar en cuenta a las más de cien mil madres que lloran el asesinato de sus hijos, las decenas de miles de viudas que no tienen con qué alimentar a sus huérfanos y los millones de niños desasistidos, herencias todas ellas de su siniestro gobierno de casi una década, mientras distribuye maletines, regala refinerías, promete tuberías transoceánicas y compra bonos de gobiernos mafiosos a cambio de un palmetazo en la espalda y el derecho a hablar hasta por los codos en sus hemiciclos.

No hay que ser mago ni adivinador para anticipar lo que sucederá durante el año que se le viene encima, con un deslave económico y social de consecuencias impredecibles. En enero los sectores populares se habrán gastado todos sus reales. El modesto trabajador que está ganando medio millón de bolívares recibirá una paga de 500 bolívares. Los que todavía le son fieles tendrán que esperar sentados a que les lleguen sus cheques misioneros. A la inflación, perfectamente imaginable para enero y febrero en un 5% o más deberá sumársele “el redondeo” obligado por la nueva moneda. Como para coger palco.

Si a esa situación de por sí explosiva se le suman los graves desajustes fiscales y la falta de dinero contante y sonante para paliar las angustias populares, el callejón sin salida en que se encuentra PDVSA y el derrumbe de las misiones y otros mecanismos compensatorios, el cóctel no puede ser más explosivo. Agréguesele los graves escándalos internacionales, las acusaciones de narcotráfico y la colusión con el terrorismo, la pérdida de credibilidad y el derrumbe de los gobiernos aliados – ya algunos de los propios sandinistas piden la inhabilitación de Ortega por razones psiquiátricas y Lula corre en auxilio de Evo Morales – la perspectiva de un caracazo se hace cada día más aterradora. No será la primera vez que un lider venerado por las masas sea arrastrado por el lodazal de la historia. O se vea discretamente separado de la presidencia por un incontenible y clínico acceso de locura.

El crimen no paga. Algunos de sus cachorros ya están en la cárcel. Arrastrarán tarde o temprano a sus mayores, socios y jefes hoy en altos puestos de la administración pública – desde ministros, ex ministros y familiares del entorno hasta gobernadores, diputados y plumarios al servicio del régimen.

Gobierne, presidente. Es su única salida. Y deje a las osamentas y cenizas de Bolívar dormir la paz de los sepulcros. No vayan a levantarse y lo jalen de sus extremidades para llevárselo en volandas al infierno tan temido.

EL INFIERNO QUE LE ESPERA
Pedro Lastra
Noticias24

http://www.noticias24.com/actualidad/?p=10539

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