Las grabaciones en manos de la Fiscalía Federal y del FBI guardan otra explosiva revelación: un acusado afirma, según revela hoy La Nación, que hubo más valijas volando a la Argentina y que el envío solapado de “fondos adicionales” desde Venezuela fue mucho más amplio y comenzó antes que los US$ 800.000 decomisados en el aeroparque Jorge Newbery en la madrugada del 4 de agosto último.
El hombre que a estas alturas ya resulta una pesadilla para los gobiernos de la Argentina y Venezuela, el fiscal federal Thomas Mulvihill, fue otra vez el encargado de anunciarlo. Lo dijo en la primera audiencia, el miércoles 12, cuando el escándalo que rodea a Guido Alejandro Antonini Wilson irrumpió en Florida como un huracán con la detención de tres venezolanos, Franklin Durán, Carlos Kauffmann y Moisés Maionica, y un uruguayo, Rodolfo Wanseele, acusados de actuar como “agentes encubiertos” en Florida.
“Durán le advirtió a Antonini que los 800.000 dólares estaban dirigidos para la campaña, la campaña presidencial de la eventual ganadora de la elección argentina, Cristina de Kirchner. [Y] que fondos adicionales habían sido proveídos en esa campaña y que ambos gobiernos, los de Venezuela y de Argentina, estaban interesados en que él básicamente aceptara mantener callado el rol de Venezuela en ese financiamiento“, acusó Mulvihill.
Su afirmación pasó inadvertida en el fárrago del día, pero quedó registrada en la transcripción oficial que obtuvo LA NACION. Mulvihill le explicó al primer juez interviniente, Robert Dube, que los socios de Antonini, Durán y Kauffmann lo contactaron y que el primero le dijo que los dólares tenían como destino “la campaña presidencial de la eventual ganadora de la elección”, Cristina Fernández de Kirchner.
Mulvihill explicó entonces frente al estrado del juez que Durán fue grabado diciendo que “fondos adicionales habían sido proveídos en esa campaña”. Es decir que no hubo una maleta, sino varias, en ese o en anteriores viajes a la Argentina. Durán, Kauffmann y Antonini no estuvieron solos en la reunión grabada.
También participó el abogado venezolano Moisés Maionica. Ocurrió el 23 de agosto, en el restaurante Jackson Steakhouse de Fort Lauderdale, el mismo en el que Durán y Maionica fueron detenidos por agentes del FBI en el atardecer del 11 del actual.
Fue en esa reunión del 23 de agosto cuando “hablaron en detalle acerca de por qué esto [la supuesta verdad detrás del escándalo] debía permanecer callado”, detalló Mulvihill, que le adelantó al juez Dube que “hubo muchas más reuniones” y, por lo tanto, “muchas más grabaciones de audio fueron hechas” por el FBI. Pero fue en esa reunión, también, en que Durán amenazó a Antonini con que si no cooperaba con ellos, “la vida de [sus] hijas está en riesgo”.
Viajero frecuente
La posibilidad de los “fondos adicionales” era hasta ahora sólo una especulación. Desde el kirchnerismo, numerosas fuentes negaron ante la consulta de LA NACION que hubieran recibido dólares desde Venezuela. Algunos plantearon una cuestión de principios; otros optaron por afirmar que no eran “necesarios” para financiar su campaña electoral. Dos de ellos argumentaron que US$ 800.000 eran “muy poco” en una campaña.
Sólo Antonini, sin embargo, viajó seis veces a la Argentina entre marzo de 2006 y agosto de 2007. Todos sus pasos por Buenos Aires duraron unos pocos días y por lo menos dos podrían definirse como “viajes relámpago”, ya que sólo permaneció en el país unas pocas horas. Su única explicación oficial, hecha ante personal de la Aduana y de la Policía de Seguridad Aeroportuaria aquella madrugada del 4 de agosto, fue que los dólares de la maleta eran para completar una “operación inmobiliaria”.
Ya con sus ex socios detenidos, acusados de ser “agentes encubiertos de la República Bolivariana de Venezuela”, Antonini mostró una carta singular.
Contrató como abogada a la jefa del área de Lucha contra el Narcotráfico y consejera senior para litigios sobre corrupción y lavado de dinero del Departamento de Justicia durante la presidencia de Bill Clinton, Teresa van Vliet.
“El no sólo no sabía que el dinero estaba en el avión, sino que el dinero no era, de hecho, suyo”, comentó Van Vliet a The Miami Herald, en línea con lo que un día antes dijo a LA NACION: “Mi cliente es inocente. Usted espere, ahora no podemos hablar”.
No se sabe, sin embargo, ni Antonini jamás explicó, para qué viajó en agosto a la Argentina, ni tampoco el motivo de sus anteriores entradas en el país.
La legislación argentina no prohíbe la donación de fondos por parte de sujetos o entidades extranjeras a campañas electorales. Pero sí veda su recepción sin que medie una constancia explícita, es decir, sin declararla en los informes que cada equipo de campaña debe presentar ante la justicia electoral.
“La respuesta a todas las preguntas resultará abundantemente clara cuando el gobierno [por el fiscal Mulvihill] pueda presentar su caso”, prometió Van Vliet, lo que afirmó que surgirá de las conversaciones grabadas con los detenidos Durán, Kauffmann, Maionica y el prófugo, el supuesto agente del servicio de inteligencia venezolano, la Disip, Antonio José Canchica.
En otro artículo de Daniel Gallo, bajo el título Vuelos fantasma, aportes y fundaciones para Chávez el diario destaca como, en otras ocasiones, ha aparecido en Argentina dinero en efectivo de Chávez:
Hasta que Guido Alejandro Antonini Wilson se hizo famoso, los vuelos oficiales entre Caracas y Buenos Aires contaban con un puente aéreo habilitado en el que cualquier cosa podía transportarse. Por lo menos una vez por mes llegaban aviones privados desde Venezuela cuyos pasajeros ingresaban por la base militar de Aeroparque, donde la ausencia de escáneres dejaba un corredor abierto para el paso de valijas. Con ropa o dinero, nunca se sabrá. Pero la última noche en que llegó Antonini Wilson fue diferente. Su valija se topó con el escáner de la Policía de Seguridad Aeroportuaria y lo demás es historia conocida.
Esa madrugada no debía ser especial. Cuando el ahora arrepentido, los funcionarios argentinos y los venezolanos despegaron de Caracas el destino previsto era nuevamente la base militar de Aeroparque. Momentos antes de aterrizar, el piloto de Royal Air se enteró de que debía estacionar en la plataforma A, donde arriban los vuelos privados con aeronaves medianas. Un día después debía llegar al país el presidente Hugo Chávez, pero la avanzada de su comitiva ya ocupaba el lugar de estacionamiento de aviones oficiales. Sin espacio disponible, el vuelo de la valija fue directo a los rayos X.
El FBI informó que su investigación paralela apunta a que los casi US$ 800.000 encontrados estaban dirigidos a la campaña electoral kirchnerista. Los gobiernos argentino y venezolano reaccionaron con dureza. Negaron ese intercambio de favores. Pero la valija de Antonini Wilson no parece ser el único envío venezolano de divisas por canales informales. Quizá no al Gobierno, pero sí hay antecedentes de la irregular manipulación económica del chavismo en el país.
Fondos desconocidos
En dos oportunidades por lo menos el dinero de Chávez apareció en efectivo y sin explicaciones lógicas en la Argentina: la anticumbre de Mar del Plata, en 2005, y el acto en el estadio de Ferro, en marzo último. Es un secreto a voces entre los movimientos sociales que el gobierno chavista pagó por esos acontecimientos, tribunas en las que el líder bolivariano despotricó a gusto contra el presidente norteamericano, George W. Bush. En ambas ocasiones fue una organización la que se hizo cargo de los costos: la Fundación Madres de Plaza de Mayo.
Las únicas referencias que se dieron sobre el origen del dinero fue que lo había entregado Venezuela. En esas dos oportunidades los aviones venezolanos llegaron repetidamente con inmunidad diplomática. No resulta ilógico, entonces, pensar la forma en que se introdujo el dinero necesario para pagar los actos, situación que incluyó la logística propia de una tribuna política, pero también la movilización de miles de asistentes.
Más extraño resulta que a cargo de las finanzas de esa Fundación Madres de Plaza de Mayo quedó la ex ministra de Economía Felisa Miceli. No porque ésta se encuentre investigada por la aparición de una bolsa con dinero en su despacho, sino porque esa Fundación recibió importantes fondos desde la Casa Rosada, aportes que debían contar ineludiblemente con el visto bueno de la entonces ministra y hoy tesorera del dinero salido de las cuentas públicas.
Por lo menos en esas dos ocasiones, en Mar del Plata y en el estadio de Ferro, el dinero chavista llegó a manos de un grupo político muy cercano al Gobierno. En la última visita de Chávez hubo promesas de más apoyo económico desde Caracas para la Fundación Madres de Plaza de Mayo, especialmente para la construcción de viviendas en tres asentamientos de la Capital Federal que cuenta con un presupuesto de $ 32 millones otorgado por la anterior gestión de la ciudad de Buenos Aires.
http://www.noticias24.com/actualidad/?p=10532
Entre aviones fantasma, valijeros, agentes múltiples y fundaciones políticas, el capítulo local del chavismo tiene una estructura muy aceitada.
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