jueves, 20 de diciembre de 2007

Jurunga muertos


Cita:

"La historia enseña que las gangrenas políticas no se curan con paliativos". Simón Bolívar.


Tremendo regalo de Navidad el que nos dio Hugo Chávez: nada menos que anunciar que va a abrir el sarcófago de Simón Bolívar, porque él tiene dudas y quiere aclararlas jurungando los huesos del Padre de la Patria.

Chávez, un enjundioso académico de la Historia, de la Antropología, de la Medicina legal, de la Criminología y sobre todo, dueño y señor del Patrimonio Histórico y de las Arcas del Tesoro de Venezuela, ha ordenado una "investigación" que incluye la apertura de un sarcófago que tiene 150 años cerrado, porque a él le parece que esos restos pueden no ser los de Bolívar, porque a él le parece que Bolívar no murió de tuberculosis como lo dice su partida de defunción, porque a él le parece que los restos fueron mal manipulados, porque él necesita confirmar que las oligarquías y el imperio mataron a Simón Bolívar.

Vamos a estar claros: que el Presidente de la República se lance un discurso con documentos históricos, asome dudas razonables sobre ciertos pasajes históricos, es permisible.

Lo que es inaceptable es que lance al aire teorías de conspiración sin estar apoyado por estudiosos de la materia, pruebas históricas y especialmente con la aviesa y evidente intención de irritar y ofender a ciudadanos venezolanos y colombianos que aprecian a personajes históricos como Páez y Santander o que sencillamente no quieren que la historia que aprendida en los libros de texto sea tergiversada por un arribista político que quiere reescribirla.

La historieta peregrina de Chávez además trastorna los textos históricos de seis países. Lo que hizo el Presidente es lo que usualmente acostumbra: tomar la historia y torcerla a conveniencia para terminar echándole la culpa de todos sus males a las oligarquías (en este caso, la bogotana y la caraqueña) y por supuesto al imperio ("dos semanas antes de morir Bolívar había un barco americano anclado en Santa Marta").

La historia y eso lo sabemos quienes hemos pasado por una universidad y quienes son estudiosos de la misma, tiene muchas lecturas: están los hechos indiscutibles y las interpretaciones discutibles.

Lo que argumentó el Presidente Chávez en el Panteón fue solventado hace décadas: el cráneo autopsiado en el Panteón de los Bolívar en la Catedral se determinó que pertenece a una mujer; el mal estado de los huesos del Libertador es ocasionado por la humedad que penetró el sarcófago en la cripta de la Catedral de Santa Marta; Bolívar estuvo lúcido hasta 24 horas de su muerte; el Libertador venía padeciendo desde hace años trastornos de salud, reportados por aluviones de documentos y sustentado en numerosos diagnósticos médicos.

Si el Presidente tiene dudas, está en su derecho de manifestarlo, pero lo que es inadmisible es la utilización de una versión personalísima de la historia para tomar unilateralmente decisiones tan extremas como la apertura del sarcófago de Bolívar.

Seguramente si algún Presidente por su cuenta y riesgo, ordenara abrir la tumba de Abraham Lincoln o de Napoleón Bonaparte, el escándalo sería mayúsculo e inmediatamente operarían los mecanismos institucionales para impedir que la voluntad de un solo hombre pisotee la historia del país.

Porque yo pregunto, øquien carajo le dio permiso a Chávez para disponer de un patrimonio universal como Simón Bolívar? La destrucción de las instituciones democráticas ya ha ocasionado que el Presidente disponga libremente y sin rendir cuentas de los recursos del país, pero esa dependencia de los poderes no va a ser suficiente para permitirle hacer lo que le venga en gana con Venezuela, con su historia y con sus próceres.

Ya los venezolanos están reaccionando indignados ante las pretensiones de Chávez de manosear los restos de Bolívar y hasta se ha llegado a murmurar sobre ritos secretos, cosas de magia negra por demás ridículas, porque si lo de los babalaos, el vudú y otras brujerías funcionara, Africa y América Latina serían el primer mundo. La intención real de abrir la tumba de Bolívar podría responder a intereses muy diferentes al de hallar una verdad histórica.

Podría ser uno de los acostumbrados trapos rojos para distraer la atención sobre los verdaderos problemas del país, como por ejemplo, la inseguridad que cobra la vida de 100 venezolanos todas las semanas. O el deslave del chavismo, con el acuchillamiento de los que presumen culpables de la debacle del 2-D. O también puede ser una vía para buscar razones para entrar en conflicto bélico con Colombia.

La cara del embajador colombiano era de piedra cuando Chávez hablaba de los traidores colombianos, de los traidores santanderianos, de la traidora oligarquía bogotana. "Traidores fueron y traidores serán", dijo el Presidente, en abierta ofensa hacia la historia colombiana y hacia Colombia, la hija dilecta de Bolívar.

Y en su frente de batalla favorito, denunció al imperio y nuevamente le hizo advertencias sobre una presunta invasión. Tal vez ignora que el submarino insignia de la armada norteamericana es el USS Simón Bolívar, cuyo escudo es el blasón de la familia Bolívar, un signo más de la admiración de Estados Unidos por este gran hombre cuyo nombre es utilizado para atropellar y someter al pueblo que él libertó.

Después de que un tirano como Fidel Castro, violador de derechos humanos, responsable de la muerte de cientos de miles de cubanos, sobó la espada del Libertador, Bolívar ha sido rebajado a los patios de bolas, sancochos y aquelarres donde se desenvuelve esta gente que profana la memoria del Libertador como ahora quiere profanar su tumba.

Sea cual sea su intención al dárselas de CSI Sabaneta, Chávez y su gobierno, que no han podido averiguar quién mató a Danilo Anderson o de dónde provienen los dólares que viajan en maletas de funcionarios venezolanos al exterior, difícilmente van a averiguar lo que pasó con Simón Bolívar.

Así que siguiendo el consejo que él mismo dio a la oposición el 3-D, "deje quieto lo que está quieto". Dedíquese a atender los verdaderos problemas de su país, arregle primero su casa antes de arreglar la de otros, empéñese en planes sustentables de desarrollo en educación, vivienda, salud, que los venezolanos quieren que usted se ocupe de esos problemas, que para eso lo eligieron y no para jurungar muertos. Intente, aunque sea por primera vez en ocho años, darnos una Navidad en paz.

Aquí entre nos

2007 ha sido un año vapuleado por malas noticias, como la escasez, la corrupción y la inseguridad. Pero por muy buenas, como que hay alguien capaz de mandar a callar al que les conté o que la mayoría del país votó por no tener un país socialista. Para el próximo año tendremos una nueva moneda, no tan fuerte como la promocionan y tenemos una nueva hora.

Con la luz de la esperanza ya encendida, esperamos que el 2008 nos traiga de verdad paz y prosperidad. Esta columna regresará en enero. Mis mejores deseos porque el Niño Dios les inunde bienaventuranzas. Hasta el próximo año.

Charito Rojas

http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=313072

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