lunes, 30 de junio de 2008

GLORIA A ESPAÑA


GLORIA A ESPAÑA
Antonio Sánchez García


Emociona profundamente desde este lado del Atlántico ver triunfar a España en el más importante certamen de fútbol europeo. Emociona por muchas razones: por su ejemplar comportamiento deportivo, por su entereza moral, por su dignidad. Pero emociona sobre todo por verla derrochar sabiduría futbolística, seguridad en sus propias potencialidades, certidumbre de grandeza.

Terminó el certamen invicta, habiendo derrotado a Italia tras 88 años de penitencia, habiendo vencido en dos ocasiones y de la manera más contundente a Rusia – que acababa de darle una paliza al favorito, Holanda – y demostrando ante el gran team alemán su confianza en si misma. Pudo haber ampliado el score, y lo hubiera merecido. No desfalleció un segundo. Ni dejó de disfrutar del fútbol: disciplina de alto rendimiento, coraje y entrega. Pero sobre todo un deporte que requiere amor a la camiseta y pasión por el juego.

Fue emocionante, además, ver en la tribuna a la canciller alemana Angela Merkel y al presidente de España Rodríguez Zapatero. Democracia pura. Política y deporte sin intromisiones ni aprovechamientos espurios. Como fue emocionante ver el abrazo fraterno con que se fundieron el Rey Juan Carlos e Iker Casillas. Una fiesta de comienzo a fin. Con la tristeza de los vencidos, pero sin la soberbia ni la prepotencia de los vencedores. La pureza del deporte en su más prístina expresión.

Que me perdonen quienes quisieran no sacar conclusiones políticas de este maravilloso evento, pero es obligatorio mencionarlo. Se cumple en momentos en que Europa disfruta de la mayor cuota de libertades jamás vivida. Cuando la prosperidad corona sus esfuerzos y el trabajo, la disciplina y la solidaridad rinden sus mejores frutos. Cuando es un modelo de sociedad.

Estuvo España por encima de las grandes potencias futbolísticas europeas: Alemania, Francia e Italia. Y por primera vez en décadas asoma garra, fortaleza y capacidad como para aspirar a coronarse campeón mundial.

No puedo concluir sin una nota de tristeza: ¡qué pena que Venezuela no pueda disfrutar de sus campeones como España de los suyos: en concordia, fraternalmente, sin odios ni rencores! ¡Qué pena que la mentira, el aprovechamiento y la ambición aplasten la grandeza innata de un pueblo generoso, humillado y ofendido! ¡Qué pena que estemos cruelmente divididos y sometidos a tiempos tristes y tenebrosos por la delirante ambición de un autócrata!

Dios nos ayude a recuperar la alegría que tuviéramos en el pasado. Y podamos disfrutar en un día no tan lejano de las alegrías que hoy saborean nuestros hermanos españoles. A ellos, a la colonia española, sacrificada y trabajadora, nuestras felicitaciones.

Se lo merece.


http://www.noticias24.com/actualidad/?p=15579

1 comentario:

Lienzo tierra dijo...

Pues desde España, muchas gracias. Y creo que hablo en nombre de todos. Lo hemos disfrutado mucho.

Un abrazo para Venezuela, ojalá lo puedan disfrutar también ustedes pronto.