Todas las irregularidades que han estado presentes en cada uno de los eventos electorales promovidos por el régimen bolivariano se repitieron en las elecciones internas del PSUV. Una disonancia que algunos opositores se niegan a ver o a oír.
Del único triunfo electoral de la oposición, el referendo del pasado 2 de diciembre, aún no se conocen los resultados.
Un hecho sin precedentes incluso en Zimbabue, a pesar de un retraso de dos meses. Los rectores, sin excepción, se ofenden ante cualquier reclamo sobre los resultados como si el tema escapara de su competencia.
Entretanto, la mayoría de los dirigentes de la oposición se hacen los desentendidos con este funesto precedente y sólo se ocupan de protestar las inhabilitaciones políticas, como si esto fuera lo único que perturba el equilibrio que garantizan la Constitución y las leyes.
Ni siquiera esta farsa de las elecciones del PSUV llama la atención de algunos dirigentes opositores para reclamar condiciones electorales de equidad. La costumbre de participar en este descarado ambiente de ventajismo y una arrogancia extrema les ha hecho creer que una avalancha de votos a favor de los candidatos de la oposición hará, como en el referendo, admitir la derrota, aunque no se ofrezcan resultados finales.
Los disparates
A pesar de estos antecedentes la oposición celebra las rectificaciones del presidente Chávez como si se tratara de elecciones en cantones suizos. El ambiente triunfalista de la oposición evoca los preludios del referendo revocatorio de agosto de 2004 con las firmas rechazadas, la lista de Tascón y la ingenua subestimación del desequilibrado árbitro electoral.
Los que le atribuyen a los retrocesos del presidente Chávez un valor estratégico como resultado de presiones olvidan que en lo sustancial no ha retrocedido ni un centímetro. El referendo no ha tenido el más mínimo efecto en su intención reeleccionista y en el ensamblaje de una anacrónica estructura socialista que no se ha tomado la molestia de ocultar o diferir. Todo lo contrario, se la enrostra al país a cada momento mientras su entorno anuncia una inevitable reforma para su reelección indefinida con insolencia.
¿Significa esto recular? Cualquiera que se tome la molestia de encontrar coherencia en las posiciones políticas o ideológicas del presidente Chávez se pierde en un laberinto sin salida. Lo más próximo a una línea estratégica de su acción política es el zigzagueo que algunos confunden con recular. No hay tal. Chávez no retrocede, zigzaguea. Como un convoy de buques mercantes de la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico, zigzaguea para evitar que los submarinos tracen su trayectoria que facilitaría torpedearlo. No obstante, basta observarlo por un tiempo para identificar el patrón de su curso y destino; una reelección legitimada en unas carnestolendas electorales sin cambiar un ápice las condiciones de obscena desigualdad.
El zigzag
En otro plano le hemos oído hablar por años de la amenaza de suspensión de los suministros petroleros a EE UU. Las pocas veces que los gringos la tomaron en serio, de inmediato un ministro intervino para contradecirlo sin ninguna consecuencia.
En una ocasión fue el canciller Alí Rodríguez quien hubo de aclarar: “No hemos emprendido ninguna acción que afecte intereses reales de Estados Unidos”. Cuando algunos despistados legisladores de EE UU pensaron que Chávez hablaba en serio al amenazar a las petroleras de expulsarlas del país, el ministro Rafael Ramírez se encargó de declarar a Petroleum Intelligence Weekly que, “por nada del mundo quería que abandonaran a Venezuela”. “We just want to do good business here” dijo.
Otro zigzagueo que ha impresionado a nacionales y extranjeros como un supuesto retroceso ha sido su declaración de que la guerrilla en América Latina “está fuera de orden”, después de haber expresado por todos los medios su frustración por no haber sido guerrillero. Después de Fidel Castro, su invocación onírica más frecuente ha sido el Che Guevara.
El presidente Chávez, para bien o para mal, es un hombre intemperante, impulsivo, impredecible y mercurial que sólo recula cuando está en juego su seguridad personal. Esta personalidad de Chávez encaja en la descripción que hace Daniel Yergin, en su fabulosa ordalía de la historia del petróleo (THE PRIZE - The Epic Quest for Oil, Money & Power) del socialista y antiimperialista, Mohammed Mossadegh, primer ministro iraní designado por el Majlis (Parlamento) en abril de 1951, depuesto por un complot del MI6 y la CIA.
“Mossadegh” –asegura Yergin- “decía cualquier cosa que le sirviera a su conveniencia política del momento, sin importarle cuán exagerada, cómica o farsante pudiera lucir. No había aseveración, por muy seria que expresara, que no fuera más tarde modificada o cambiada, con un chiste o una burla, o simplemente repudiada por otra más conveniente”.
“Mossadegh”, solía decir el secretario de Estado, Dean Acheson, ”era un gran actor y un apostador político arriesgado”.
¿Chávez recula o zigzaguea?
Orlando Ochoa Terán
Quinto Día
http://www.noticias24.com/actualidad/?p=15208
Por qué Chávez rompió con las FARC
No parecían cosas de Chávez, pero lo dijo por todo el cañón: la guerrilla y las FARC pasaron de moda en América latina y el mundo, y si a la primera le toca desaparecer como forma de lucha, a la segunda no le queda otro camino que disolverse y empezar a transitar las vías legales, electorales y democráticas.
Confesión, tanto más sorprendente, cuanto que venía del mismo “revolucionario” que en diciembre pasado había pedido el status de beligerancia para la organización guerrillera, que habló de reunirse con Marulanda para discutir las nuevas fronteras del subcontinente, y a principios de marzo guardó un minuto de silencio en honor del comandante, Raúl Reyes, muerto en territorio ecuatoriano durante un ataque del Ejército neogranadino.
Pero hubo más, mucho más: Chávez se involucró abusivamente en la política interna de Colombia al instalar en la cancillería venezolana y el palacio de Miraflores a miembros del secretariado de las FARC como el jefe de Bloque del Noroeste, Iván Márquez, convertir a la senadora Piedad Córdoba en una portavoz oficial de su gobierno en las negociaciones para el logro de un canje humanitario y auspiciar un intenso tráfico para que guerrilleros, agentes de inteligencia y representante de las FARC no hicieran distinciones entre el territorio nacional y el del vecino país.
Recordemos que hubo un momento en que llegó tan lejos en esta dirección, que el propio presidente Uribe le recriminó públicamente que se comunicaba, o intentaba comunicarse, vía celular, con los generales, Freddy Padilla y Mario Montoya, comandante de las Fuerzas Militares el primero, y comandante del Ejército el segundo, “para alebrestarlos”.
“Venezuela limita al suroeste y al noroeste, no con el estado colombiano, sino con las fuerzas insurgentes de Colombia, que tienen otro Estado, que tienen leyes propias, que las aplican y las hacen cumplir”, dijo el 4 de febrero pasado con motivo del 16 aniversario de la intentona golpista que dio inicio a su carrera política y, conteste con ello, proclamó su voluntad de establecer una alianza política y militar con las fuerzas que comandaba Marulanda con miras a derrocar al gobierno del antioqueño, expulsar a los imperialistas yanquis de Colombia, y llevar a cabo una revolución socialista siglo XXI que condujera, a su vez, a la restauración de la Gran Colombia,
Delirio que alcanzó el paroxismo cuando, muerto, Raúl Reyes, en la frontera colombo-ecuatoriana, Chávez y su aliado de aquel momento, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, acusaron a Uribe de violar la soberanía de ese país, lo denunciaron ante la OEA con miras condenar su gobierno y expresaron su decisión de remover cielo y tierra si no se les ofrecían “satisfacciones”.
Y para revelar que no hablaba en broma, Chávez, ordenó que hasta 10 batallones del ejercito venezolano se movilizaran hacia la frontera en previsión, tanto de que Venezuela pudiera ser objeto de un ataque similar, como que de la escalada de insultos, denuncias, ataques y agresiones se pasara a un rompimiento de hostilidades.
Las preguntas son: ¿Qué ocurrió para que a 6 meses de iniciada la crisis -y mientras parecía difícil una solución definitiva y se alejaba la perspectiva de una normalización de relaciones-, el revolucionario bolivariano cruzara la raya y sostuviera urbi et orbi que la guerrilla ya no es viable y que las FARC deben disolverse para integrarse a la vida democrática, electoral y civil?
¿Qué lo llevó a concluir en forma tardía, pero concluir al fin -y después de comprometerse en el apoyo a una organización terrorista acusada de crímenes contra la humanidad, y con la cual planeó derrocar al gobierno de Uribe, expulsar al imperialismo de Colombia, construir el socialismo y restaurar la Gran Colombia- que se trataba de una alianza poco menos que inútil, costosa y en dirección contraria a la revolución colombiana y venezolana, sin futuro, y por tanto, condenada a ser derrotada o extinguirse?
¿Fue Chávez engañado por las FARC, lo manipuló y trasquiló a cambio de nada, lo trajinó a sus anchas en el tema de la liberación de los rehenes que Chávez tanto necesitaba para ampliar su influencia en el continente, aspirar al Premio Nóbel de la Paz y demostrar que pasaba a ser un factor indesechable en la solución de los grandes problemas continentales y mundiales?
¿Se le ocultó información en lo relativo a la verdadera situación política y militar de las FARC, y que, no era solo que no podía plantearse objetivos para la toma del poder, sino que estaba a punto de sufrir traumáticas y demoledoras derrotas?
Incógnitas, más que preguntas, que no se resolverán desde un solo ángulo, y que necesitan más tiempo y nuevos datos para permitirnos salir del laberinto de las relaciones Chávez-Uribe primero, y de las relaciones Chávez-Marulanda después.
Y que en muchos sentidos se condicionan, pues sin Chávez es posible que el fin de la tragedia colombiana se hubiera retardado, sin Marulanda lo más seguro es que Uribe no hubiera sido electo para un segundo período, y sin Uribe, Marulanda no estaría muerto, ni Chávez experimentando una reducción dramática de su influencia internacional y el riesgo de verla reducida aun más en el ámbito venezolano, por cuanto se da por descontado que perderá las elecciones para alcaldes y gobernadores de noviembre próximo.
Lo cierto, sin embargo, es que el primer retroceso de Chávez fue durante la XX Asamblea del Grupo de Río en Santo Domingo, República Dominicana, cuando el presidente, Leonel Fernández, propuso una resolución para que los países en conflicto, Venezuela, Ecuador y Colombia, iniciaran conversaciones para liquidar sus diferencias y volvieran a las relaciones normales de siempre.
Y el primero en acoger, celebrar y firmar la resolución fue, Chávez, quien, aparte de correr a abrazarse con Uribe, pasó a convertirse en un campeón del esfuerzo para que el subcontinente regresara a la agenda política y económica de rutina.
Exaltación que, cómo se produjo en circunstancias en que Uribe estaba amenazando con denunciar a Chávez en la Corte Penal Internacional por “complicidad con un grupo terrorista”, en tanto se daban a conocer los archivos encontrados en el computador de Raúl Reyes, dio lugar a la especie de que el cambiazo del líder bolivariano vino por la vía de ganarse a Uribe para que suspendiera la acusación y congelara lo relativo a la publicación de unos documentos que ponían en evidencia sus planes últimos y estratégicos con relación a Venezuela. Colombia, los Estados Unidos, la revolución y el continente.
Una hipótesis que se vio desmentida por el hecho de que, si bien Uribe retiró la acusación del Tribunal de La Haya, ha continuado publicando los archivos, y sin que Chávez lo haya tomado como pretexto para romper y reenfrentar a su par colombiano.
Pero lo más significativo, es que el tema de las computadoras, no ha restringido a Chávez en su reacercamiento a Uribe y su distanciamiento de las FARC, como acaba de revelarse con el consejo a favor de la disolución de la organización guerrillera y el anuncio de que los presidentes se reunirán a más tardar en julio próximo.
Todo lo cual obliga a pensar que fueron otras las causas del cambiazo y que las mismas podrían encontrarse en el convencimiento de Chávez de que las FARC no tienen vida mientras Uribe esté en el poder, de que en efecto las está derrotando, que han perdido toda capacidad operativa e importancia estratégica y lo que queda es ayudarlas a bien morir.
Para corroborarlo, lo que sucedió durante los meses en que Chávez decidió apostar con todo a la guerrilla, pero sin que pudiera evitar la muerte de 5 de sus más importantes comandantes( Raúl Reyes, el Negro Acacio, Iván Ríos, Martín Caballero y Jota Jota), la prisión o deserción de otros tantos de sus jefes como la comandante Karina y Martín Sombra y la presión y hostigamiento del ejército contra algunos frente que harán inevitable la caída de Alfonso Cano, Grannobles y el Mono Jojoy en cuestión de meses, si no de semanas.
De modo que el momento no estaría indicando sino que sonó la hora de acercarse y apoyar a la izquierda civilista, democrática y electoral colombiana, la que se agrupa en el Polo Democrático Alternativo que encabezan líderes como el alcalde mayor de Bogotá, Samuel Moreno Rojas, el exalcalde, Luís Eduardo Garzón, el excandidato presidencial, Carlos Gaviria Díaz, los parlamentarios Gustavo Petro y Germán Reyes, y el gobernador Antonio Navarro Wolf, que se confiesan chavistas por cuanto dicen que el venezolano abrió el camino para que la izquierda tomara democráticamente el poder y se preparan a luchar en las próximas elecciones para cerrar el paso al continuismo de Uribe.
Y que antes de Chávez la semana pasada, dicen que los tiempos de las FARC ya pasaron, que obstaculizan el ascenso al poder de la auténtica izquierda colombiana, y deben, por tanto, disolverse, civilizarse y convertirse en un partido político.
De modo que, al alejarse de las FARC, no es que Chávez está renunciando a involucrarse en los asuntos internos de Colombia, sino que se dispone a hacerlo con otros pretextos, otras acciones y otros aliados.
Mientras tanto, encuentra tiempo para empeñarse en una nueva guerra interna, nacional: la de derrotar a la oposición en las elecciones de noviembre.
Ojalá esta sea su última derrota antes de abandonar el poder.
Por qué Chávez rompió con las FARC
Manuel Malaver
La Razón
Operativo mafioso
Valijagate: falsos policías armados quisieron entrar en la casa de UbertiDos personas armadas, que se hicieron pasar por agentes federales, intentaron ingresar, en la madrugada del miércoles 4 de junio, al departamento del único ex funcionario de la gestión K imputado en la causa de la valija de los 800.000 dólares. Tras el episodio le pidió a Néstor Kirchner por su vida.
“Tengo miedo de que me maten”, le habría confesado al ex presidente Néstor Kirchner. Nadie que no tema por su vida pide tener custodia. Claudio Uberti, el único ex funcionario de la gestión de Kirchner involucrado e imputado en el famoso escándalo del Valijagate, no tiene un guardaespaldas, sino cuatro, a partir del miércoles 4 de junio. Dos de ellos lo siguen a donde vaya y a la distancia, de la manera más disimulada posible.Todos los miedos del hombre que autorizó a subir al enigmático venezolano Antonini Wilson al vuelo rentado por la empresa estatal Enarsa se sumaron de golpe cuando dos personas intentaron ingresar a su domicilio de Avenida del Libertador 3050, identificándose como integrantes de la Policía Federal y diciendo que tenían una orden de allanamiento. Faltaban minutos para las 4.30 de la madrugada y el empleado de la agencia de seguridad privada contratada por el edificio no les creyó.
El vigilador se percató de que las intenciones de los dos supuestos policías no eran buenas cuando uno de ellos abrió su campera para mostrarle la pistola que llevaba en su sobaquera. Indudablemente, esa no era la orden de allanamiento y no permitió que los desconocidos subieran al departamento que Uberti tiene en el piso 11 del lujoso edificio y donde vive junto a sus dos hijos: Florencia y Federico.
El confuso episodio se produjo durante la madrugada del miércoles 4 de junio; en ese momento el ex director del Organo de Control de Concesiones Viales (Occovi) se encontraba durmiendo. Cuando se enteró de lo sucedido, bajó y se encontró con policías de la comisaría de la zona, que había sido alertada de lo sucedido por el vigilador del edificio.
El martes 3 Uberti se acostó tarde. Había estado hasta altas horas de la noche en el estudio de su abogado, Diego Pirota, ultimando los detalles de la sorpresiva declaración indagatoria que planeaba dar al otro día en la Justicia.
Por la mañana, antes de partir hacia los tribunales de la Avenida de los Inmigrantes, Uberti se comunicó con Néstor Kirchner para comentarle lo que sucedió durante la madrugada. “Tenés que hacer algo, me quieren matar”, le habría dicho Uberti al ex presidente según le confirmó a PERFIL una fuente con acceso al entorno de Kirchner.
El recorrido de llamadas no terminó ahí. Después de hablar con Uberti, Kirchner se comunicó con el segundo de la Secretaría de Inteligencia (SIDE), Francisco “Paco” Larcher, para que “averiguara qué estaba pasando”, agregó la misma fuente.
Tras la tranquilidad de haber hablado con el ex presidente, Uberti se encontró con su abogado para ir a los Tribunales. El ex titular del Occovi se presentó de forma espontánea ante el juez Penal Económico Daniel Petrone y se prestó a que la fiscal María Luz Rivas Diez le tome declaración indagatoria. Uberti no agregó nada nuevo a lo que dice el gordo expediente donde está volcada la investigación del caso de la valija con 800 mil dólares que Antonini Wilson intentó ingresar ilegalmente al país durante la madrugada del sábado 4 de agosto de 2007.
Ruidos en la línea. Uberti comenzó a sentirse preocupado cuando un informe reservado de la SIDE llegó a algunos medios de comunicación. El documento es sólo una escama del gigantesco cuerpo del expediente de la causa, y fue esa la única parte que llegó a preocupar a la defensa del ex funcionario K.
El informe detalla las llamadas que realizó Uberti durante y después del escándalo de la valija. El martes 7 de agosto el ex titular del Occovi recibió tres llamadas de un celular que está a nombre del director de Operaciones de la SIDE, Antonio Horacio Stiuso. Ese dato molestó más que los llamados que él mismo realizó a la Quinta de Olivos. Las quejas llegaron hasta el despacho del juez Petrone.
Nadie sabe si lo que ocurrió en el edificio de Avenida del Libertador 3050 fue un vulgar intento de robo, un sugestivo apriete, un frustrado secuestro, o una tentativa de homicidio. Todas esas fichas están en el tablero de Uberti.
Un reputado vecino del edificio, uno de los hombres que ahora hacen custodia en ese lugar, y una exclusiva fuente allegada al matrimonio K confirmaron a PERFIL lo que sucedió durante la madrugada en que dos personas intentaron subir al piso 11 para ingresar al departamento del hombre que manejaba la letra chica de los negocios energéticos entre Argentina y Venezuela.
“Desde que pasó lo de ese tal Antonini por acá aparece cada uno... Hay muchas cosas raras. Hay periodistas, policías de civil, gente de seguridad que no es del edificio; encima ahora me vengo a enterar de que intentó entrar gente armada”, se quejó el jueves por la noche uno de los vecinos de Uberti, mientras tomaba un café en la confitería que se encuentra al lado del custodiado edificio.
Con el frío de la noche, los custodios de Uberti se acuchan en un automóvil para tomar mate y estar atentos a lo que sucede en la cuadra. Mientras tanto, un policía de uniforme se pasea por la manzana.
Una fuente allegada a Uberti juró en reiteradas oportunidades a PERFIL que “no pasó nada de eso”. También aseguró que el ex funcionario “camina solo por la calle porque no tiene que tenerle miedo a nada”, aunque después dejó entrever que “pudo haber sido un hecho ordinario, una puta casualidad, un intento de robo común. Pero no hay ninguna razón para que Uberti tenga custodia”. También pudieron haber sido casualidad las fotos que tomó este diario el viernes a la mañana en la puerta de su domicilio. En la primera se lo ve a Uberti acompañado por un custodio dentro de su camioneta, y en la segunda se observa a dos integrantes de la Policía Federal vestidos de civil en la puerta del edificio.
Semanario Perfil, Argentina
http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0268/articulo.php?art=7892&ed=0268#sigue
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