jueves, 5 de junio de 2008

'Cano' deberá decidir si sigue en la guerra o si le apuesta a la paz


Durante los diálogos de paz del Caguán quedó claro que 'Alfonso Cano' sería el sucesor de 'Manuel Marulanda', quien le consultaba todas sus decisiones. Foto: Archivo Cambio

ANOCHE LA 'CONVERSA' con el camarada 'Manuel' fue bastante dura pero creo que hemos podido avanzar un poquito", les dijo 'Alfonso Cano' a los periodistas reunidos en el Centro Vocacional La Trinidad en Tlaxcala, México. Fue en 1992, cuando las Farc, el Eln y el Epl conformaban la Coordinadora Nacional Guerrillera y habían decidido apostarle a la negociación con el gobierno de César Gaviria, luego del exterminio de la Unión Patriótica, el grupo político que surgió como resultado de los diálogos con la administración de Belisario Betancur en 1984.

Las conversaciones de 'Tirofijo' con quien entonces encabezaba el grupo de los negociadores de la organización guerrillera y del que también hacían parte 'Iván Márquez' y 'Pablo Catatumbo', eran una especie de ritual que se repetía todas las noches desde las 8:00 p.m. hasta la madrugada. En el curso de ellas 'Cano' no solo reportaba los avances y retrocesos de la negociación, sino que discutía con 'Marulanda' sobre los alcances de las propuestas gubernamentales y las concesiones que podría hacer la guerrilla para llegar a un acuerdo de paz. "El camarada 'Alfonso' sabe decirle las cosas al camarada 'Manuel' y muchas veces lo hace entrar en razón", les contaba 'Márquez' a los periodistas que cubrían el proceso.

Las conversaciones fracasaron por el asesinato del ex ministro Argelino Durán Quintero y por el cambio abrupto que el Gobierno introdujo en la agenda al poner como tema prioritario de la negociación el secuestro y el cese del fuego. 'Cano' y compañía regresaron a Colombia para encargarse de varios frentes.

Entre los funcionarios del Gobierno que participaron en los diálogos, entre ellos Horacio Serpa, entonces consejero de Paz, 'Cano' dejó una imagen de negociador radical e intransigente, posición que había adoptado para demostrarles a sus camaradas más duros que no era tan blando como creían. "En las Farc hay que echar menos carreta y más bala", decían sus contradictores, entre ellos 'el Mono Jojoy', representante de la línea dura y considerado el mayor opositor de 'Cano'.

Por eso, cuando 'Cano" regresó de México debió asumir responsabilidades militares: fue puesto al mando del bloque Occidental que operaba en Tolima, Cauca y Chocó. 'Márquez' y 'Catatumbo' fueron enviados al Urabá antioqueño y al Valle, respectivamente. Los tres debían pagar por los errores que supuestamente habían cometido en Tlaxcala, y los tres mostraron resultados militares, pero a 'Cano' le fue mejor porque logró consolidar y expandir los frentes que estaban bajo su mando. Así, a su fama de ideólogo y político sumó la de la experiencia militar.

A finales de los años 70, 'Cano' decidió abandonar las Juventudes Comunistas en Bogotá e ingresar a las filas de las Farc. 'Jacobo Arenas', el hombre que en 1964 había decidido internarse en el monte ante la inminencia de la operación contra Marquetalia y quien había contribuido a desarrollar las bases, los planes y la reglamentación de las Farc, se convirtió en su mentor y fue a su lado donde desarrolló sus habilidades de estratega y consolidó su perfil de ideólogo, heredero de 'Arenas'.

En el Caguán

'Cano' era considerado demasiado citadino en una organización subversiva eminentemente rural, cuyo máximo comandante era un campesino quindiano de origen liberal que se vio obligado a enmontarse para evitar que lo mataran los 'pájaros' conservadores. Sin embargo, y a pesar de sus rivales que no apostaban por su futuro, 'Cano' de nuevo fue tenido en cuenta en 1998, cuando se abrió la posibilidad de una nueva negociación, esta vez con el gobierno de Andrés Pastrana. No obstante, no desempeñó el papel protagónico que la opinión esperaba y por eso varios analistas concluyeron que todavía estaba pagando la cuenta de cobro de Tlaxcala.

Pero la voz de 'Cano' se hizo sentir en la mesa de negociación en temas específicos como la presencia de los comandantes de las Fuerzas Militares en las conversaciones, pues consideraba que eran protagonistas directos de la confrontación. "Los militares deben estar representados directamente en la mesa -argumentó en el Caguán-. Su presencia contribuye a agilizar las conversaciones en ciertos temas, como el cese del fuego y el despeje de territorios, que es una fórmula específicamente militar que no tiene sentido discutir con los civiles".

La propuesta de 'Cano' fue debatida en la mesa, con el aval del propio 'Marulanda', pero el Gobierno la descartó por considerar que el cuerpo negociador era uno solo y que no podían poner a los militares a debatir asuntos políticos que podrían implicarles un desgaste ante la opinión pública y las mismas tropas. En otras palabras, se impuso la tesis de que los militares no deben ser deliberantes.

También promovió la presencia de los gremios y de las distintas organizaciones populares en la mesa de negociación. "La confrontación armada nos compete a todos y por esa misma razón todos somos responsables de su solución", decía entonces, y por eso mismo fue el mayor promotor de vincular a la Iglesia en los diálogos. "Tiene raíces muy profundas en la sociedad -afirmaba-. Su compromiso no debe ser coyuntural, debe ser integral en la búsqueda de la paz".

Pese a que no tuvo gran figuración en los medios durante las conversaciones en el Caguán, el Secretariado le encomendó conformar y dirigir el Movimiento Bolivariano y el Partido Comunista Clandestino (PC3), considerados el brazo político de las Farc y cuya misión era consolidar al movimiento guerrillero en los centros urbanos y establecer contactos con gobiernos extranjeros.

Los retos

Las Farc que hoy debe comandar 'Cano' son muy distintas a las que representó en Tlaxcala y a las que negociaron en el Caguán. Ya no son un movimiento subversivo en expansión, como él mismo las definió en 1992. Replegadas, desmoralizadas, incomunicadas y golpeadas en su corazón por la muerte de su jefe máximo y comandantes como 'Iván Ríos' y 'Raúl Reyes', las Farc tienen entre sus múltiples cargos el haber desaprovechado una oportunidad histórica para negociar la paz durante el gobierno de Pastrana.

Hoy figuran en la lista de los grupos terroristas, entre otras muchas razones porque convirtieron el secuestro en arma política, carecen de respaldo popular y han ganado fama de narcotraficantes. Golpeadas política y militarmente, y diezmadas tanto en número de combatientes como en recursos económicos, pasan por el peor momento de su historia, gracias, entre otras cosas, a la política de seguridad democrática de Álvaro Uribe. ¿Qué hará el nuevo jefe máximo de las Farc?

Carlos Lozano, director del semanario Voz, sostiene que la designación de 'Cano' como jefe máximo de las Farc por unanimidad, transmite un mensaje de unidad y de acatamiento por parte de las tropas. No obstante, es evidente que su principal reto, por lo menos en el corto plazo, es consolidarse como jefe militar, pues en las Farc los mayores méritos y respeto se ganan por golpes contra el enemigo. De ahí que algunos ex comandantes de las Fuerzas Militares consultados por CAMBIO no descarten una ofensiva ordenada por él para consolidar su posición. "Es posible que 'Cano' ordene operaciones tácticas para mostrarse fuerte y para ganarse el respeto de sus tropas", sostiene un alto oficial retirado del Ejército. Pero también le serviría para enviar un mensaje de fuerza con miras a no llegar, en una eventual negociación, en una posición de debilidad.

El ex consejero de paz Carlos Eduardo Jaramillo, por su parte, afirma que 'Cano' significa la llegada de una generación nueva a la comandancia de las Farc porque ya no quedan ninguno de los históricos de Marquetalia, pero lo cambios no serán grandes. "Las Farc son un cuerpo colegiado y las grandes decisiones ya están tomadas -dice-. Además, 'Cano' fue formado académica y militarmente en el Partido Comunista y aunque es un hombre de discusión, también un guerrero y por eso la confrontación va a seguir igual". Coincide en lo fundamental con estos puntos de vista el analista Alejo Vargas: "En el corto plazo no se evidenciará un viraje en las Farc, pues 'Cano', como cualquier nuevo jefe, tratará de acomodarse. Por eso, con su llegada, al menos por ahora, no pueden crearse falsas expectativas".

Sin embargo, hay quienes consideran que más que golpes militares al enemigo, y ante un panorama de 44 años de guerra inútil, lo que las Farc necesitan con urgencia es sentarse a negociar. "Es hora de que 'Alfonso Cano' entienda que un proceso de paz no significa la derrota de las Farc, sino todo lo contrario -sostiene el ex procurador Jaime Bernal Cuéllar, quien ha representando a la sociedad civil en varios diálogos con la guerrilla-. Lo primero que tiene que hacer 'Cano' es avanzar hacia un Acuerdo Humanitario porque quedó demostrado que luego de 44 años de guerra, 'Tirofijo' solo dejó una cantidad de crímenes de lesa humanidad".

En similar dirección apunta el análisis del ex canciller Augusto Ramírez Ocampo, quien destaca que el nuevo Secretariado es mucho más educado: cuatro de sus siete miembros tienen formación profesional -Cano', 'Iván Márquez', 'Pablo Catatumbo' y 'Joaquín Gómez'. "Esto abre la posibilidad de un mayor porvenir político que, además, coincide con un debilitamiento -asegura-. Si las Farc no aprovechan este momento para negociar, podría pasarles lo del Eln que se debilitó por completo".

En resumen, 'Cano' se enfrenta a retos que empiezan por consolidar su liderazgo y mantener la unidad y la moral de la tropa para evitar el desmoronamiento militar, debilitada por el aumento sostenido de deserciones y el número de bajas por parte del Ejército. Logrado ese propósito, deberá pensar en una salida negociada en condiciones que no signifiquen, según dijo en Tlaxcala, "poner caras de hijos pródigos que quieren regresar al seno de la familia después de una mala jornada".

Hacia el futuro, y si la política de seguridad sigue dando resultados en su combate contra las Farc y estas entienden que es la única salida, el 'Cano' militar tendrá necesariamente que darle paso al 'Cano' político para buscar acuerdos que permitan hacer realidad lo que muchas veces dijo tanto en Caracas, como en Tlaxcala y el Caguán: "Hay que desterrar para siempre la lucha armada".

Sin embargo, debe empezar por entender que negociar no es claudicar ni renunciar a sus ideales políticos. Insistir en la confrontación armada, como proponen algunos de sus compañeros de armas, no solo sería una demostración de torpeza política sino una total falta de sintonía con las aspiraciones de los colombianos. 'Cano' tiene ahora la oportunidad de hacer lo que 'Tirofijo' no hizo. La pregunta es si tiene las agallas para hacerlo o si prefiere morir acribillado como 'Reyes', traicionado y asesinado por un compañero, como 'Ríos', o en una cárcel de Estados Unidos como 'Trinidad'.

EL RELEVO

Con las muertes de 'Manuel Marulanda', 'Raúl Reyes' e 'Iván Ríos', el Secretariado de las Farc, máxima instancia decisoria de esa organización guerrillera, sufrió el más duro revés en sus más de 40 años de creación. No solo porque ¿Marulanda' era su máximo comandante y su mayor referente histórico sino porque 'Reyes' se había convertido en su 'canciller' y 'Ríos' era el jefe guerrillero con más proyección.

La desaparición de los tres miembros del Secretariado implica la llegada de 'Iván Márquez' y 'Pablo Catatumbo', quienes tienen muy buenas relaciones personales con 'Cano'. De hecho, ellos hicieron parte del equipo negociador de las Farc en Venezuela y en Tlaxcala, durante las conversaciones con el gobierno de César Gaviria. Hacen parte de la nueva generación de comandantes, más educados y con mayor formación política que los llamados 'marquetalianos', todos de origen campesino. Del nuevo Secretariado dependerá si las Farc continúan con su estrategia de guerra de guerrillas, en la que se encuentra inmersa desde los años 60, o si le apunta a una innovación tecnológica en lo militar y a la elaboración de un discurso más incluyente en lo político.


Revista Cambio, Colombia
http://www.cambio.com.co/paiscambio/778/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR_CAMBIO-4213261.html

2 comentarios:

Manuel Miranda dijo...

Yo fuera ellos: NEGOCIARA.

Me sospecho que si no lo hacen es porque son demasiado brutos o suicidas o masoquistas o una combinacion de todos esos "atributos"

Pandora dijo...

No hay ni habrá negociación posible. Ellos únicamente desean derrocar un gobierno democrático, legítimo, para imponer un régimen totalitario de tendencia marxista.

Yo creo que si es posible derrotarlos militarmente tal como ocurrió con los Tupamaros, los Montoneros e incluso Sendero Luminoso y otros grupos subversivos.