La defensa de Chávez en la Asamblea Nacional jurando que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia no son terroristas y merecen respeto, espetado frente al cuerpo diplomático encabezado por el nuncio apostólico, Giacinto Berloco -que había tardado en recibir los mismos agravios que su antecesor, monseñor André Dupuy-, demuestra que el peor enemigo de Chávez es él mismo. ¡Qué forma de destapar sus vergüenzas!
Después de semejante alocución, repudiada internacionalmente, Chávez se quedó en pelota y puso al descubierto que comparte su gobierno con las FARC. Para muestra está el nuevo ministro de Interiores y Justicia, que fungía como homólogo del canciller de las FARC, Rodrigo Granda.
Sí, el gobierno compartido a que aspiraba las FARC desde las negociaciones en El Caguán con el presidente Pastrana, imposible de alcanzar con Álvaro Uribe, lo ha logrado con el gobierno bolivariano de Hugo Chávez.
Quienes han seguido las denuncias de algunos periodistas, que han reseñado las viejas relaciones de Chávez con la guerrilla, no se sorprenden. Agentes de inteligencia, obligados a brindar protección a los guerrilleros de las FARC y del ELN, han venido suministrando informaciones sobre las estrechas relaciones de Chávez y parte de su entorno con el terrorismo colombiano.
Chávez, en calidad de presidente electo, en 1998 viajó dos veces al vecino país y se reunió con el Secretariado de las FARC; lo hizo con la seguridad del Estado venezolano, que le correspondía durante los últimos días del gobierno de Caldera, y tuvo la colaboración de algunos generales, que pusieron vehículos y choferes para esos encuentros. Uno de esos solícitos altos oficiales -por ejemplo- fue el general Alberto Esqueda Torres, designado posteriormente como ministro de Infraestructura y como embajador en Brasil.
Las FARC y los elenos no sólo tienen a Venezuela como aliviadero, para descansar y recibir tratamientos médicos y hasta entretenimiento en centros nocturnos de la capital; el gobierno compartido con las FARC ha introducido otra modalidad, recuperar o maquillar a sobrevivientes antes de liberarlos, para ocultar los maltratos físicos y psicológicos que les inflingen a los rehenes en la selva.
Lo más grave es que compartirán el apresto de nuestra Fuerza Armada, para dotar al gran Ejército que, según Chávez, constituye las FARC.
Tic tac
Estupor en la FA: la defensa de Chávez a las FARC en la Asamblea y la actitud del ministro Rodríguez Chacín en la entrega de las rehenes colombianas causó gran malestar en la Fuerza Armada. Además, los guerrilleros portaban fusiles FAL, que pertenecieron al Ejército, y el comandante al frente de la misión portaba nada más que uno de los nuevos fusiles de asalto Kalashnikov.
Candidato etarra: son tantas las garantías de los etarras en el país, que uno de ellos se lanzará como candidato a alcalde en un municipio del estado Falcón.
Maletineros: los 870.000 dólares que portaba el capitán Klein Ferrer cuando un avión de la FAV fue agredido a piedras por ciudadanos bolivianos, provenían de la partida de 10 millones de dólares destinados a la formación de Círculos Bolivarianos en ese país. Antes de encargarse del adoctrinamiento de los círculos, Ferrer cumplió labores de inteligencia en la embajada, pero fue acusado penalmente por el Gobierno de Estados Unidos de sembrar micrófonos en la Embajada estadounidense en La Paz. Cuando fue miembro de la DIM participó en la elaboración del acta policial de una famosa reunión en una casa del Country Club, que involucraba a militares y civiles en el caso de los paramilitares. Actualmente, Ferrer trabaja en la Embajada venezolana en El Ecuador…
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El destape presidencial
Marianella Salazar
El Nacional
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