domingo, 20 de enero de 2008

Chavez "el guerrero asimétrico" que se c... cuando oye un disparo


Manuel Malaver destaca, en su columna de este domingo en “La Razón”, las similitudes entre la tan promocionada por Chávez “Guerra Asimétrica” o de “Cuarta Generación”, que no es otra cosa que la comisión de las atrocidades de las guerras de otras generaciones pero en condiciones de extrema ilegalidad e inhumanidad con las acciones de las FARC.

Esta es su columna completa:

Las cartas de 8 rehenes en poder de las FARC dando cuenta de los horrores a que son sometidos en diversos campos de prisioneros que hacen recordar a los de Hitler y Stalin, revelan la urgencia, no solo de poner fin a tan intolerables violaciones de los derechos humanos, sino también de condenar a una organización terrorista que supera con creces a otros grupos que, sin duda bajo su inspiración, siembran el terror, la destrucción, la tortura y la muerte en países de los 5 continentes.

De modo que intermediar para que los subversivos liberen rehenes por cuenta gotas ( en el caso de Consuelo González y Clara Rojas: dos de entre miles) y a cambio de promover una campaña de propaganda mundial que filtra el mensaje liminar y subliminar de que se trata poco menos que de un grupo de carmelitas descalzas que andan de picnic por la selva mientras de dedican a cazar seres humanos para aplicarles una muerte lenta, cruel e impía es, tanto respaldar e identificarse con sus prácticas, como decir que se está dispuesto a imitarlas…llegado el caso.

Sin olvidarse de lo que políticamente es fundamental en el proceso de tan abominable convergencia: abogar porque la comunidad internacional considere “normal” los horrores (o sea, establecer que las FARC no “son terroristas”), dándole, de paso, un status de beligerancia por el que no darían cuenta de sus crímenes y continuarían sembrando el terror en la tierra colombiana y venezolana.

Porque un detalle que se le ha olvidado a Chávez que se acuerda de todo, es que las FARC también tiene secuestrados venezolanos y en tierra venezolana, que los mismos fueron dejados de la mano de Dios, que sufren horrores iguales, o quizá peores, que los rehenes del hermano país, y que solo regresan a sus hogares- si es que regresan- después de dejar los ahorros de toda la vida en manos de los subversivos y comprometerse a pagarle “vacuna” mientras sobrevivan.

En otra palabras: que las gestiones humanitarias de Chávez no son “por amor” a las víctimas sino a los victimarios, a los que sufren sino a los que hacen sufrir, a los que son sometidos por años a las torturas que cuentan el capitán Mendieta y la señora Polanco sino a quienes por vesania e interés se prestan a cometer los abusos que les ordenan un grupo de “comandantes” que entre crimen y crimen, como escribía recientemente, Joaquín Villalobos “viajan en vehículos de aire acondicionado, tienen todas las comodidades en sus campamentos y “sufren” de sobrepeso”.

Que si a ver vamos es el modelo que ha copiado al pie de la letra el llamado “socialismo del siglo XXI”, en el cual un grupo de “comandantes” que en su vida fueron al monte, participaron en batallas, pagaron cárcel, se exilaron o sufrieron hostigamiento o molestias de parte de los oligarcas e imperialistas, cobran sus sacrificios revolucionarios en una vida de lujo y derroche que es objeto de análisis de parte de psiquiatras, sociólogos y antropólogos de todo el mundo.

Una opción, en definitiva, por la revolución y el socialismo, pero desde el mínimo esfuerzo, la comodidad y el fair play, fundamentándolos en “hazañas” que no se desmarcan del delitos y hacen de iniciativas presuntamente dirigidas a ayudar a los pobres y fundar la justicia social y la igualdad, desmanes no diferentes a los que se le atribuyen a la Cosa Nostra y a los carteles del lavado del dinero y del narcotráfico.

Y me pregunto yo si no será esa la causa de la identidad profunda, orgánica y visceral entre Chávez y Marulanda, entre la mal llamada “revolución bolivariana” y las FARC, entre quienes se precian de que presiden una revolución armada y están dispuestos a llevarla hasta sus últimas consecuencias, y los guerrilleros rodeados de comodidades y excedidos de peso que tienen en cautiverios más de 1000 seres humanos entre colombianos y venezolanos y los usan, a los primeros como escudos para tratar de contener las ofensivas del ejército neogranadino, y a los segundos, para procurarse un estilo de vida que en muy poco se diferencia del de los explotadores e imperialistas que dicen adversar y combatir.

Y por ahí también concluimos que la alianza entre el comandante-presidente del estado más rico del subcontinente y el caudillo-jefe de la guerrilla más acaudalada del mundo, traspasa lo puramente coyuntural del canje de rehenes por prisioneros y de la entrega unilateral de unos pocos secuestrados, para convertirse en una propuesta de estrategia, de la necesidad de que Chávez proteja a las FARC y las FARC a Chávez en el caso de que las primeras sean derrotadas como parece inscrito en un futuro próximo o de que el segundo sea separado del poder en Venezuela en un futuro más próximo aun.

Una perspectiva de fracaso inevitable e inapelable, pero como le sucedería a dos fuerzas que, aun en el desastre, conservarían un estimable poder, daría paso a la repetición de ilegalidades ya conocidas y sufridas, pero ahora repotenciadas como que se trataría de que los aliados se sitúan definitivamente al margen de cualquier presión internacional.

Es lo que Chávez llama el advenimiento de la “Guerra Asimétrica” o de “Cuarta Generación”, que no es otra cosa que la comisión de las atrocidades de las guerras de otras generaciones pero en condiciones de extrema ilegalidad e inhumanidad como que su método preferido no es combatir el ejército enemigo sino sembrar el terror en la población civil, auspiciar la limpieza étnica, religiosa o ideológica, recurrir a los deportaciones, tener campos de prisioneros o de rehenes en condiciones esclavitud, recurrir a los fusilamientos en masa, y financiarse con los secuestros extorsivos, el comercio ilegal, el lavado de dinero y el narcotráfico.

Algo o mucho de lo que acabamos de ver con espanto en la guerra desatada por Al Qaeda en Irak con el pretexto de la ocupación norteamericana, pero que en ningún sentido se propuso liberar al pueblo irakí, sino sustituir una ocupación por otra, una dominación mala por otra peor, puesto que significaría el hundimiento de Irak en la miseria, su aplastamiento por una teocracia bajada del cielo que no le debe obediencia a las leyes de los hombres sino de Dios, promueve la desigualdad por razones de sexo, raza y religión y no se detiene en la ejecución de atrocidades con tal de hacer valer su credo.

Por eso está sufriendo una derrota ominosa en todo el territorio irakí y los teatros bélicos del Medio Oriente, reduciendo su capacidad operativa a pálpitos cada vez más agónicos y ofreciendo sus mercenarios para ir a prestar sus servicios a otras regiones donde haya estados ricos y guerrillas ricas y caudillos dispuestos a sufrir la suerte de Saddam Hussein, pero después de dejar una estela de crímenes, atentados, torturas sin fin, cárceles, y pueblos, ciudades y países destruidos.

En definitiva, el Apocalipsis que se anuncia en los acuerdos entre Chávez y Marulanda, en la alianza por la que los dos supuestos ejércitos revolucionarios y bolivarianos del continentes se unan para luchar contra los ricos, los poderosos y los explotadores, contra las injusticias y las desigualdades pero a cambio de convertir a esta tierra en una región fantasmal de esclavos y depauperados.

No diferente de cómo viven los miles de secuestrados colombianos y venezolanos de las FARC, cuyas condiciones de desamparo, maltratos y extorsión no son diferentes en las que se vivían en los campos de concentración nazi o en el Gulap de Stalin.

Los rehenes, Chávez y las FARC
Manuel Malaver - La Razón

http://www.noticias24.com/actualidad/?p=11344

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