lunes, 12 de noviembre de 2007

La prensa española sigue cargando este lunes contra Hugo Chávez










La prensa española vuelve a cargar este lunes contra la actitud de Hugo Chávez que lejos de atemperarse con el paso de las horas se ha agravado con insultos desmesurados y sin control contra el Jefe del Estado español. Si ayer la prensa española se mostraba soprendida hoy la molestía es aún mayor como se desprende de sus comentarios y editoriales.

El diario “El Mundo” destaca este lunes, en su portada, las acusaciones de Chávez al Rey sobre el 11-A, mientras que, en su editorial, le califica de “personaje tabernario”.

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El País incluye una entrevista con el Ministro Moratinos donde afirma que la figura del Rey ha salido reforzada, así como una nota donde explica cómo el Rey se retiró de la Sala de acuerdo con el Presidente Zapatero y como el Presidente de Nicaragua Daniel Ortega pidió, posteriormente, disculpas al Rey,

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Por su parte, La Vanguardia de Barcelona destaca en su portada que “el incidente con Chávez refuerza la figura del Rey”.

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El director de La Vanguardia, José Antich, añade la siguiente nota sobre el tema:

Impacto mundial

COMO no podía ser de otra manera, las palabras del rey Juan Carlos conminando a Hugo Chávez a que se callara tras proferir éste toda una retahíla de insultos y descalificaciones contra el ex presidente Aznar y las empresas españolas han tenido un impacto planetario. No sólo la prensa de los países asistentes a la Cumbre Iberoamericana han destacado la noticia en sus portadas, sino que el episodio ha alcanzado relieve en todos los países europeos y en Estados Unidos. Así, por ejemplo, era noticia destacada aún anoche en las ediciones digitales de países como Francia, Italia o el Reino Unido. Llamaba la atención que en el diario Le Figaro fuera la noticia más comentada por los visitantes de su edición digital y el muy amplio apoyo que despertaba la actitud gallarda del Rey.

En España, como muy bien explica en nuestro diario hoy nuestro director adjunto en Madrid, Enric Juliana, el incidente con Hugo Chávez amplía los apoyos a la Corona en la opinión pública española y renueva el compromiso de don Juan Carlos con los valores democráticos. Quizás sea ahí, en ese punto, donde la monarquía y el papel del Rey encuentran el engranaje perfecto con el propio sistema democrático y dejan desnudo a Hugo Chávez, elegido en las urnas pero con permanentes actitudes dictatoriales en su país, al que condena a la más absoluta ruina pese a ser poseedor de bienes tan valiosos como el petróleo.

Es de desear que en los próximos días la tensión se rebaje y más allá de declaraciones extemporáneas como las que ayer aún seguía haciendo Chávez se mantenga una línea de comunicación que contribuya a preservar los intereses españoles en la zona.

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Por su parte, el conservador diario “La Razón” destaca en su portada las últimas acusaciones de Chávez al Rey mientras en su editorial indica que el Rey ha demostrado que “con los caudillos populistas no se puede contemporizar”.
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El diario madrileño ABC titula su Editorial: “La lección del Rey“.

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Ha pasado tiempo suficiente para empezar a valorar toda la dimensión del grave incidente que protagonizó el presidente venezolano, Hugo Chávez, cuya contumacia en interrumpir a José Luis Rodríguez Zapatero y en insultar a José María Aznar obligó al Rey Don Juan Carlos a requerirle que se callara. Se ha dicho que la intervención de Su Majestad no tiene precedentes. Tampoco cuando abandonó la sala como muestra de rechazo a los ataques contra España que perpetraba Daniel Ortega, presidente de Nicaragua. Y es cierto, pero nada de lo que pasó en la Cumbre Iberoamericana de Santiago de Chile tiene precedentes.

Los mandatarios «chavistas» se adueñaron de este foro para reventarlo, en proceso paralelo al que ellos -Hugo Chávez, Daniel Ortega, Evo Morales- protagonizan con organizaciones políticas y económicas alternativas que están impulsando para extender sus ideas socialistas totalitarias por todo el continente. Parece que una vez comprobado que el antiamericanismo ya no recluta tantos adeptos en Iberoamérica como antes, Hugo Chávez lidera ahora un nuevo reclamo, el antiespañolismo, en el que combina todos los tópicos más falsos sobre el legado de España en Hispanoamérica con una peligrosa campaña de acoso a las empresas españolas, a las que el imaginario izquierdista ha convertido en trasuntos del demonio capitalista norteramericano.

Nada de esto surgió de la nada en la Cumbre de Santiago. Lo que dio la cara con toda su crudeza en presencia de todos los máximos mandatarios del continente fue un grave y acelerado proceso de degradación democrática en la región, al que el Gobierno español no sólo no ha hecho frente como debía, sino que ha legitimado al privilegiar las relaciones con Bolivia y Venezuela, ahora tornadas en lastre insoportable para su crédito diplomático. Por eso, la intervención directa, contundente y enérgica de Su Majestad el Rey fue el único gesto de dignidad que se vio en un foro herido de muerte por la indolencia de las democracias iberoamericanas ante el empuje de un movimiento socialista, totalitario y bien financiado por el petróleo venezolano, cuya ambición expansionista no va a dar tregua a ninguno de los Estados democráticos de la región.

La Cumbre Iberoamericana ya no representa un punto de encuentro para el progreso de la libertad y de la democracia, porque quienes debían defender una y otra parecen intimidados por el matonismo verbal, económico y político del régimen «chavista», entronizado como heredero aventajado de la dictadura castrista. De ahora en adelante se impone una política de intereses bilaterales, en la que España despliegue una estrategia diplomática que vele principalmente por el beneficio de sus relaciones con gobiernos fiables y no con Estados que cultivan el totalitarismo a caballo del sentimiento antiespañol.

Para España, su posición política en la zona también ha quedado reflejada en esta Cumbre Iberoamericana porque ningún mandatario, ni siquiera la anfitriona, respaldó públicamente y en el acto -porque de nada sirven los mensajes «privados» de apoyo- al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, cuando estaba siendo interrumpido por un injuriante Hugo Chávez. Tiempo habrá de analizar -y será imprescindible hacerlo- el saldo de una política exterior fracasada en todos y cada uno de sus frentes, pero especialmente allí donde se supone que, como una cumbre entre Estados iberoamericanos, España debería contar con un ambiente más favorable y con un mayor control diplomático de los acontecimientos. La dirección política de la diplomacia española es un desastre sin paliativos.

En este contexto de colapso diplomático y de falta de fuerza en la persona del presidente del Gobierno -impotente ante la verborrea de Chávez-, la figura del Rey emerge como un pilar fundamental e insustituible del edificio institucional, de la imagen internacional de España y como el factor aglutinante de los sentimientos ciudadanos y de su proyección política en los momentos más necesarios, como sucediera el 23 de febrero de 1981. La severa intervención de Don Juan Carlos en la Cumbre Iberoamericana fue tan necesaria como notoria fue la ausencia de vigor político del Gobierno español. Su decidida interdicción de los insultos de Chávez es la propia de un Monarca que se siente, porque lo es, testigo principal, por legitimación dinástica y constitucional, de la unidad histórica de España y valedor de su dignidad. Por esto mismo, la firmeza patriótica de Don Juan Carlos será decepcionante para la derecha extrema antimonárquica, siempre huérfana de argumentos para pedir la abdicación del Monarca; y será irritante para la izquierda radical republicana, que confiaba en el debilitamiento de la Corona como efecto de la progresiva desafección por la Transición democrática y los consensos constitucionales de 1978. A todos ha desmentido el Rey con el ejercicio oportuno, digno e histórico de su función constitucional de ostentar la más alta representación del Estado.

Hay, además, una lección que el PP y el PSOE deberían anotar para ponerla en práctica cuanto antes. España necesita urgentemente el consenso de ambos partidos en los asuntos de Estado. Esta petición no es un tópico. Es una demanda apremiante para que el Estado funcione, para que los intereses nacionales estén bien protegidos y para que las alternativas políticas en el Gobierno no quiebren la confianza de los ciudadanos ni lancen mensajes equívocos a la comunidad internacional. Rodríguez Zapatero, al margen de los justificados reproches que merece su política exterior, salió en defensa de la figura política de José María Aznar -algo que el PP debió reconocer en sus primeras valoraciones del incidente y no hizo-, y éste acertó plenamente al agradecer en persona al Rey y al presidente del Gobierno sus recriminaciones a Hugo Chávez. A nadie confundirá este gesto de concordia, por ocasional que sea, entre los dos últimos inquilinos de La Moncloa, porque las diferencias legítimas entre ambos son inamovibles. Pero al menos ha demostrado que es posible hallar ese punto de encuentro perdido tras una legislatura de discordias y rupturas, en la que nada sale gratis, como no ha sido gratis aquella irresponsable acusación que lanzó Moratinos contra Aznar, en noviembre de 2004, de haber apoyado el intento de golpe de Estado contra Chávez en 2002.

Don Juan Carlos ha demostrado precisamente que las funciones de la Corona no están condicionadas a las coyunturas que producen las urnas y que los valores que encarna la Monarquía parlamentaria española no están sometidos al escrutinio de la rentabilidad política. Esto es lo que ha acreditado un gran Rey.

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Diversas columnas del mismo diario abordan el incidente. Su sección La Tercera califica a Hugo Chávez de “gorila centurión con bate de beisbol“. Mientras, Valentí Puig destaca el carácter provocador de Hugo Chávez.

(Click sobre las iágenes para agrandar y leer).
http://www.noticias24.com/actualidad/?p=9681

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola:

Me gustaría aclarar un acontecimiento central dentro de la polémica entre el Rey d España y El Presidente de Venezuela, para que no se entienda la reacción del rey como una defensa de Aznar, sino como una defensa de España.
Es preciso señalar q es absolutamente falso q el rey defendiese a Aznar, es más, es preciso aclarar que Aznar no es del agrado del Rey, y es despreciado a nivel personal por el monarca(pero no a nivel institucional, como ex presidente). Me explico: por norma general a los presidentes españoles se les otorga, por parte del rey, y de manera honorifica, un título nobiliario, una vez que dejan la presidencia del gobierno.
Los citados presidentes son:
Adolfo Suárez I Duque de Suárez
Leopoldo Calvo-Sotelo I marqués de la Ría de Ribadeo
Felipe González (renuncio al título por sus ideas políticas de izquierda)
A Aznar no se le concedió, ni es previsible q se le conceda, debido a sus malas relaciones con el rey:
a) actos que se entendieron como contrarios al protocolo, cuando Aznar asumió funciones de representación de jefe de estado q le corresponden al rey y
b) diferencias en cuanto a la posición de España en política internacional que le costaron al Rey y a España soportar situaciones incomodas(hablo de la guerra de Irak, que le costó crédito entre los países árabes a España y al rey de España, que es muy apreciado en el mundo árabe, pero también probablemente contra la posición de Aznar durante el golpe de estado en Venezuela contra Chávez, por ejemplo).
En resumen, aunque parezca increíble, en 30 años de democracia en España y con cuatro presidentes distintos, es por uno que prácticamente es despreciado por el rey, por el que se inicia una confrontación política.
Así q es preciso aclarar: el rey en ningún momento defiende a Aznar, sino reacciona frente a los ataques contra:
a) Aznar, votado guste o no, por 10 millones de españoles, en 2 ocasiones, y presidente de todos durante 8 años
b) los empresarios,
c) el cuerpo diplomático (que no son políticos, sino funcionarios del estado) y
d) Zapatero, al que interrumpe en su turno de palabra, cuando fue votado, guste o no, por 11 millones de votantes y que representa a todos los españoles.

En resumen, los presidentes Chávez y Ortega (y otros como Kirchner) un ataque contra la práctica totalidad de España. (Y digo práctica totalidad porque a Chávez y ortega les falto atacar a la liga de futbol profesional y a la asociación de clubes de baloncesto…)

Salud

gufo dijo...

Los Espanoles llegaron a latinoamerica en llanto y de rodillas por un regimen fascista de Franco. Si bien los sudacas pseudo-revolucionarios esan saliendo de sus casillas, su paradita no impresiono a nadie.
Espanol talanero Aznar: por que no te callas? ;-)

Pandora dijo...

Anónimo:

Muy buen comentario. De acuerdo.

Saludos.

Pandora