Entrevista Jorge Pabón, Decano de la facultad de Derecho de la UCV
"Chávez le teme al poder popular"
"Cuando el Presidente y los demás poderes irrespetan la Constitución y violan derechos, provocan un levantamiento"
El decano de la Facultad de Derecho de la UCV, Jorge Pabón Raydan, está claro: "para nada cambia la naturaleza del fraude constitucional, contenido en la propuesta presidencial, el hecho de que se pueda votar por bloques. A su juicio, se trata de un cambio formal que "no elimina las irregularidades y vicios cometidos para imponer la reforma" a la que califica de inconstitucional y de haber sido concebida en la oscuridad.
-¿Al asumir la vanguardia del rechazo a la reforma constitucional no se convierte el movimiento estudiantil en una fuerza desestabilizadora cuya acción justificaría la intervención de las universidades?
-El factor de desestabilización lo provoca el Presidente al establecer un proceso de cambio constitucional apartado de todos los lineamientos jurídicos y del Estado de Derecho. Llama la atención el pánico, el terror del Presidente hacia el poder popular. Luego de que en el discurso de su última toma de posesión convocara el poder constituyente originario, ahora lo pretende eludir y eso queda demostrado en su pretensión de poner el llamado poder popular a su servicio, cuando los poderes públicos emanan de la soberanía popular y a ella deben estar sometidos, como lo establece el artículo 5 de la Constitución. Todas esas violaciones constitucionales han levantado una protesta legítima contra una autocracia que a estas alturas de la historia debería estar superada. Tanto el Ejecutivo como los demás poderes públicos que emanan de la soberanía popular están legitimados porque su poder deviene de una Constituyente que elaboró una Constitución, la cual determina el juego político de un país. Pero cuando el Presidente y los otros poderes irrespetan la Constitución y violan derechos, se deslegitiman y provocan un levantamiento de la gente.
-¿Es legítima la insurrección popular?
-El artículo 350 de la Constitución recoge una importante tradición histórica, el llamado derecho a la resistencia. Este, a su vez, contiene tres facetas: una, la desobediencia civil (Mahatma Gandhi y Martin Luther King). La otra, la resistencia activa, ocurre cuando el país se opone, por la fuerza, a una imposición. Y la tercera es la insurrección o rebelión popular contra los gobiernos ilegítimos. En la Constitución de 1999 se recoge esa tradición, proveniente de la Declaración de Independencia de EEUU, de la Declaración de los Derechos de la Revolución Francesa, consagrada en la Constitución Jacobina de 1793 y de la Constitución de la Provincia de Barcelona, de 1812.
-¿De qué manera se expresa esa tradición constitucional de derecho a la rebelión?
--El artículo 350 establece que "el pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, a la paz y a la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe derechos humanos y garantías democráticas". Y el Presidente se expone a que se justifiquen los levantamientos, habida cuenta que está violentando la garantía constitucional según la cual un cambio de gran magnitud debe realizarse a través de un proceso distinto al de la reforma constitucional. Es curioso el temor a la manifestación popular que en el desarrollo del ejercicio del poder ha venido adquiriendo el Presidente. Las cosas se están discutiendo sin la participación del país, a oscuras y ya dijo el Libertador que "en la oscuridad sólo trabaja el crimen".
-Siendo inconstitucional el proceso que desemboca en el referendo, e incluso éste mismo, ¿es lícito votar?
-El problema de oponerse o no a la participación no es un problema de principios. Cuando existe un régimen que garantiza el Estado de Derecho, los demócratas nos manifestamos, como poder constituido, a través de las elecciones. Mientras que en un país donde se están cambiando todas las reglas del juego, nos enfrentamos a un problema que va más allá de los principios y se plantea en términos estratégicos. Se trata de encontrar la mejor manera de oponerse y derrotar designios que pretende imponernos una Constitución de contrabando.
-¿Por una vía no electoral?
-Podría ser la electoral, si resultara posible poner en evidencia que se constituye en una especie de fraude el evitar que se conozcan los resultados.
-¿Cuál es, a su juicio, la estrategia que deben adoptar los estudiantes: la vía electoral o la insurreccional?
-El movimiento estudiantil ha levantado una protesta legítima y pacífica. No ha actuado violentamente.
--El Gobierno dice todo lo contrario.
-Encadenarse no es un hecho de violencia que vaya contra alguien, sino más bien un sacrificio. Imagínese las miles de vidas que se hubieran salvado si los golpistas del 4F se encadenan antes que sacar sus tanques para atentar contra el orden constitucional. Parece inconcebible que un Gobierno que llegó al poder sustentado en la soberanía popular esté criminalizando a unos jóvenes por el simple hecho de encadenarse. Los golpes que le dieron al joven Henry Vivas son el mejor testimonio de la brutalidad con que este Gobierno reprime manifestaciones legítimas y sólo el registro de lo ocurrido por los medios lo salvó de peores consecuencias.
-¿Es posible inducir cambios políticos con la actitud pacífica del movimiento estudiantil?
-Ellos han pedido una posposición del referendo, cosa que para mí no tiene mayor sentido. Sin embargo, los dirigentes han advertido que la lucha no depende únicamente del movimiento estudiantil. Este es un problema de todo el país.
-Sí, pero los estudiantes son la vanguardia.
-Y deberíamos seguirlos en los pasos correctos que den. Pero deben aparecer otros sectores. Todo el país debe luchar contra la imposición de una Constitución que se cambia no sólo por los métodos tradicionales de enmienda, reforma o Asamblea Constituyente. El 15 de diciembre del año 1999 se aprobó una Constitución y en marzo del año siguiente se publicó el texto, al cual se le hicieron una serie de cambios, de forma y de fondo. Un socialista del siglo XIX, Ferdinand La Salle, hablaba de las constituciones de papel y de las constituciones reales. Las reglas políticas fundamentales contenidas en la Constitución pueden modificarse sin quitarle una coma al texto constitucional y eso ha ocurrido en Venezuela.
-Podría dar un ejemplo?
-El artículo 2 de la Constitución nos habla del pluralismo y de la existencia de un Estado social de Derecho y de justicia. Ahora, ¿hay pluralismo cuando a usted, por ejercer un derecho, como el de solicitar la revocatoria de un mandato, lo colocan en una lista como la de Tascón?
-Ese problema queda resuelto con la reforma, que le da ropaje jurídico a la conculcación de un derecho. Pero, ¿no pierde toda significación lo jurídico cuando éste se utiliza políticamente para lograr determinados fines?
-Lo jurídico le da forma a las reglas del juego político. Es un problema jurídico que no se cumpla con las leyes, pero es también un problema político porque las formas que pretenden preservar las reglas de juego están siendo cambiadas.
-Es posible, en estas circunstancias, resolver por la vía jurídica un problema político?
-Yendo a los tribunales por supuesto que usted no lo va a resolver. Es el régimen que actúa con todo su poder. Pero lo jurídico, esencial para vivir pacíficamente en sociedad, está siendo puesto a un lado. Y ese es el riesgo que corren los gobernantes. Si se desecha lo jurídico, lo que queda es resistirse a un gobierno convertido en tiranía. Eso ha sido siempre a sí. El derecho a la resistencia se remonta a la Edad Media.
-El derecho a la resistencia, ¿no es la violencia?
-Depende de las circunstancias. En India hubo una resistencia pacífica que dio al traste con la dominación británica.
-Que se prolongó 27 años.
-Muy bien. Antes usted demoraba días para llegar de un sitio a otro. Ahora puede hacerlo en cuestión de minutos gracias al avión. Los tiempos cambian y esas experiencias nos sirven. Hay muchas formas de resistencia. El Estado tiene el monopolio de la violencia legítima, pero en la medida en que usted se aparta de las normas, esa violencia se convierte en ilegítima. Un régimen que se sustentaba en la voluntad popular, progresivamente buscará el soporte represivo para mantenerse; es decir, la violencia será ilegítima. Y ahí se activa el derecho a la resistencia.
Roberto Giusti
http://www.eluniversal.com/2007/11/04/pol_art_chavez-le-teme-al-p_578581.shtml
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