miércoles, 25 de marzo de 2009
El país en llamas
Barrios de Caracas, llenos de pobres que se han reproducido como monte bajo el "socialismo". Como lo dijo Jorge Giordani: sin pobres no hay revolución, hay que mantener a la gente en la pobreza.
El país en llamas
La incertidumbre cunde por todos lados. El fuego de la palabra presidencial arremete contra los estamentos de la República. Las llamaradas hacen arder nuestras reservas democráticas, sometidas al peligro inminente de la incineración progresiva. Estamos atrapados por la peor de las venganzas. Desde el hondo hueco del corazón resentido, nace el deseo de un hombre de pulverizar cualquier atajo de libertad. La fuerza de la iracundia irrumpe como viento huracanado, buscando imponer la vieja doctrina del hombre nuevo. Paradójicamente, se hace llamar, hombre nuevo al antiquísimo socialismo real que tiene sus raíces históricas en el siglo XIX. El longevo espantapájaros de incoherentes pucheros filosofales, quiere ser la regla de oro para timar al país.
Ahora Hugo Chávez, le coloca un acelerador a sus desvaríos. Quiere destruir el proceso descentralizador que tantos beneficios le dio a Venezuela. Fueron muchísimas las luchas que se libraron, para que el poder central entendiese el derecho que tenían las regiones de labrarse su propio destino. Desde Caracas siempre se miró con desdén cualquier pretensión de los estados de administrar sus activos.
Al lograrse el proceso descentralizador, los venezolanos pudimos ver un florecimiento de los estados. El ciudadano logró buenos servicios públicos y un bienestar que hizo que mejorase en grado sustancial su calidad de vida.
Ante el drama del gobierno bolivariano de quedarse sin recursos para maniobrar, trata de acabar con la descentralización con una estrategia de varias ramificaciones. En primera instancia pone contra la pared las finanzas internas de las gobernaciones. Evita gestiones exitosas que al compararse, dejen mal parado a los funcionarios chavistas. Al mismo tiempo retrasa el surgimiento de liderazgos que puedan eventualmente destronarlo del poder. Asimismo logra exprimir recursos que le puedan servir para contrarrestar la grave crisis que padecemos. En suma, busca apropiarse indebidamente de las competencias que le son propias a la provincia. Somete a los gobernantes provincianos, a tener que ir con el rabo entre las piernas, a solicitar recursos del poder central. Seguramente quedará a discrecionalidad del vengativo amo del Estado, autorizar o no, dichos pedimentos.
El ultraje que le hacen a los legítimos derechos de los estados, reitera el carácter antidemocrático del régimen que nos desgobierna desde hace una década. Y demuestra un desprecio absoluto por la voluntad popular, que eligió a los gobernantes que hoy luchan por evitar que le roben lo que les pertenece. Igualmente les da un zarpazo a los dirigentes de la oposición que viven lloriqueándole al presidente, un momento para lograr una conversación. Los supuestos soñadores acaban de recibir una dolorosa bofetada; hacen falta nuevos actores con el riesgo y la pasión en cada trance.
Extraños momentos en donde gobierna el exabrupto. El zuliano común sentirá vértigo al saber que el puerto y su puente lo controlan desde Caracas. La venganza de la frustración, al no poder obtener la victoria en esta zona tan importante. Asimismo el estado Carabobo, sufrirá el asalto a su importante puerto. Que vergüenza ver al alcalde porteño arrodillarse y aplaudir la medida. Es cómo darle cálidos besos al cuchillo que te degolla. Igualmente se enciende la sabana, contra la suprema voluntad de entidades como: Táchira, Miranda, Nueva Esparta; no hablamos de aquellas controladas por el chavismo, ya que las mismas son dirigidas por individuos que prefieren hincarse y suplicar perdón, que defender los derechos de los ciudadanos.
¿Quizás, quiera emular a Nerón cuando incendió a Roma? según el historiador Suetonio, lo hizo para construir una ciudad a su gusto. Salvando la comparación, por inexacta e incapaz de ceñirse a la rigurosidad del contexto histórico. Tenemos que decir que Nerón quiso ser monarca eterno. Mandó a incendiar a la gran capital para reconstruirla bajo sus preceptos. Hugo Chávez se cree monarca eterno, y quiere construir una nación a su imagen y semejanza. ¡Que Dios nos agarre confesados!
Alexander Cambero El Universal
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