sábado, 14 de marzo de 2009

Denunciarán ante la OEA reforma a Ley de Descentralización


Caracas.- El gobernador del estado Táchira, Cesar Pérez Vivas, presentará un informe ante la Organización de Estados Americanos (OEA), denunciando el atropello que se le está perpetrando a las gobernaciones y alcaldías con la aprobación de la reforma a la Ley de Descentralización que permite al Ejecutivo nacional revertir competencias concedidas a los estados, específicamente el manejo de carreteras, puertos y aeropuertos comeciarles.

“Es necesario que la OEA analice esta conducta, a la luz de la Carta Democrática, porque ello atenta contra la democracia, contra la voluntad del pueblo que se expresó el 23 de noviembre y eligió nuestros gobiernos, rechazando el modelo que el oficialismo pretende seguir desarrollando”, dijo Pérez Vivas en entrevista exclusiva a El Universal.

Manifestó que la centralización del poder, “es la resurrección de la vieja política, del centralismo que, sumado al militarismo, al partidismo y a la corrupción, constituyen los males endémicos de la historia política de Venezuela”.

“Esa reforma es un salto al pasado y estoy seguro que el pueblo venezolano rechazará la pretensión de recentralizar servicios que son fundamentales para el desarrollo de las regiones, y que, a pesar de todo el cerco financiero y político que se le tiene a los estados, han logrado mejores resultados que la opciones ofrecidas por los sectores del oficialismo”, destacó.

Nulidad o referendo abrogatorio

César Pérez Vivas, indicó que las autoridades regionales “están obligadas” a intentar todos los mecanismos consagrados en el ordenamiento jurídico, “aunque se tenga plena conciencia de la nula autonomía de los poderes en Venezuela”.

“Tenemos dos caminos legales, en primer lugar una demanda de nulidad ante la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), porque la reforma atenta contra el espíritu de la descentralización consagrada en la Carta Magna, y en segundo lugar, tenemos el camino del referendo abrogatorio”, explicó Pérez Vivas.

Dijo apoyar más la idea del referendo abrogatorio “porque si el TSJ no restituye lesión (a la ley) hecha por la Asamblea Nacional, las regiones, por la vía electoral, pueden defender su derecho a autogobernarse y repudiar el cerco económico, financiero y político que el Gobierno central tiene sobre las regiones”.

Aseguró que en caso de que ambos procedimientos no sean tomados en cuenta por las instancias pertinentes, “nosotros apelaremos a la denuncia política ante el tribunal del pueblo para que el país perciba el retroceso histórico que significa el proyecto socialista”.

“El pueblo venezolano tiene que entender que aquí hay un saboteo, que nosotros estamos trabajando con los recursos que tenemos en nuestras manos y que, con todo y eso, nuestra gestión es superior a los ineficientes gobernadores que el chavismo tuvo en estas regiones, como en el caso de Táchira”, insistió el gobernador.

Defender la descentralización

Pérez Vivas hizo un llamado a todo el pueblo venezolano para que defienda la descentralización “porque con ellos estamos garantizando la democracia en nuestro país”.

“Aquí tenemos la obligación de enseñarle a todos esos venezolanos, que aún no comprende el signo del régimen, que estamos volviendo al pasado, a un nivel de atraso político propio de las dictadura militares que el país tuvo durante el siglo XX”, sostuvo.

Exhortó al Gobierno nacional, “a cambiar la línea, a reflexionar, a entender el signo de los tiempos, a respetar la voluntad del pueblo venezolano que se ha expresado eligiéndonos a nosotros, y a ratificar la voluntad de trabajar en términos respetuosos con todos los poderes del Estado en la medida que se respete la Constitución”.

Alicia De La Rosa EL UNIVERSAL





Cuando duele el aliento




El columnista, en el rincón de la vereda de Chacaíto, pasará las horas haciendo un viaje con Ryszard Kapuscinki siguiendo los pasos de Heródoto, el padre de la historia.

Lo bienhechor de no poder salir ni al zócalo de la vivienda los fines de semana ante la espantosa inseguridad reinante en la ciudad de los lejanos techos rojos, es poder leer con calma, regresar a los viejos y amados libros, descubrir otros, y seguir embelesándonos con la literatura de siempre.

Boot de Condillac, creador de la escuela sensualista, decía que "el secreto del escritor está en saber comprender la armonía". Y en eso estamos.

El ruso Tchinguiz Aitmatov lo demostró en demasía. Cuando el invierno era inclemente en las heladas tierras de los kirguises, escribió un texto titulado "Yamilia", comparable con "El prado de Bezhin" o "Kasian, el de las tierras bellas", refulgentes cuentos de Iván Turguéniev.
El tierno relato es la lucha de un amor, una familia y unos surcos. También un poco de ganado y unas duras tareas agrícolas. Es decir, el camino de la difícil felicidad humana en los tiempos del Soviet sin perder anhelos.

Cuando se alzó el Estado comunista -olvidando al hombre de sangre y huesos-, había comenzado al mismo tiempo el desmoronamiento del país. Se regresaba a las luchas entre los boyardos, los mujik y los siervos, es decir, la autocracia de los menos sobre los más.

Desde ese entonces hasta hoy el problema es el mismo: los líderes de izquierda creen tener la solución a los problemas cruciales del ser humano, mientras alrededor todo se hunde. Es decir, no saben de podredumbre y pena profunda y sola. Lo expresó la autora de "Réquiem", Anna Ajmátova, ante un puñado de madres que hacían fila para ver a sus hijos presos –el de ella también– un día del crudo invierno de Leningrado: "Estaba entonces entre mi pueblo y con él compartía su desgracia”.

He releído ese verso y por sentimientos afines he pensado en nuestra tierra actual, tan mancillada ella, despedazada y con una profunda herida abierta en el costado de su viviente realidad. El país se nos va en pedazos por las hendiduras del alma y la única expresión que puede reflejar tanta angustia, es otra palabra poética, la de Miguel Hernández: "Y por doler, nos duele hasta el aliento".

Sobre el sofá de la salita en la vereda de Chacaíto hay dos libros que voy leyendo casi al unísono: "Viajes con Heródoto", de Ryszard Kapuscinski, y una obra trágica, quejumbrosa, con sabor a dolor desmenuzado, escrita por Mo Yan, al que ya consideran "el Kafka chino". Su titulo: "Grandes pechos, amplias caderas".

Con esas páginas entre las manos, el fin de semana que hoy comienza se hará más llevadero, y la lectura nos seguirá resguardando en su regazo.

Rafael Del Naranco
Cadena Global

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