Afirmar que las revoluciones son una máquina de producir pobreza es algo que no merece explicación a estas alturas del siglo XXI, los ejemplos son tan abundantes que resulta redundante detenerse y solazarse en ellos. Pero nuestro socialismo bolivariano del siglo XXI se empeña día tras día en demostrarnos que no hay desgracia que no se pueda superar y actúa como un verdadero caterpillar de la pobreza, o, lo que es lo mismo, de la destrucción de riqueza.
A pesar de que hay ejemplos más importantes quiero referirme a la expropiación (intervención) de Marina Grande. El éxito de este pobre balneario no radica en la belleza de sus playas, de hecho, al este del mismo hay varias playas más o menos iguales, las cuales están llenas de taguaras, bebederos de cerveza y modestos restaurantes. No, el éxito radica en un par de servicios medianamente organizados: estacionamiento seguro, baños discretamente limpios y dos o tres ventas de bebidas y comidas aceptables Si la Gobernación de Vargas organizara los servicios en las otras playas sería una competencia formidable para el balneario de Marina Grande. Podría otorgárselos a cooperativas y EPS para multiplicar la oferta playera en la zona y bajaría el precio de pasar un día en la playa, obligando a la gente de Marina Grande a hacer lo mismo. Aumentarían los temporadistas y bajarían los precios. En resumen, crearían riqueza. Pero esa no es la idea que persigue la revolución. En vez de ello, intervienen la única playa a la que se puede ir con algo de seguridad y obligan a que sea gratis. Resultado: no habrá playa segura y se irán los turistas. Conclusión: creación de pobreza.
Esta conducta se repite en todo, no son capaces de hacer la siderúrgica que prometen hace una década, pero se cogen Sidor; no pueden hacer una planta de crudo sintético, pero se cogen Sincor. Eso sí, le cambian el nombre a Petrocedeño, para eso sí son buenos. Así hay infinidad de ejemplos, pero lo más grave es el tratamiento del sector agrícola, el más atendido en las cadenas oficiales y shows dominicales. Hay que decir que nuestro líder presume de ser un puñal en la cuestión agrícola y hablar del tema es algo que le encanta. Si el éxito del sector fuera proporcional a la verborrea oficial ya Venezuela sería el ejemplo de la revolución agraria. Nuestro Presidente habla de todos los cultivos, de las vacas, de lo pernicioso de los eucaliptos y de cuanta vaina se le ocurre. En consecuencia, todas las medidas que inventa son intervenir la agroindustria, al fin y al cabo es algo que domina, "si Lorenzo no se disciplina me cojo toda la Polar", como si el emporio agroalimentario que ha creado Polar en casi 70 años fuera como soplar y hacer botellas. Una amenaza de arrasar con el caterpillar de la pobreza todo lo que ha creado una organización disciplinada e imaginativa.
A mí me gustaría que la brillantez de nuestro prócer fuera más allá de la agricultura, porque la economía es mucho más que sembrar. Me gustaría que expropiara a la Toyota y llenara el planeta de vehículos revolucionarios. Podríamos competir en vehículos híbridos, que están de moda actualmente. Tal vez se podría asesorar con Fidel que está ocioso desde que dejo el gobierno de Cuba y es un estudioso de estos temas, de modo que el patriarca lo asesorara mientras descansa de alguna de sus numerosas caminatas por La Habana y lográramos, entre Venezuela y Cuba, saltar a la vanguardia tecnológica del transporte amigable con el ambiente. Pero esos temas les quedan grandes a nuestros economistas revolucionarios, su obsesión es sembrar yuca y fabricar alpargatas, con baja productividad. Sus ideas no superan el caterpillar de la miseria.
Lo más terrible es que esa es su forma de subsistir. Cuanta más pobreza generan más dignidad e identificación producen entre los pobres. Aquí es que se equivocan los que creen que la estrategia es errada. Al contrario, las revoluciones se afirman sobre el caterpillar de la pobreza. ¡Que Dios nos coja confesados!
Andrés Mata Axpe
http://www.entornointeligente.com/resumen/resumen.php?items=829331
Capitalismo salvaje bolivariano
Las declaraciones del monarca tropical deslegitimando herramientas históricas de los trabajadores como son los sindicatos, los convenios colectivos, la huelga y el paro obrero, no son otra cosa que la expresión del carácter capitalista del régimen, y una clarinada a los asalariados de cómo este gobierno pretende enfrentar los legítimos reclamos de vastos sectores de trabajadores en los próximos meses. Pero más aún, ha amenazado con militarizar aquellas instituciones en las cuales los trabajadores han expresado su voluntad de paralizar los servicios ante el engaño sistemático por parte del gobierno. Es el caso de la estafa a los trabajadores del Metro de Caracas en donde después de firmar el nuevo contrato colectivo, este ha sido desconocido por el gobierno, que ahora se niega a cumplirlo y amenaza con militares esquiroles para reemplazar a los trabajadores en sus puestos de trabajo.
Pero lo mas grave ha sido las aseveraciones del engorilado del Palacio de Misia Jacinta, al declarar que de otorgar aumento a los trabajadores tendría que comprometer las partidas presupuestarias destinadas a las misiones sociales. Esta afirmación encierra elementos importantes: Primero: no existe la voluntad de modificar los gastos militares faraónicos negociados con Rusia, China y Bielorrusia. Segundo: no tiene la menor intención de alterar las políticas económicas destinadas a consolidar la emergente oligarquía bolivariana. Tercero: no hay signos de cambio en cuanto a su política de Don Regalón para con los presidentes Rock-colas (Evo, Daniel, Rafael, etc.) a quienes tiene que darle dinero para que hablen a su favor. Cuarto: El gobierno solo ha considerado lo reservado para los programas sociales en el presupuesto nacional, como la única fuente que existe para solventar el reclamo de los trabajadores venezolanos. Esto demuestra la poca importancia que tienen los trabajadores en el socialmilitarismo del siglo XXI, pero además es un intento perverso para dividir a los trabajadores de los demás sectores populares y generar de esta manera contradicciones entre ellos. Utilizar los bajos precios del petróleo como excusa para no cumplir con los contratos colectivos, es una muestra más del cinismo, pues la caída de los precios petroleros ha ocurrido en los últimos meses y la negativa a discutir las nuevas contrataciones colectivas ha sido la postura oficial en estos últimos 5 años del iluminado de Sabaneta.
Paradójicamente, mientras el régimen más usa un vocabulario de izquierda, más a la derecha se ubica en su accionar político. Ya no es solo la flexibilización laboral, la represión brutal como las que sufrieron los trabajadores de Sanitarios Maracay, de Sidor, y más recientemente los trabajadores del ramo automotriz en Anzoátegui. Ahora el régimen antiobrero del tte coronel pretende conculcar beneficios sociales e instrumentos de lucha a los trabajadores ¿Qué clase de socialismo es este que persigue, reprime y atenta en contra de los intereses de los trabajadores, sujeto histórico de todo cambio social revolucionario?Jose Rafael Lopez Padrino
http://www.analitica.com/va/economia/opinion/5061279.asp
No hay comentarios:
Publicar un comentario