lunes, 20 de abril de 2009

"Yo lo que veo es a la República Bolivariana contra Venezuela"



Entrevista // Massimo Desiato, Filósofo


"Ya no crean que la convivencia puede darse a estas alturas. Chávez puso el juego así, porque así le conviene"


Los más de siete mil kilómetros de distancia que separan al filósofo Massimo Desiato de Caracas se neutralizan gracias al hilo telefónico. Con Internet, dice, sigue cotidianamente el acontecer nacional y sus comentarios demuestran que sí, que está al día.

Ocupado ahora con un posdoctorado en Sociología en la Universidad de Barcelona (España), Desiato aceptó ampliar la reflexión contenida en su último artículo de opinión, "Represión, revolución", en el que sugirió a la oposición diseñar una estrategia para enfrentar la violencia político-social del régimen y el plan de Hugo Chávez de mantener al pueblo agitado, pero sólo hasta cierto punto previamente calculado.

Licenciado en la Universidad de Urbino (Italia), completó estudios en la Universidad Simón Bolívar. Autodefinido como un hombre de izquierda, en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) dirigió el Centro de Estudios Filosóficos. Su último libro, culminado en 2006, se titula: "Crítica de una revolución anunciada. Un discurso sobre Venezuela".

-¿Cómó se puede "jugar el juego de la violencia con el ánimo de la paz"? ¿Plantea forzar la barra y precipitar la etapa de la represión?

-Yo no he querido dar la idea de que estoy incitando, no es ese el mensaje. Es un asunto cronológico. Creo que la situación económica tarde o temprano va a provocar protestas de todo tipo y entonces el Gobierno va a comenzar la represión. No estoy diciendo yo que salgamos a la calle ahora. Lo que sí digo es que vamos a ver cómo torcemos esa represión, de modo que al Gobierno se le vaya de la mano el aparato represivo, que haya capacidad de interpretar esa represión para que ese aparato se vaya desmantelando, porque, supongo yo, dentro del Gobierno habrá corrientes que no son tan radicales y en una situación de represión callejera se pudiera quebrar esa unidad que está mantenida un poco artificialmente por Chávez.

Se trata de no jugar más un juego que el Presidente ya no juega. El nombramiento de la nueva gobernadora (Jacqueline Faría) es desconocer los resultados electorales. Ya está reprimiendo, pero lo hace de una forma que no tiene visibilidad internacional, como sí está pasando con Tailandia. Chávez se cuida mucho de que no haya ese tipo de violencia porque lo vuelve visible. El que (Antonio) Ledezma se quede sin sede y sin presupuesto es un acto violento, pero eso no es reportado por ninguna noticia en Europa.

-¿Cómo se tuerce esa violencia para restituir la paz?

-No se trata de salir a la calle pacíficamente, tampoco hacer como los polacos en la II Guerra Mundial, que se lanzaron en una carga de caballería contra los tanques alemanes. Hay violencia y violencia. En el desembarco de Normandía los nazis disparaban, pero los ingleses no lanzaban flores. Pero no se puede decir que la violencia del nazi era igual a la violencia del aliado -norteamericano o inglés- porque el aliado buscaba finalizar en la libertad. Ahí la violencia cobra otro sentido. Lo que yo digo es que ya no crean que la convivencia puede darse a estas alturas del juego. Y es que el juego está así porque Chávez lo puso así, porque así le conviene. Parece como si él estuviera jugando un partido de ajedrez y el rival no se da por aludido. Incluso cosas simbólicas, como cambiar los nombres, parecen no tener importancia, pero llamar Milicia Nacional Bolivariana a la Reserva, ya está diciendo hacia dónde van los tiros. Si se creen que Chávez se va a ir de Miraflores pacíficamente, están muy equivocados, él está rodeado de un montón de gente -cubanos, iraníes- que no tienen la cultura de convivencia de los venezolanos. Esos son los mitos que hay que eliminar.

-Los liderazgos de la oposición no han reaccionado y el ciudadano común actúa con aparente indiferencia.

-Yo tengo diez años escribiendo el análisis sociológico del chavismo. En 2003 yo obtuve, de ciertas fuentes, el programa de Chávez y lo está cumpliendo paso a paso. Cuando él habla de avanzar en la revolución, lo que va a hacer es cerrar los espacios que la clase media utiliza: centros comerciales, clubes, bienes que le dan algún tipo de significado a ese estilo de vida. A la gente hay que alertarle que lo que viene es comunismo bolchevique. Hay veinte tipos de comunismo, pero el que termina dándose en la realidad es el bolchevismo, que es un comunismo no marxista, leninista, stalinista, que se apoya en el ejército y que se desarrolla rápidamente en situaciones de escasez. ¡Cuidado! Mientras más haya situaciones de escasez, más le conviene a Chávez, porque él sabe muy bien que la venezolana es culturalmente una sociedad consumista. ¿Cómo eliminar el consumismo, que es lo que impide que la revolución pase del decreto a lo real? Pues eliminando los bienes que permiten el consumismo. La recesión mundial, que es cierta, Chávez la va a usar como excusa para la escasez. El Gobierno va a decir cuáles son los bienes básicos que usted puede tener, bien porque limita los dólares para importar o simplemente lo prohíbe. Si hasta ahora a la gente no le ha importado lo político -lo que le pasa a Ledezma le da igual- sí le importará no poder pasear en los centros comerciales. Los van a tocar ahí donde más les duele y eso es violencia también. De allí que la reforma constitucional incluye el problema del "enemigo interno". ¿Ese quién es?, la clase media. Me extrañó que en estos días no hubiera protestas y es que si la clase media se hace la loca otra vez, se acabó lo que se daba. ¡Esto es Cuba!, pero no la que se está abriendo ahora, no, será la Cuba castrista, el relevo.

-Se alega como una excusa para la inacción que aún "hay mucho dinero en la calle".

-Bueno, hay que concluir que eso forma parte de un plan estratégico de Chávez para que la gente no se dé cuenta. Porque una de dos: o nos hemos vuelto estúpidos todos, lo que es poco creíble, o hay una estrategia opiácea para narcotizar a la clase media, haciéndole creer que la política no es importante. En esto último el Gobierno encuentra un terreno muy abonado, porque la decepción política es histórica, pero la gente no se da cuenta que la política defiende lo social y lo social es el estilo de vida.

-Parte de la sociedad asume una actitud de súbdito ante Chávez. ¿Cómo se puede sensibilizar a ese sector?

-Hay mucha gente de clase media que está cuadrada con el chavismo por oportunismo, creen que el comunismo no se va a dar, y ya se está dando. A esa clase media no la vamos a poder contactar hasta que le toquen su estilo de vida. Esa gente no se da por aludida porque no tiene cultura política, están ahí por dinero. El gobierno de Chávez utiliza la misma estructura clientelar que los gobiernos anteriores para decirle a la gente: "aquí no pasa nada, esos son los oligarcas que están paranoicos". El utiliza un esquema cultural muy arraigado para producir el problema que tú estás planteando: ¿cómo hacer para que esa gente cobre conciencia?, lo cual muestra que tiene una estrategia muy precisa.

Dicen: "hay mucho dinero en la calle", pero ellos mismos no llegan al final de su propio razonamiento, que es: "Mientras haya mucho dinero, lo que tú adviertes no se va a dar, pero en el momento en el cual no haya dinero sí se va a dar". (Jorge) Giordani lo dijo, muy ambiguo, pero lo dijo. Todo está preparado para que el país estuviera impreparado y entre en un estado de escasez y dentro del estado de escasez el comunismo se impone.

-¿Qué se puede hacer?

-Dentro de las reglas democráticas, nada. Tarde o temprano va a llegar la confrontación, pero esa vía es muy distinta si la comienza Chávez o si la comienza la oposición. Sólo en ese momento la clase media va a reaccionar y ahí es donde la dirigencia opositora tiene que tener ya una organización para captar el malestar a la espera de la represión, porque si espera el malestar para organizarse, pues está perdido el asunto. Hay que seguir el juego democrático como lo hace Chávez, que lo usa como fachada, pero preparándose para una confrontación. Hace ocho años yo escribía sobre los espacios de convivencia cuando se podía dar, pero a estas alturas hay mucho odio.

-Aquí se viven niveles de violencia física muy elevados, tal vez por eso la violencia política parece nada.

-Yo hablo de una cosa distinta de la violencia del hampa, de la violencia verbal, de la violencia no dialógica. La oposición tiene que prepararse, a la violencia se responde con violencia. Los venezolanos no podemos hacer como Gandhi. Yo me concentraría en el sector de la oposición que ya tiene conciencia política para organizar formas de violencia política propias. A la violencia política invisible hay que volverla visible. No hay que perder el tiempo en recuperar un sector de la clase media que debemos darla por perdida por ahora. Se trata de buscar la unificación de una parte mayoritaria -no necesariamente numérica, sino la que tiene claridad y compromiso- para organizarse para los eventos de confrontación que tarde o temprano van a presentarse. Yo diría: déjense de buscar la unidad imposible y organícense. Sumaría a quienes tienen el conocimiento, la habilidad, y, aunque sea una oposición de menor cuantía numérica, que tenga mayor impacto mediático visible fuera de Venezuela. El asunto es crear una "agenda-setting" de los noticiarios extranjeros. Hay que ver cómo se solidifica a la gente que tiene intereses en común, pero que no quiere perder tiempo en eso de hacer política.

Cada vez que Chávez pierda una elección, va a sacar en la Asamblea Nacional una ley, una reforma, que aunque parezca legal, no es ética y hay una ética democrática que impugna esa legalidad. Desde afuera yo lo que veo es a la República Bolivariana contra Venezuela.

-Me decía que Chávez tiene gran conocimiento de la antropología cultural del venezolano. Él ha exacerbado las peores pasiones y las usa en su beneficio.

-Lamentablemente él ha puesto el partido en ese nivel. Si él manipula las pasiones de esa forma, nosotros no podemos responderle con esgrima. Habrá que estar preparados para manejar también ese tipo de política. Por ejemplo, retomar el orden educativo por otros caminos, en donde la polis sea lo prioritario, la polis entendida como habla dialógica. Eso es algo que la oposición tiene que plantearse, la pregunta es cómo se lo plantea cuando Chávez amenaza con lanzarse la Ley de Educación y ahí de polis no hay nada. Lo que hay es comandante con "c" mayúscula en los libros de texto. Eso es una ofensa a cualquier ciudadano porque él no es el comandante, él es el Presidente y está al servicio de todos y de la República.

Elvia Gómez

EL UNIVERSAL

No hay comentarios: