Maracay.- Un grupo de simpatizantes del Gobierno permanece a las afueras del Palacio de Justicia de Aragua en apoyo a las víctimas del golpe de Estado del 11 de abril de 2002, a la espera del dictamen de la jueza 4to de Juicio, Maryorie Calderón, quien decidirá sobre la causa que se sigue a los ex comisarios de la Policía Metropolitana (PM) Lázaro Forero, Henry Vivas e Iván Simonovis, y ocho funcionarios policiales.
La vigilia comenzó en horas de la noche de este jueves, una vez que culminó la audiencia celebrada en el Juzgado 4to de Juicio, donde tanto víctimas como acusados ejercieron su derecho de palabra.
La secretaría del Tribunal había dicho inicialmente que el primer informe de las deliberaciones se daría a las nueve de la noche, pero llegada la hora la presentación fue retrasada para la media noche de este jueves.
La señora Creslia de Caro, viuda de Luis Alberto Caro, quien cayó muerto en las inmediaciones del Palacio de Miraflores el 11-A, solicitó justicia para las personas que resultaron heridas y fallecidas en estos sucesos, "pues estos asesinatos no pueden quedar impunes".
De igual forma, Dalila Mendoza, viuda de Pedro José Linares, quien fue asesinado en Puente Llaguno, expresó que esperan una respuesta de la justicia por los cientos de muertos y heridos del 11-A. "Sin embargo, esto es el comienzo porque hay fallecidos que no están dentro de este juicio como víctimas, tal es el caso de mi esposo".
Por su parte, las hijas de los comisarios Henry Vivas y Lázaro Forero indicaron que hoy llega a término una espera de cuatro años porque se haga justicia y se determine la inocencia de sus padres y sus nueve compañeros de prisión.
Las jóvenes destacaron que los comisarios les pidieron mantenerse siempre con la frente en alto, pues independientemente de la decisión ellos saben, los venezolanos saben que son inocentes de los cargos que se imputan.
María De Lourdes Vásquez
El Universal
Tristeza y miedo en Chichiriviche
Una extraña enfermedad azota a pobladores del oeste de Vargas
Chichiriviche de la Costa.- Nadie sabe con certeza cuál es la causa. Tampoco saben cómo se produce. Menos idea tienen de cómo pueden protegerse. De lo que sí están seguros es de que sienten mucha tristeza y pánico de ver cómo sus familiares y vecinos están cada vez menos saludables, más enfermos, más graves& cada vez más débiles. Al punto de que hasta la vida la están perdiendo. Todo eso está ocurriendo en Chichiriviche de la Costa, un poblado rural ubicado al extremo oeste del estado Vargas,. que pertenece a la parroquia Carayaca.
Y es que desde el pasado 5 de marzo, los niños de la Escuela estatal Rómulo Monasterios (única casa de estudios de la localidad) comenzaron a sentirse mal y, aunque fueron llevados por sus representantes al ambulatorio rural del poblado y les recetaban medicamentos para bajarles la fiebre, los malestares de los pequeños nunca cesaban.
Con el transcurrir de los días fue aumentando el número de pacientes y empeoraba la salud de los pequeños. Tras cuatro semanas de dolores de estómago, fiebre y vómitos constantes, el número de enfermos llegó a 50 (47 niños y 3 adultos que eran docentes de los pequeños), señalaron ayer Yenquis Higuera y María Teresa Manríquez, médicos del ambulatorio.
Los galenos contaron que transcurridas 48 horas de haber tratado a cada paciente y no encontrarles mejoría, optaron por remitir los casos a la Dirección de Epidemiología Regional. A ese organismo, ubicado en la sede de Sanidad, en La Guaira, llegó también la denuncia de un familiar de los niños enfermos, reportando un "virus extraño en el pueblo". Esa notificación la hizo Deisy Bello, tía de una víctima fatal, el 16 de marzo.
Deisy Bello señaló que "nos subestimaron porque somos una población pequeña. Yo fui y alerté a las autoridades y no mandaron a nadie hasta que falleció mi sobrino. Siempre hemos padecido de la indiferencia oficial y ahora eso se está demostrando. Aquí e estamos acostumbrados a morir de viejo, no de extrañas enfermedades".
Pse a la masiva transferencia de pacientes y a la denuncia formulada por Deisy Bello a la Dirección Regional de Epidemiología, no fue sino hasta después de la tercera semana (al día siguiente que se registró el primer fallecido) cuando las autoridades de Vargas mandaron al pueblo unidades de apoyo para comenzar a realizar muestras sanguíneas y así poder determinar qué es lo que está generando enfermedades en esa zona altamente turística del Litoral.
El 27 de marzo falleció el primer niño. Jean Carlos Ulloa tenía 9 años y estudiaba cuarto grado. La segunda víctima fatal se reportó el lunes 30, José Rafael Bello, quien tenía 7 años y estudiaba tercer grado.
Familiares de ambos, sus vecinos, conocidos& todo el pueblo los lloró. Ayer enterraron al segundo chico, a quien le practicaron la autopsia. Mediante los exámenes forenses, autoridades sanitarias esperan conocer cuál epidemia los golpea, pues hasta ahora lo único que tienen son presunciones.
Para hoy, la Dirección de Epidemiología Regional tiene previsto aplicar una medida de cordón sanitario (cuarentena).
Anoche trascendió que la patología podría haberse extendido a la parroquia Catia La Mar.
El Universal
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