Churchill tenía razón: el socialismo es el reparto equitativo de la miseria
El gobierno ha metido el acelerador del socialismo a fondo y nos lleva cual carro sin frenos a estrellarnos estrepitosamente contra un muro de contención. Y sabemos que las probabilidades de sobrevivir en un choque de esos son bastante bajas.
Es cierto que en América Latina ha habido terribles injusticias sociales. Pero las injusticias no se resuelven cometiendo otras injusticias. El caso de la toma de los terrenos de Tucutunemo en el estado Aragua -pequeñas fincas productivas, fruto en su mayoría del trabajo de toda una vida de una o más generaciones- y de los grupos de invasores organizados que están instalados en la II etapa de Terrazas de La Vega, y a pesar de que un tribunal ordenó el desalojo, siguen allí, son sólo dos muestras de hasta dónde llega el horror. Las leyes socialistas -tanto las de la Habilitante como las que ha aprobado la Asamblea Nacional- proveen el marco "legal" para arrebatar la propiedad privada a quienes les dé la gana.
Ayer me llegó un correo electrónico muy ilustrativo: los muchachos de un salón de clases se enfrentaron con vehemencia a un profesor que fustigaba el sistema socialista. Decían los muchachos que el socialismo sí funcionaba porque era el "gran igualador". "En el socialismo no hay ricos y no hay pobres, todos son iguales", alegaban.
En el siguiente examen, sin advertirles previamente, el profesor tomó todas las notas, las promedió y les puso la misma a todos, un trece. Los que no habían estudiado estaban felices, pero los que se habían preparado estaban furiosos. En el siguiente examen sucedió lo mismo, pero esta vez la nota promedio fue menor, porque los que antes habían estudiado, esta vez no se esforzaron. El promedio fue diez. Para el tercer examen nadie estudió y el promedio cayó dramáticamente a cinco.
"Cuando la recompensa es grande" les dijo el profesor, "el esfuerzo es grande. Cuando el gobierno elimina la posibilidad de que haya recompensas, nadie se esfuerza, lo acaban de experimentar... Ustedes decidan". Por supuesto, decidieron que el socialismo no les servía.
Quienes hoy aún creen que el socialismo es la solución, o son unos ilusos que esperan por lo que no va a suceder, o son unos fracasados que quieren que los demás fracasen, o son unos zánganos que se aprovechan del sistema... Ustedes decidan...
Carolina Jaimes Branger
El Universal
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