sábado, 16 de febrero de 2008

Revelan que Chávez permite al ELN mantener secuestrados en Venezuela

Rebeldes del Ejército de Liberación Nacional (ELN) marchan en Arauca en el noreste de Colombia.

Un secuestrado colombiano que permaneció 20 meses en poder del procastrista Ejército de Liberación Nacional (ELN), reveló ayer desde París, en donde se encuentra exiliado, que fue llevado por sus captores hasta selvas venezolanas y allí permaneció cautivo en virtud de un virtual "pacto de no agresión'' entre ese grupo armado ilegal y el presidente Hugo Chávez.

El geógrafo e ingeniero de petróleos Jorge Andrés Sierra declaró al periodista Herbin Hoyos, del programa radial Colombia Universal, de la estación Caracol Radio, que desde los campamentos selváticos en los que permaneció secuestrado con otros seis colombianos podía divisar el paso de helicópteros militares de Venezuela cuyos tripulantes desde el aire saludaban con señales de mano a los guerrilleros que lo tenían cautivo.

El "pacto de no agresión'' consistía, entre otros aspectos, en que los del ELN (segunda fuerza guerrillera colombiana) "no secuestraban venezolanos y Chávez los dejaba estar en Venezuela''.

En múltiples oportunidades, recordó Sierra, al ver pasar los helicópteros, lanzó voces de auxilio y gritó que estaba secuestrado pero no tuvo respuesta de los militares que sobrevolaban los campamentos.

Los secuestradores, en cambio, frecuentemente le advertían que en caso de escapar sería capturado por la Guardia Nacional venezolana y devuelto al ELN.

Al paso de las aeronaves, "Yo gritaba: ‘¡Socorro, socorro, estoy secuestrado!'. Yo no estaba uniformado y era obvio que no era guerrillero'', sostuvo Sierra, quien fue secuestrado el 14 de diciembre del 2000 cuando trabajaba en un proyecto de exploración petrolera en el limítrofe departamento colombiano de Guajira, desde donde fue llevado caminando hasta Venezuela por montañas boscosas binacionales.

Los secuestradores le decían que Venezuela era para ellos "territorio amigo'', aseguró Sierra. "Cruzamos por mojones [hitos] de la frontera colombo-venezolana, por trochas guerrilleras y llegamos, en territorio venezolano, a un campamento que llamaban Campo Plátano. Ya llevábamos unos 10 días de secuestro, dormíamos muy pocas horas y caminábamos todo el día y toda la noche.

"Cada día eran más guerrilleros los que se encontraban en el camino, ya dentro de Venezuela''.

A Campo Plátano "llegó un comandante a entrevistarnos. tenía la cara cubierta''. Luego, fueron llevados "a un campamento que ellos llamaban Los Vientos. Era un pequeño filo de la loma. Hacía un viento infernal, había un cultivo de maíz, había árboles altos y ahí llegaban y sobrevolaban los helicópteros venezolanos''.

Sierra explicó que sabía que eran naves venezolanas simplemente porque "tenían la bandera venezolana y letreros que decían República de Venezuela''. Vio volar helicópteros "artillados'' y otros "que no eran artillados''.

Los guerrilleros, aseguró, "mostraban admiración hacia Chávez, lo miraban como su líder''.

Después de unos meses de secuestro, "ya había más descuido de los guerrilleros, ya hablaban de que tenían comunicaciones con la Guardia Nacional por radio, que avisaban cuando ellos estaban entrando, por dónde iban a estar. Unos decían que le pedían permiso a la Guardia Nacional para tumbar monte [deforestar] y la Guardia Nacional les decían cuándo podían quemar [los árboles derribados] para que no hubiera alarmas de que eran colonos colombianos''.

"Seguimos caminando. por la estación de Las Flores'' y luego continuaron "por las trochas que van a la [población venezolana] de Machiques. Escuchábamos en los radios de los guerrilleros las conversaciones de la Guardia Nacional.

"El Pan que llegaba era pan Bimbo, venezolano, y la mantequilla era con la etiqueta del precio en bolívares''.

"En una ocasión, en uno de los intentos de escape, que programé por bastantes meses, logré seguir las trochas, escuchar a los guerrilleros cómo hablaban y cuando iba ya a entrar a Machiques yo sabía que iba a encontrar las fincas que ellos describían [y] otros pueblos pequeños que había al otro lado de esas tierras''.

"Cuando voy bajando por esa segunda o tercera montaña veo un campamento militar: la Guardia Nacional. Me tocó regresar al campamento guerrillero y volver a entrar a mi cambuche [barraca] aterrorizado porque no podía dejarme capturar por los venezolanos'', contó Sierra.

Gonzalo Guiillén

El Nuevo Herald

http://www.elnuevoherald.com/167/story/161189.html

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