El conflicto entre ExxonMobil y Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA) escaló ayer a un nuevo nivel cuando la petrolera venezolana anunció que rompía relaciones comerciales con el gigante estadounidense, mientras el ministro de Energía, Rafael Ramírez, afirmó que el país está listo para suspender los embarques de crudo a Estados Unidos.
En un anuncio oficial, PDVSA indicó que ''frente a las acciones de hostigamiento'' y como ''un acto de reciprocidad'', suspendió ''las relaciones comerciales y el suministro de crudo y productos'' a la transnacional estadounidense, aunque según los expertos esto no tendría efectos notables en las operaciones comerciales internacionales de la petrolera estadounidense, con sede en Texas.
Sin embargo, PDVSA se cuidó de dejar en claro que la suspensión no afectará las operaciones conjuntas que mantiene con ExxonMobil en una operación a partes iguales en la refinería de Chalmette, en Louisiana, que constituye ahora el grueso de las relaciones comerciales entre ambas compañías.
''PDVSA honrará a cabalidad los compromisos contractuales sobre inversiones communes con ExxonMobil en el exterior'', indicó el anuncio oficial, refiriéndose a los contratos con Chalmette, que procesa 185,000 barriles diarios.
Sin embargo, la petrolera venezolana subrayó que se reserva el derecho ''a terminar aquellos contratos cuyos términos permitan rescindirlos'', sin detallar el tipo de acuerdos.
PDVSA no aclaró el tipo de relaciones comerciales que mantenía hasta ayer con ExxonMobil, además de las operaciones en Chalmett, ni la cantidad de crudo que dejará de venderle a la empresa estadounidense.
Margert Ross, portavoz de ExxonMobil en Houston, indicó en un mensaje electrónico enviado a El Nuevo Herald que ''las refinerías de ExxonMobil son capaces de procesar una variada gama de crudos diferentes'', aunque declinó ofrecer más detalles argumentando que ``por razones competitivas, nuestra política es no discutir temas operativos, incluyendo fuentes individuales de suministros''.
La medida de PDVSA es en respuesta a una demanda presentada por ExxonMobil para congelar los activos de la petrolera venezolana por un máximo de $12,000 millones a nivel internacional, como garantía previa a la discusión de un proceso de arbitraje entre ambas empresas que se iniciará el mes entrante.
El anuncio se hizo dos días después que el presidente Hugo Chávez amenazó con suspender el envío de crudo a Estados Unidos, alegando que la demanda de ExxonMobil es parte de una guerra económica promovida por Washington contra Venezuela.
La suspensión de relaciones comerciales acordada por PDVSA coincidió con declaraciones de altos funcionarios del gobierno del presidente Bush en el sentido de que una interrupción del suministro venezolano de crudo se compensaría rápidamente por otras fuentes sin mayores consecuencias.
''Otros productores importantes de petróleo han garantizado que pueden compensar interrupciones significativas de cualquier naturaleza'', declaró ayer a la agencia Reuters un alto funcionario estadounidense, que declinó ser identificado por lo sensible del tema.
''Los mayores consumidores de crudo del mundo también están unidos a través de la Agencia Internacional de Energía, que tiene un rango de opciones de contingencia a su disposición'', agregó el funcionario.
Por su parte, la portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino, dijo que la disputa entre ExxonMobil y PDVSA ``no es algo en lo que el gobierno federal se va a involucrar''.
En una entrevista publicada ayer, el ministro Ramírez se hizo eco de las amenazas proferidas el domingo por el presidente Chávez y advirtió que ''estamos listos'' para suspender los envíos de petróleo a Estados Unidos en cualquier momento.
''Si ellos [ExxonMobil] quieren que este conflicto se escale, se va a escalar. Nosotros sí tenemos cómo hacer para que ese tema se escale'', indicó el ministro en la entrevista publicada por el diario Ultimas Noticias y recogida por la agencia Associated Press.
Si embargo, en una matización de las declaraciones del ministro, el directivo de PDVSA Bernard Mommer admitió ayer que una suspensión de envíos al mercado norteamericano ''va a crear desajustes económicos'', aunque no abundó en detalles.
Expertos y analistas han señalado que una suspensión de envíos de petróleo venezolano no significaría para Estados Unidos una crisis de grandes proporciones y que, por el contrario, Venezuela podría resultar el más afectado.
''Venezuela necesita más de Estados Unidos que Estados Unidos de Venezuela'', dijo a The Miami Herald Roger Tissot, consultor independiente de energía con sede en Canadá.
Otros analistas piensan que el anuncio de PDVSA es más una jugada política que una represalia económica del gobierno venezolano.
''Más que un efecto económico, es un efecto propagandístico de PDVSA'', estimó Juan Fernández, ex gerente de planificación internacional de la petrolera venezolana, que ahora vive como exilado político en Miami.
''Es más un anuncio para que los seguidores del gobierno se sientan de alguna manera representados, que para lograr un daño económico real sobre ExxonMobil'', puntualizó Fernández.
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