jueves, 20 de septiembre de 2007

Una nueva amenaza se cierne sobre la humanidad: el “Chavismo Hitleriano”

Obligado el soldado venezolano a pronunciar "Patria, socialismo o muerte" así como los militares alemanes decían "Heil Hitler".

El nuevo fraude ya está listo, firmado y votado.
El Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien hasta ahora había sido subestimado y catalogado solamente como un líder populista, se ha convertido en un grave peligro para todo el Hemisferio Occidental. Concentrado todo el poder, al gobernante sólo le falta acceder a las armas nucleares, lo cual no es descabellado, dada su relación con Corea del Norte y su “hermano” Ahmadinejad. Armado como está, no le tiembla la voz a la hora de declararle la guerra total a cualquiera que no le acompañe. En la mejor versión de caudillo o semidios perfecto, Chávez cree que lo sabe todo, que no se equivoca. Cree tener el derecho y el deber de mandar a los demás y de perseguir a “gente decente, que tan sólo busca un atisbo de libertad”. Un Führer, pues.

Hugo Chávez va dando pasos por Venezuela con las mismas prácticas de Joseph Goebbels. De ahí que los paralelismos se muestren “asombrosos e inquietantes”. Chávez fanfarronea de un pretendido socialismo de siglo XXI, que no es más que las miserias de lo más perverso del pensamiento más empobrecedor y represivo. Chávez mezcla así el castro-comunismo, el populismo y el maligno fundamentalismo, conjugado todo en fascismo puro de corte hitleriano.

"Si después de la Segunda Guerra Mundial, hubo cierto consenso en condenar las atrocidades del régimen nazi; sería urgente y necesario extirpar de raíz este cáncer que ya empieza a hacer estragos en la gran y desdichada patria venezolana. Esto debiera ser una prioridad mundial, porque nos afecta a todos", se lee ya por la blogosfera y por los comentaristas que van ya viendo el caso de Venezuela como más que preocupante.

Mirada así Venezuela, de ello puede desprenderse que una nueva amenaza se cierne sobre la humanidad: es el “Chavismo Hitleriano” del que ya se está dando nota por la blogosfera, así como por otros varios comentaristas y analistas políticos. Esa preocupación es lo que expresa la reflexión anterior tomada por Diario de América para sus lectores.

Venezuela es hoy el país en el punto de mira. Así como intimida a muchos el poderío de Chávez, se constata que, a su vez, remueve sentimientos de angustia y preocupación por el destino del pueblo venezolano. Comienza la comunidad internacional a entender que no será fácil y que no es precisamente por la vía electoral, con motivo de votar el proyecto de reforma a la constitución vigente, que Venezuela pudiera detener esta amenaza. Porque el nuevo fraude -hay que decirlo bien alto- ya está listo, firmado y votado. Hugo Chávez es quien decide, quien manipula votos y resultados y quien, como hombre ególatra, tiene poco interés en conocer la verdadera voluntad popular.

¿Y a qué se debe el haberse convertido en elemento de alta peligrosidad que algunos advirtieron en su momento y pocos atendieron? Varios factores determinan la respuesta.

Primero, Hugo Chávez se apoderó de los poderes públicos en su propio país y, si llega a aprobarse la reforma constitucional, no tendrá ningún freno interno para llevar a cabo su aventura internacional.

Segundo, desarrolló un novedoso sistema para cometer fraude electoral, que combina maquinas electrónicas trampeadas con la tergiversación del registro de votantes, lo cual le permite reelegirse todas las veces que quiera, disfrazando su condición de dictador con apariencia democrática.

Tercero, tiene un proyecto exportable a toda la región pero, a diferencia de su mentor, Fidel Castro, Chávez tiene a su disposición un presupuesto multibillonario, proveniente del ingreso petrolero, para comprar voluntades dentro y fuera del país. Y las de fuera, lamentablemente, incluyen a los parásitos derrotistas de la izquierda norteamericana que tiene secuestrada a un sector importante del actual Partido Demócrata.

Cuarto, ha logrado financiar una red internacional de aliados incondicionales, desde México hasta Argentina, que incluye varios mandatarios, entre ellos, Daniel Ortega, Evo Morales y Rafael Correa. Lula, Kirchner, Bachelet y Vásquez no siguen sus órdenes, pero lo ven con buenos ojos o, al menos, con una tibieza más que preocupante. Chávez no descansará hasta colocar presidentes “bolivarianos” en México, Colombia y Perú.

Quinto, la red se extiende a Europa, a los Estados Unidos, creando círculos bolivarianos, comprando medios de comunicación, suministrando combustible barato y firmando acuerdos con políticos complacientes, como el alcalde de Londres y algunos figurones de la política del estado de Massachussetts (recuerden el caso del petróleo regalado de CITGO...).

Sexto, Chávez llegó a numerosos acuerdos con Ahmadineyad, el dirigente iraní que dice que hay que borrar a Israel del mapa y que el holocausto fue un invento. Chávez le abrió la puerta de América Latina al fundamentalismo islámico, logrando que los gobiernos de Nicaragua, Bolivia y Ecuador firmaran acuerdos con Irán. Agentes iranies podrán desplazarse libremente por el Hemisferio Occidental, sin necesidad de visa, utilizando pasaportes venezolanos, como ya lo hacen los cubanos.

En este punto vale destacar, que si bien Irán y Venezuela, países petroleros, han compartido durante años intereses comunes por ser socios de la OPEP y en gobiernos pasados, hasta ahí se extendía la relación. Más que especulaciones, a día de hoy, suficientes indicios refieren otro tipo de nexos. El caso del suministro de uranio por parte de Venezuela al país persa, es uno de ellos. Y es motivo de alarma por ser un material que así como puede ser utilizado para la producción de energía eléctrica, es también un componente en la fabricación de armas nucleares.

Conocidas son, por demás, las desafiantes manifestaciones públicas de Chávez en apoyo al programa nuclear iraní. Así acaba de hacerlo el gorila rojo en el último dominical de su ególatra fanfarria titulada “Alo presidente”, con desbordados elogios para el pseudo-mesías iraní. Fue igualmente notorio cuando Venezuela se abstuvo junto con Irán en la resolución del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

Otros nexos sobresalen, a raíz de los memorando de comprensión, relacionados con la fabricación de tractores, ensamblaje de automóviles iraníes en Venezuela, la instalación prevista de una sucursal del Banco Industrial de Venezuela en Teherán, y la reciente inauguración –extrañamente-, de una fábrica de procesamiento de harina de maíz, con asesoramiento y tecnología iraní. Otro aspecto que genera suspicacia es el inicio de vuelos directos, desde el mes de marzo pasado a las ciudades de Teherán (Irán) y Damasco (Siria), con acuerdos de la línea venezolana Conviasa y la "Iran Air". Esta ruta y estrecha relación de Hugo Chávez con estos países llama poderosamente la atención.

Oportuno es mencionar también, que fuentes de último momento han revelado la existencia de un cargamento de material nuclear que el gobierno de Damasco acaba de recibir de Corea del Norte. Dicho dato, sobre el que hace unos días el gobierno norteamericano no se quiso pronunciar todavía, significaría la cooperación atómica entre el régimen norcoreano y la Siria alawita que responde indirectamente al fundamentalismo chiíta. Lo mismo puede decirse en cuanto a las instalaciones científicas situadas cerca de la frontera de Siria con Turquía que, a pesar de que Siria sostiene que están destinadas a la investigación agrícola, son ejemplos claros -como bien sabe Israel- de que el verdadero fin es producir uranio enriquecido con fines nucleares. Estamos hablando, en fin, de países de estrecha vinculación con Hugo Chávez.

Este panorama plantea entonces, una gran disyuntiva a los venezolanos ante la grave amenaza que representa para el hemisferio su actual presidente. Sólo ellos podrán contenerla si son capaces de poder hacer real la voluntad popular y soberana. Y en este sentido pareciera que para Venezuela ha llegado el momento de admitir -se palpa en amplios sectores del acontecer político-, que no es posible una salida electoral para frenar la ambición hegemónica de Hugo Chávez.

"Solo es factible una solución pacífica, democrática y constitucional, más no electoral, enmarcada en la resistencia ciudadana o desobediencia civil amparada en los artículos 333 y 350 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela". Es lo que recoge el sentir de una mayoría de venezolanos en su aspiración de vivir en paz y en libertad.

Art. 333: “Esta constitución no perderá su vigencia si dejare de observarse por acto de fuerza o porque fuere derogada por cualquier otro medio distinto al previsto en ella. En tal eventualidad, todo ciudadano investido o ciudadana investida o no de autoridad, tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia”.

El asunto no es banal. Está en juego la libertad de Venezuela y la pesadilla real, cada vez más real, de tener a Chávez durante muchos años en un poder usurpado a cada venezolano. Con todo, serán los propios venezolanos quienes deban tomar partido en esta situación. Por el contrario, a Venezuela se le presentan muchos años por delante con un parecido horizonte político al que vemos hoy en Cuba, al menos en lo que se refiere a la falta de libertades.



http://www.diariodeamerica.com/front_nota_detalle.php?id_noticia=2104

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