Cada vez que el Presidente de Venezuela se presenta en público palmariamente es un “espectáculo”, como siempre “valiente” y soez soltando admoniciones. Unas veces contra sus propios seguidores quienes humildemente van a plantearle problemas comunitarios, por ejemplo: Presidente no hay agua en tal lugar, no nos pagaron las becas, no conseguimos leche, carne ni azúcar. Suficiente para que el participante reciba un regaño y sea puesto a la orden del tribunal disciplinario de su partido y castigado por el atrevimiento. Ya es proverbial encontrarnos en los programas de “Alo Presidente” con este tipo de “entretenimiento” inhumano.
Ni anillos de seguridad ni los filtros partidistas logran controlar a los presentes, cargados de penurias y esperando que la “autoridad suprema” se las resuelva. Y otras veces, con los diarios como El Mundo de España y los periodistas no ensayados, comúnmente suelen ser corresponsales extranjeros, quienes por preguntar sobre la realidad venezolana son ofendidos y tildados de irreverentes; el encontrón más reciente fue con el corresponsal de la BBC, cuando le inquirió a Hugo Chávez en vivo “¿Por qué gasta el dinero del petróleo venezolano en el exterior y no en Venezuela?” Espetándole éste, “no respondo a estupideces”.
Es que Chávez todavía cree estar en su cuartel con la tropa, la pedagogía del tiempo en la presidencia no le entra, sus resentimientos son incontrolables, tratando a todos como si fueran sus soldados y no ciudadanos. Es típico del “amo” de Venezuela esas salidas. Fue así como empezaron las cosas, él no acepta disconformidades, es un elemento extraño a su idiosincrasia y por ello, nos ve a los venezolanos como sus “agradecidos” súbditos, obligados a obedecerle sin críticas razonadas. No entró nunca en razón y ahora menos, cuando aspira convertirse en el presidente vitalicio de este país. Baby Doc en Haití también lo intentó, creyéndose el ungido de una dinastía dictatorial y todos conocemos cual fue su fin.
El caso de Chávez es más complejo por el “poder” de su petrochequera que, le ha permitido y permitirá por un tiempo más, entrometerse en sitios ajenos, mientras olvida y maltrata a sus compatriotas. ¿Será cuestión breve para que llegue su final?, Analizándolo políticamente de la misma manera como lo hacen los astrólogos, habría que conjugar muchas cosas que, concatenadas lograran echarlo. Sin pretensiones de meternos a taumaturgos, vemos su salida no tan lejos, causada por sus propios desaciertos. La gran pregunta seria entonces, Venezuela continuará aguantando sus arbitrariedades con su reforma inconstitucional insertada en un comunismo, y permisiva con la nomenclatura que se gesta. Siendo así, igual seria de inestable su perdurabilidad en el poder, nada es imperecedero y menos los bienes materiales que provee el petróleo.
Seguro estamos que las cosas vendrán juntas y en rauda violencia, cuando ese pueblo chavista, otrora partidario de la “democracia” a punto de reventar, a pesar de algunas canonjías otorgadas por el oficialismo, despierte. No aguantarán mucho tiempo, traicionados con las cada vez más frágiles promesas de Chávez, y agotándose sus recursos y verbosidad. Eso, no se lo dicen sus “colaboradores”, ni él lo aprecia, sintiéndose envuelto en una burbuja y alejado de la realidad, de allí parten sus inelocuentes respuestas a los periodistas, su alterada intolerancia cuando los corresponsales le hacen interpelaciones puntuales sobre la pobreza venezolana, y el dispendio en el exterior.
No deja de ser impropio que en Venezuela esté destruida su vialidad e infraestructura, sin mantenimiento; todo se está derrumbando mientras en el extranjero se cubren prioritariamente las exigencias de sus secuaces comunistas. La patria suya se deshace mientras el ornato externo se mantiene en perfecto estado, ¿habrá mayor adefesio? Subsidia a los londinenses para que paguen menos en transporte, mientras aquí hay escasez de alimentos y la inflación se traga los ingresos del venezolano.
Es el capitoste Chávez, orondo por el mundo repartiendo la cada vez más efímera renta petrolera. Siendo el único presidente en manejar las finanzas públicas a su real antojo, sin guardar ni siquiera las apariencias de probidad, sin tener ente alguno que le supervise. Repartiendo los cargos de la administración pública, como regalos a sus adeptos para que procedan de igual manera a él. Esta situación será insostenible a breve plazo, no hay petróleo ni a 100 dólares el barril que aguante para tanto y para tantos y los venezolanos tampoco seguirán tolerando los maltratos de esta V Republica, instaurada por la “revolución” insultante de Hugo Chávez.
Francisco Alarcón
Diario de América
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