lunes, 4 de mayo de 2009

Las venas abiertas del perfecto idiota

Tan idiota como un negro nazi



Lástima que no todos los idiotas se dan cuenta de sus errores

Probablemente ya todos los lectores aquí han visto el video y las fotos cuando Chávez se acercó explícitamente a Obama, el representante máximo de lo que él mismo llama el imperio, para regalarle una copia del libro Las venas abiertas de Latinoamérica del escritor uruguayo Eduardo Galeano. Lo más irónico fue que Obama creyó originalmente que Chávez había escrito dicho libro, sin saber que Chávez nunca ha escrito un libro, y entonces Obama pensó regalarle uno de sus propios libros, sin saber que Chávez tampoco sabe leer& en inglés.

Las venas abiertas de Latinoamérica es un libro anacrónico y socialista del año 1971, con grandes errores que se pueden ver claramente hoy tras el paso de casi cuatro décadas. Sin embargo, es un libro todavía muy leído por quien hoy se conoce como el "perfecto idiota latinoamericano".

Ahora bien, ¿quién es ese perfecto idiota latinoamericano? La respuesta la da claramente el escritor peruano Mario Vargas Llosa en el prólogo del Manual del perfecto idiota latinoamericano: "Cree que somos pobres porque ellos son ricos y viceversa, que la historia es una exitosa conspiración de malos contra buenos en la que aquéllos siempre ganan y nosotros siempre perdemos (él está en todos los casos entre las pobres víctimas y los buenos perdedores), no tiene empacho en navegar en el cyberespacio, sentirse on-line y (sin advertir la contradicción) abominar del consumismo. Cuando habla de cultura, tremola así: «Lo que sé lo aprendí en la vida, no en los libros, y por eso mi cultura no es libresca sino vital». ¿Quién es él? Es el perfecto idiota latinoamericano".

El colombiano Plinio Apuleyo Mendoza, el cubano Carlos Alberto Montaner y el peruano Alvaro Vargas Llosa son los autores del conocido Manual del perfecto idiota latinoamericano, que fue publicado originalmente en 1996 como una alternativa inteligente al celebrarse 25 años de las idioteces de Las venas abiertas de Latinoamérica.

También es bueno recordar que el Manual fue dedicado a la memoria de un gran venezolano, Carlos Rangel, por difundir las ideas inteligentes de la libertad a través de obras como Del buen salvaje al buen revolucionario (1976) y El Tercermundismo (1982). Igualmente fascinante es saber que los tres autores, y el propio prologuista Mario Vargas Llosa, reconocieron que fueron "perfectos idiotas" en sus tiempos más jóvenes, pero que afortunadamente maduraron y aprendieron de los errores propios y ajenos.

Lástima que no todos los idiotas se dan cuenta de sus errores, pues parece que algunos sí lucen con orgullo el título del "perfecto idiota latinoamericano".


José Luis Cordeiro
El Universal





La primera masacre de Chávez


Quiso tapar a los muertos del 11 de abril del 2002 con un proceso judicial y sentencias condenatorias a unos funcionarios policiales inocentes, héroes de aquel día aciago que fue el bautizo de sangre del Tirano en funciones (el teniente coronel ya tenía sangre en sus manos de soldados inocentes que murieron en su intentona golpista). Acobardado por el giro que estaban tomando las acusaciones en su contra ante la Corte Penal Internacional como violador de los derechos humanos, necesitaba encubrir las evidencias de aquel abominable crimen, cuando ordenó a sus matones abrir fuego en contra de una multitud de ciudadanos que protestaban pacíficamente en su contra. No se dio cuenta que, en lugar de sepultar el asunto, lo que hacía era poner potentes reflectores sobre aquellos hechos, quiso tapar injusticia con injusticia, logrando un grito de alarma de toda una nación sobre su torpe y criminal maniobra. Chávez necesitaba justificar la masacre y torció la verdad de una manera artera, convirtió a sus pistoleros en héroes, a los muertos en facciones políticas, a sus fuerzas armadas en autores materiales, a los policías que intentaron, arriesgando sus vidas, proteger a los marchistas en culpables… no contento con esto, argumentó y preparó mediáticamente un golpe de Estado, un secuestro y un pueblo que lo trajo de vuelta en el poder; toda esta puesta en escena necesitaba películas, libros, investigaciones "independientes", foros, publicaciones, testimonios… y, por supuesto, un juicio que terminó dándole la razón.

Pero como todo lo que hace el criminal de Sabaneta, este "histórico" encubrimiento resultó tan visible como la ciudad de Las Vegas de noche en pleno desierto de Nevada; el montaje está tan mal hecho y es tan evidente, que cualquier analista se puede dar cuenta de las inconsistencias en la posición del gobierno comunista; todos esos diputados, miembros del Partido Único, periodistas para el ocultamiento, jueces, fiscales, forenses, testigos falsos y magistrados que contribuyeron con sus versiones de los hechos a convertir una matanza de ciudadanos desarmados en un acto de virtud revolucionaria, quedarán como lo que son, cómplices de una masacre. La coartada del Chávez tenía un problema, hubo millones de testigos que vieron, escucharon y hasta sufrieron todo lo contrario de lo que dice el Gobierno, y eliminarlos a todos es imposible, por lo que decidió lo que aconseja el recetario nazi, decir una mentira mil veces con la esperanza de que se convierta en verdad; la mentira fue cuidadosamente preparada en estos siete años, se invirtieron millones de dólares, se compró conciencias, se trajo expertos en el montaje audiovisual y así fueron armando el esperpento que culminó en uno de los juicios más injustos y manipulados de la historia en Latinoamérica, cuya conclusión pretende enterrar en vida a unos hombres valientes, y digo pretende, con todo el sentido de la palabra, esa ominosa sentencia de la juez Marjorie Calderón es el principio del final de este grotesco intento de salvar a un asesino, al responsable de este macabro incidente.

Chávez está asustado de que la larga mano de la justicia lo alcance, aun con todo estos muros de mentiras con los que se ha rodeado, a pesar de su todavía poderosa influencia en ciertos personajes de la política internacional, más pronto que tarde, una comisión por la verdad visitará nuestro país y destapará esta olla podrida, entonces tendrá el líder de la revolución que responder por sus crímenes. Por ahora, anda confiado en que "su" Poder Judicial le dio un respiro, y lo está utilizando para llenar a Venezuela de propaganda que tergiversa los hechos, de una campaña internacional que trata de vender su versión de los acontecimientos, haciendo las mil y una maromas para distraer la atención, tratando de cambiar el significado de aquellos sangrientos y demenciales días del 11, 12 y 13 de abril, donde no solo se escenificó la masacre, sino que hubo un vacío de poder cuando Chávez, al no lograr que las FFAA remataran a los protestantes, renunció a su cargo, inmediatamente fue arrestado por la masacre, se intentó desesperadamente conformar un gobierno legítimo, pero las traiciones, los miedos, las debilidades, la falta de coordinación y por sobre todo, las fuerzas oportunistas, se hicieron dueñas de un momento de gran confusión, que terminó en una morisqueta de gobierno de transición y con su intempestivo regreso al poder.

Hoy, la historia quiere ser cambiada desesperadamente, al punto de declarar el 13 de abril como el día que se retomó el hilo constitucional, que conmemoran hechos heroicos de un pueblo que sólo existe en una mente enferma. Lo grave de esta matanza es que si el Gobierno y los culpables no reciben sanción alguna por estos hechos, si se salen con las suyas de ocultar estos crímenes, lo que se está alimentando es la posibilidad de que pueda producirse una nueva acción y esta vez en términos de genocidio. Según los estudios de expertos en la materia como Martin Shaw, Donald Bloxham y Mark Levene, la impunidad solo cultiva la repetición y en magnitudes mayores. Toda Venezuela sabe que los muertos del 11A todavía no han recibido justicia, que los comisarios de la Policía Metropolitana esperan por su pronta liberación, que el verdadero culpable de la masacre aún se encuentra libre y haciendo maldades, tratando por todos los medios de acallar lo que es ya vox populi. Toda Venezuela sabe la verdad, no la olvidará, ni descansará, hasta ver al culpable tras las rejas.


Samuel Godoy Gómez
El Universal

2 comentarios:

CHOPINGO dijo...

Todo dicho con tu titular.

Arcangel Vulcano dijo...

Tienes un premio en nuestro blog Epicentro Hispánico.

Un fraternal saludo.