domingo, 3 de mayo de 2009

Crisis de balanza de pagos: Venezuela al Fondo Monetario Internacional




Agotamiento de reservas internacionales: violento deterioro en cuenta corriente.

Una crisis en la balanza de pagos -cuenta corriente- se incuba, producida no solo por la caída en los precios del petróleo, sino por una ineficiente e inapropiado asignación de recursos generados por el ingreso petrolero representado en una monumental expansión fiscal montada sobre los mecanismos redistributivos del llamado gasto social; por adquisición de activos (estatificación, nacionalización, compra de armas) por parte del Gobierno y el Estado dentro y fuera de Venezuela; en inversiones fallidas ejecutadas a cuenta del gasto público sin consideraciones de controlabilidad institucional, dado el desbalance entre los poderes públicos que operan más por códigos ideológicos que por consideraciones económicas en relación a la administración de fondos públicos; en los flujos de asistencia y ayuda financiera y económica a países en la región, como en otros mercados (USA, GB, por ejemplo), en subsidios a los precios de combustibles; en el peso fiscal de una deuda pública contingente pendiente entre otro de juicios y arreglos por ruptura unilateral de contratos y convenios económicos.

A ello se agrega el descalabro en las empresas básicas y el deterioro en la capacidad productiva de Pdvsa que afecta seriamente su flujo de caja para administrar una enorme deuda y un angustiosa situación financiera (y económica) puesta en evidencia en la solicitud de renegociación de contratos con empresas contratistas, unido al proceso de descapitalización dad por caída de la inversión dado el peso fiscal puesto sobre Pdvsa que la obliga a actuar como agente fiscal supletorio del Gobierno.
Por otro lado, leyes, decretos y una política cambiaria suicida de sostener un control de cambio y una tasa fija de cambio, se han unido a unido a la violencia revolucionaria para la destrucción del capitalismo y construcción del socialismo, proceso costoso por cierto, ha causado fuerte desinversión y desacumulación en el sector privado de la economía nacional y caída del valor agregado nacional, con lo cual se incrementa la dependencia de la economía de la balanza de pagos y del ingreso petrolero, todo lo cual junto a la expansión fiscal produjo un boom importador, propio de los booms petroleros, pero esta vez contracorriente e insostenible a todo evento por la descapitalización del sector privado.

En conjunto, todos esos factores mencionados colocan un peso sobre la balanza de pagos que en las circunstancias actuales prefiguran una real crisis cuyo impacto inicial lo vemos en el derrumbe de las reservas internacionales, en un 30 % en el primer trimestre del año, paralelo a una economía que ya entra en un angustioso proceso de contracción. El "setting" es conocido y aparece como un remake de historias económicas recientes en las últimas décadas precedidas de un boom petrolero.
En estas condiciones, el llamado "blindaje económico y financiero del socialismo", y lo hemos acotado varias veces, termino en otro una parafernalia de fuegos artificiales, destinado a objetivos políticos de corto plazo, y en un fiasco que se convirtió en profecía auto-cumplida tanto del gobierno como de la mayoría de los venezolanos que se acostaban cada noche encomendados a María Lionza para que el Presidente tuviera razón, y que fuese cierto el tal blindaje.

Pero no fue así, el torniquete en CADIVI y la volada del mercado permuta, la presión inflacionaria, la escasez de bienes servicios, además de la recomposición del Presupuesto en un colosal endeudamiento, cuyo servicio luce insostenible bajo argumentos racionales económicos y financieros son apenas los fenómenos más visibles de que la economía ha comenzado a caminar por senderos peligrosos que afectan sobremanera su solvencia financiera.

La realidad es más dura que las fantasía, allí están los mercados, no solo bloqueados por la cuasi parálisis de CADIVI, sino que el respiradero del mercado swap -permuta-, tiene su existencia bajo incertidumbre, entre otros porque la investigación que corre en Miami por la suspensión de un número importante de operaciones en ese mercado estaría develando consideraciones delicadas en cuanto a la sanidad de algunas de esas transacciones, en lenguaje popular y grafico, ese mercado aparentemente se "encochinó".

El mercado permuta "encochinado"

La mayoría de los bancos americanos y europeos no desean transferir y recibir por "permuta", de hecho el cierre de cuentas bancarias aumenta considerablemente, porque no consiguen moldear la legalidad de esas operaciones bajo sus legislaciones y códigos financieros, en virtud de que la tasa de cambio oficial es de 2.15 Bs.F por dólar, y pese a que la permuta no es un mercado cambiario en stricto sensu, a esas transacciones subyace una demanda de bolívares por dólares y viceversa. Empresas nacionales e internacionales no pueden irse por ese mercado swap o permuta porque sus códigos contables y otros aspectos legales de sus balances no pueden registrar otro tipo de cambio que no sea el de CADIVI, no solo por registro de pérdidas -que podrían ser hasta patrimoniales- sino por los efectos perversos causados en materia tributaria que ello pueda tener.

Así, lo que es como concepto un mecanismo financiero normal -la permuta o el swap- colocado en la ley cambiaria para facilitar la venta de deuda venezolana denominada en bolívares (dólares) para ser canjeados por otros bonos venezolanos o argentinos en dólares (bolívares) y así obtener bolívares (dólares), se ha convertido ahora es un mercado gris, opaco en jaque porque es susceptible a ser utilizado como mecanismo de legitimación de capitales, cuyas transacciones podrían ser sujeto de sanciones en el sistema financiero americano e internacional. Muchas empresas venezolanas están hoy en guardia de que por esas transacciones les pueden cerrar sus operaciones financieras en bancos americanos y europeos.

Algunos antecedentes son muy conocidos, y la raya de Pdvsa por el maletín de los 800 mil dólares que fue decomisado en Argentina, según se desprende del juicio seguido con cargo de espionaje y condenados culpables, arrojo sombra sobre muchas transacciones financieras de PDVSA, por lo que las lupas de la Secretaria del Tesoro USA estarían activadas y muchos bancos estarían exigiendo el "enhanced due diligence" suerte de mecanismo administrativo operativo destinado al reconocimiento de los orígenes y el destino de los fondos a ser transados, en este caso por la permuta de bonos venezolanos denominados en bolívares y dólares, y que es requisito bajo la legislación de la Ley Patriota, y otras regulaciones financieras en la Comunidad Europea y Japón, cada vez que hay que demostrar origen y destino de los fondos contenidos en transacciones financieras que podrían ser normales.

El Gobierno hizo un mal negocio cando decidió dejar el SEC, era más operativa y fácil de cumplir los requisitos de la "lupa" del SEC que la "lupa" de la Secretaria del Tesoro (ministerio del Tesoro USA), porque este ministerio es el encargado de vigilar el cumplimiento de la Ley Patriota, legislación para la regulación financiera que nació del derrumbe de las Torres Gemelas de NY en Enero del 2002, como una suerte de red de vigilancia para definir y conocer el origen y destino de millones de transacciones financieras que cruzan los bancos americanos, dado que las investigaciones a propósito de ese evento terrorista arrojaron el conocimiento de utilización de fondos sin control que facilitaron la acción terrorista mencionada.

Esa ley tipifica claramente que la vigilancia es para poder detener transacciones financieras que promueven la corrupción administrativa, el terrorismo y el tráfico de estupefacientes y armas, y evitar la legitimación de capitales que pudieran provenir de esos delitos mencionados. Desde entonces cualquier transacción financiera normal puede ser sujeto de investigación, con las respectivas consecuencias económicas y financieras que afectan operaciones económicas normales. Es precisamente lo que ocurre con la cuasi parálisis del mercado permuta, y que proyecta su prona desaparición, y obliga al gobierno a definir una política cambiaria más transparente y responsable, y claro esta asumir entonces el costo de la inevitable devaluación.

Pdvsa en el mercado permuta

El mercado del "dólar swap" o permuta ha levantado entonces algunas nuevas restricciones y pareciera estar agotándose como mecanismo financiero sustitutivo del cambiario para obtener dólares al costo y precio del mercado. En ese marco político y legal a Pdvsa el incentivo de participar en ese mercado era claro, al saber que cada dólar vendido al BCV le daba solo 2.15 bolívares, en cambio en el mercado permuta los bolívares se multiplican por tres (3) en una realidad económica de un fuerte endeudamiento de Pdvsa no solo en el mercado de bonos corporativos sino de grandes deudas de corto plazo con bancos, y una voluminosa deuda a contratistas, sin dejar de lado la deuda contingente de los varios juicios en que está involucrada.

Así comenzó su participación en ese mercado, pero como decíamos arriba operando en un plano de debilidad jurídica que hoy ese mercado conoce ampliamente. Esas nuevas restricciones y realidades financieras, algunas muy nuevas que vienen de las decisiones recientes de hace menos de un mes del G20, sobre todo aquellas relacionadas con los llamados "paraísos fiscales", a los cuales ya se les decreto su desaparición como consecuencia del reordenamiento internacional del sistema financiero, inutilizan ese mercado para la obtención de dólares.

Racionamiento de dólares, los problemas del "permuta-swap"

El impacto de estas restricciones y la cuasi parálisis del mercado permuta, es un palo en la rueda y se suma a los mecanismos de racionamiento de divisas puestos en ejercicio por CADIVI, ya que la cacareado blindaje financiero resulto un fiasco y la merma de reservas internacionales en las últimas semanas producida por un colosal déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos, indica que el Gobierno extrema el racionamiento de dólares, el dólar swap (permuta) se dispara y la economía recibirá un poderoso impacto contractivo por la depreciación del permuta y que nos traerá más temprano que tarde una devaluación del dólar oficial, que ya es una necesidad operativa, financiera montería y fiscal. EL subyacente de todo este esquema contractivo y de parálisis de la economía es el déficit en cuenta corriente producida no solo por la caída de los precios del petróleo sino por desangramiento fiscal de las reservas internacionales vía FONDEN.

Nada que no hayamos visto en el pasado, de manera que nuestras proyecciones gozan de la credibilidad de que otras veces este escenario es si se quiere rutina en estas condiciones económicas que hoy prevalecen sobre Venezuela.

La devaluación inevitable y un acuerdo con el FMI

Al Gobierno en estas condiciones, de una tasa de cambio oficial en la cual su valor real hace destrozos en el ingreso personal el ahorro y en el flujo de caja de las empresas, y que al mismo tiempo impacta las cuentas fiscales, pero como es un agrio jarabe político, el Gobierno ha preferido no morder la bala, no le queda otra que devaluar la tasa de cambio, y en el mejor de los casos establecer, de acuerdo a su ideología restrictiva, un mercado cambiario de múltiples tasas, o en su defecto, liberar totalmente el mercado cambiario.

Dado el impacto fiscal y de balanza de pagos que impondría esas fuertes correcciones tanto en el gasto como en la balanza de pagos, es conveniente que el Gobierno prepare una misión de expertos y busque un acuerdo con el FMI, después de todo, el G20 acordó una asistencia financiera de un trillón de dólares para asistir financieramente las naciones en desarrollo. Claro para que esto se lleve a cabo, el Gobierno tendrá que recoger mucho del discurso político corrosivo, y si la luna de miel que se observa con el gobierno de Obama quiere mantenerse, nada mejor que un acuerdo con el FMI, además que aliviaría las fuertes restricciones que sobre la balanza de pagos imponen CADIVI y el debilitamiento del dólar permuta.

La única salida: de la mano del FMI: pero habrán condiciones

En esas condiciones anticipadas de balanza de pagos, al Gobierno no le queda otra que ir al FMI, por asistencia financiera, aunque sea una anatema político, es un derecho de cada país signatario, y todo se prefigura como la única alternativa para resolver mas llevaderamente la crisis en la balanza de pagos y la crisis fiscal, y detener el colosal endeudamiento de los solicitados 37 mil millones de bolívares -que eran fuertes y hoy son muy débiles- de un masivo endeudamiento que la Asamblea Nacional le aprobó al Gobierno sin que mediara el juicio racional y lógico de relaciones económicas básicas.

Cualquier análisis económico somero le hubiera indicado al gobierno que ese masivo.

ndeudamiento -aunque pudiera ser un esquema para que el BCV adquiere esos bonos en última instancia- tiene un poderoso efecto contractivo sobre la economía, muele y derrite el ahorro interno, inmoviliza el sector financiero y destruye el crédito a los sectores productivos y con ello limita la demanda de empleo porque lo destruye, y que en todo caso, el orden lógico para recuperar la economía era recortar el gasto público y estimular la inversión privada, y no lo induce el masivo endeudamiento, un brutal "crawding out físico" que fulminara el aparato productivo. Pero como, decía mi abuela, los comunistas no cosen puntada sin dedal, es probable que la agenda anticapitalista de destrucción de la empresa privada haya generado este desangramiento económico que trae inflación de dos dígitos medios, devaluación de la tasa de cambio a niveles ya muy superiores a la apuesta del 30% que se pensaba hacia principios de años, y una contracción de la economía con el correspondiente crecimiento del desempleo.

A quién culpar entonces ¿A los precios del petróleo? Pues no, el Gobierno debe asumir las consecuencias políticas por haber derrochado toda una fortuna de ingreso fiscal petrolero sin control ni contrabalance, de una degradación del gasto público y de los ingresos petroleros, de malbaratar y gastar irresponsablemente a toda discreción. Parte de la culpa debe ir a la Asamblea Nacional por abandonarse como cuerpo contrabalance del Gobierno y por haberle aprobado el desgaste del ese enorme volumen de ingreso petrolero.

Por Alexander Guerrero A.
El Universal

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