A pesar de ser una de las parroquias en peor estado, en Antímano los seguidores del Presidente son una legión (Kisaí Mendoza)
El chavismo obtuvo el 72,28% de los votos en esta zona, que por años fue bastión de AD
Bastión de Acción Democrática durante cuarenta años, a partir de 1999 Antímano se fue tiñendo de rojo, y no sólo por la inseguridad: a juzgar por los resultados del referendo del domingo, hoy por hoy es la parroquia del Área Metropolitana en donde el chavismo tiene el apoyo más contundente (72,28%).
Algunos no logran entenderlo del todo: "Estamos más desasistidos que nunca, viviendo entre pantallas de basura y calles destrozadas", dice Domingo Pérez, quien dirige la asociación civil Gente de Antímano y vive en la cuarta calle de Carapa.
Los votantes del Sí reconocen que la parroquia no recibe toda la atención que merece, pero se centran en los aspectos positivos: "Hay tres comedores, el aseo pasa más seguido y los consejos comunales trabajan", resume Ménder Díaz desde Santa Ana, aunque al mismo tiempo denuncia que por allí no se ve un policía ni de milagro. De hecho, en la parroquia hubo 160 asesinatos el año pasado.
En El Zanjón (Carapita), Víctor Palencia, patrullero del PSUV, no tiene más que quejas. Damnificado de Vargas, vive allí desde hace 9 años, y cuenta que ha llevado papeles (a nombre de su esposa, Petra Lugo) a Fundabarrios y Conavi para que le consigan una solución habitacional, pero que hasta ahora nadie le ha resuelto nada. Aunque critica a las autoridades locales ("los consejos comunales no sirven, como tampoco sirven Diosdado, Bernal y los que rodean a Chávez"), sigue teniendo confianza en el Presidente.
Su vecina Esther Bermúdez se declara decepcionada cuando se le informa que allí el Sí ganó con 72% de los votos: "No sé por qué, pues en Carapita no han hecho nada. La quebrada de aquí está tapada desde hace 15 años y parece que nadie se ha enterado".
No son precisamente pocos los problemas por resolver: los derrumbes convirtieron la entrada a La Pedrera en un camino rural hace ya 18 meses, las avenidas principales de El Algodonal, Santa Ana, Carapita y Las Cumbres están desechas, hay sectores con calles hundidas y cerradas desde hace años, los vecinos siguen pidiendo en vano su mercado municipal, la Intercomunal es un desastre de tráfico y buhoneros... Los habitantes de Antímano esperan que su lealtad con el Presidente sea recompensada más temprano que tarde.
La esperanza como alimento
El sociólogo Amalio Belmonte explica que la identificación que los sectores más depauperados sienten con el Gobierno tiene su explicación en un hecho: Chávez los toma en cuenta al menos en el discurso, y eso les permite tener una esperanza, la idea de que por lo menos están en la agenda presidencial y algún día serán atendidos.Señala que mientras más pobre es una persona más importante en su vida es la esperanza, y que eso no cambiará mientras no venga alguien que les haga ver que las cosas puedan hacerse de manera distinta, tal como hizo Carlos Ocariz en Petare luego de años de trabajo sostenido.
Javier Brassesco
EL UNIVERSAL
Bajo el socialismo real no hay justicia ni paz
Diferente al utópico, proclamado por Karl Marx y Friedrich Engels en el siglo XIX, el real, que padeció la humanidad durante el XX, es el mismo conocido por los venezolanos bajo el nombre de: "Socialismo del siglo XXI" del régimen Chávez-FARC.
Para quienes abriguen alguna duda respecto a la perversión inherente del socialismo real, les vendría bien reflexionar sobre el reciente encuentro de la presidente chilena, Michelle Bachelet, con el comandante socialista Fidel Castro. ¿Qué argumento ético-político explicaría tal cordialidad?
¿Desconoce la mandataria chilena el horror padecido por el pueblo cubano bajo las órdenes de los hermanos Castro Ruz? Si así fuera, su gobierno estaría basándose en una ficción imperdonable que la descalifica para el cargo que ocupa, caso contrario, está cohonestando con su apoyo, a un sistema esclavista, emblemático durante 50 años.
En cualquier caso, la conducta de la precitada gobernante, se enmarca en la típica aberración socialista de la que ella, ahora demócrata, no logra librarse: la negación a ultranza de fallos, en la práxis socialista. Es un vicio político demasiado fuerte que al parecer los años tampoco logran corregir.
Como siempre se ha afirmado, el socialismo utópico es sin dudas de las ideologías más nobles y excelsas concebidas por el pensamiento humano en su busqueda de bienestar pleno como ser individual y social. Pero como tantas buenas ideas en la historia de la humanidad, deviene en horror cuando se intenta aplicar al mundo real, especialmente en el ámbito político.
Es el caso obvio del socialismo real. No hay excepción a su fracaso como sistema polìtico. La insistencia en su planteamiento tendría explicación en la persistencia de colectivos humanos plagados de carencias, aunado a la enorme capacidad de engañar y estafar del propio ser humano, en este caso los socialistas.
El socialista verdadero, entiende su ideología con fervor religioso, muy ajeno a la realidad de los hechos, que de común le indica el perjuicio de su creencia. Por ende, el socialismo real, es ciertamente inhumano en la medida que resulta contrario a la naturaleza de las personas, pretendiendo como fundamento, el suprimir la propiedad privada, que podríamos traducir en la supresión de la libertad misma. Sin que lleguemos a profundizar en su paradigmática promoción de la "lucha de clases".
La veracidad de estas simples afirmaciones, son certificables en el hecho notorio de la necesaria violencia, y la indispensable mentira, que en cualquier modo y manera resultan inherentes a la implantación de un gobierno socialista. En ello, tampoco hay excepción.
No existe en la historia contemporánea, un solo ejemplo de gobierno socialista sostenido en base a un ordenamiento jurídico legítimamente instaurado. El mismo gobierno de Salvador Allende, tan loado por Michelle Bachelet, es demostración fáctica de tal hecho. La inviabilidad política de sus directrices gubernativas degeneró, hasta motivar una reacción igualmente antidemocrática, que enlutó a la República de Chile durante 17 años. Pero hay quienes no desean aprender las lecciones del pasado.
Acá, en nuestra pequeña Venecia, la violencia pública de personas como Lina Ron, de agrupaciones como el colectivo "La Piedrita", o "Los Tupamaros"; el clientelismo financiado por una PDVSA partidizada, o bien la amenaza constante de una fuerza militar que grita: "patria, socialismo o muerte", configuran vivas expresiones del socialismo real, bajo el que nunca tendríamos justicia ni paz. ORA Y LABORA.
Ronny Padrón
El Universal
http://opinion.eluniversal.com/2009/02/18/opi_art_bajo-el-socialismo-r_18A2230089.shtml
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