La amenaza contra Chávez no es un imaginario intento de magnicidio, es el rechazo popular
A propósito de la versión número 17 de un supuesto intento de magnicidio, se queja el ministro del MIJ, Tarek El Aissami, de que "existe sobre el Presidente una amenaza permanente y continua" (¡como nos gustaría que mostrara la misma preocupación, no ya por las amenazas, sino por las miles de muertes de venezolanos indefensos a manos del hampa!) La "amenaza" de ahora encarnaría en Posada Carriles, anticastrista que hizo estallar criminalmente un avión cubano en el que murieron todos sus ocupantes. Posada Carriles pasó varias décadas en prisión, hoy está siendo vigilado por la Justicia estadounidense y ha sobrepasado los 80 años, así que demostrar que ese anciano planificó un magnicidio "con uno o dos misiles" que serían lanzados contra el avión presidencial mientras Chávez entraba o salía de El Salvador, luce poco menos que delirante, como tampoco ha sido probado ni uno solo de los otros dieciséis supuestos intentos magnicidas.Luego del largo e inexplicado silencio acaecido después del arrepentimiento de Chávez a debatir con Vargas Llosa; de enterarse de que periódicos y medios del mundo hacían mofa de su "arrugue" y referían la deriva dictatorial de su gobierno, Chávez no tuvo ánimos para ir a El Salvador a la toma de posesión de quien, habiendo recibido financiamiento rojo rojito para su campaña electoral, ya Presidente se declaraba fan de Lula y de Obama, sin dirigirle ni una piropo a su benefactor. Cuando Chávez está en apuros, su padre putativo le recomienda apelar al intento de magnicidio, a fin de desviar la atención sobre la catástrofe que asola el país desde que Chávez pisó el acelerador para convertir a Venezuela en otro "mar de la felicidad".
Y de eso se trata. Por eso confisca cientos de empresas privadas y fincas en plena producción. Intenta eliminar a sindicatos y sindicalistas para convertirlos en "yes men" como lo son sus poderes públicos. Oculta su ineptitud en la construcción de viviendas, apenas 34 mil por año, de las que el pueblo no es propietario. Pretende que olvidemos la regaladera milmillonaria en el exterior, mientras que les dice a los trabajadores públicos que la crisis no permite el aumento salarial. Añadamos el golpe de Estado contra Ledezma y ese odio vertido contra los medios independientes, a los que amenaza de cierre porque divulgan la descarada corrupción y el escandaloso endeudamiento oficial. En el primer trimestre del 2009 el sector público registró un déficit de $ 15.261 millones (Pdvsa y las empresas estatizadas están ahora en quiebra y la Faja del Orinoco hipotecada).
Las últimas encuestas del IVAD, Keller y Asociados e Hinterlaces registran una caída de la aprobación gubernamental y un abierto rechazo a las confiscaciones y a la imposición del comunismo a la cubana. El 62% de los encuestados por el IVAD desean que Chávez culmine su mandato en el 2012, es decir, rechazan su reelección. El 58,5% cree que la propiedad privada está amenazada por Chávez y se inclina mayoritariamente a favor de la Democracia y en contra del socialismo. Keller revela que el 79% se siente afectado por la inflación; más del 50% dice que Chávez se ha convertido en un dictador y que quiere el comunismo cubano para Venezuela. El 72% defiende la descentralización y a los gobernadores y alcaldes acosados por Chávez. Y la guinda de Keller: si en este momento se eligiera al Presidente de la República, 41% votaría por Chávez y 47% por cualquier otro candidato.
La encuestadora Hinterlaces registra un 41% de popularidad de Chávez (cayó 11 puntos). Los niveles de confianza en el Presidente han disminuido (60% de desconfianza y 33% de confianza). Sólo el 35% está de acuerdo con "el socialismo" contra el 60% a favor de la Democracia. El rechazo a la prédica de que ser rico es "malo" y ser pobre es "bueno" es del 83%. El 56% piensa que Venezuela va por mal camino; 68% rechaza las estatizaciones y defiende la propiedad privada. Un 76% está en desacuerdo con que la AN haya quitado las competencias y recursos a gobernaciones y alcaldías, y 79% de los caraqueños adversa la designación a dedo de una jefe de gobierno del Dtto. Capital; el 56% está en contra de la creación de vicepresidentes regionales y el 90% de los encuestados dicen que sólo a través del trabajo puede lograrse un mejor nivel de vida (aunque 71% reconoce que las misiones alivian la pobreza). La amenaza contra Chávez, entonces, no es un imaginario intento de magnicidio, ni las verdades divulgadas por los medios ni los reclamos de estudiantes, trabajadores y empresarios. Es el masivo rechazo popular a la corrosiva acción de su gobierno.
¿Sabrán capitalizar este momento los partidos democráticos y las organizaciones sociales para convencer al pueblo de que, sin exclusiones, son capaces de unificar y de reconstruir el país, en contraste con la destrucción, el odio y la división de que ahora somos víctimas?
Marta Colomina
El Universal
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