lunes, 26 de noviembre de 2007

Los escenarios del régimen para el 2-D

Foto: AP. Venezolanos protestan en México

Por ahora todo está previsto por el régimen. Los dictadores no juegan limpio. Juegan con las cartas marcadas, y si sienten que no conseguirán timar al contendor, simple y llanamente difieren la partida hasta otra oportunidad. Pablo Aure analiza, en su columna de esta semana, los distintos escenarios para el 2-D.

Esta es su columna completa publicada en “El Carabobeño”:

Una semana muy intensa la que comienza hoy para los venezolanos. El actor principal continúa siendo Hugo Chávez Frías con su autoritario propósito de imponernos un sistema de gobierno que ha producido miseria y destrucción en las distintas naciones donde sus gobernantes, con apetencias similares a las del Teniente nuestro, han querido ejecutar.

El próximo domingo dos de diciembre, aun permanece vigente en el cronograma elaborado por el Consejo Nacional Electoral como la fecha para la celebración de la consulta referendaria sobre la aprobación o no de la reforma constitucional.

No hay dudas, al menos en los recientes sondeos de opinión realizados por las más reconocidas encuestadoras, que la mayoría de la población venezolana en caso de llegarse a materializar el referendo, desaprobarían los cambios que se pretenden hacer a la Constitución. También en los últimos días, posterior al llamado a votar que hicieran los estudiantes, el porcentaje de los abstencionistas ha disminuido notablemente, y tengo la convicción de que seguirá disminuyendo por lo que resta de semana. Pero ese deseo de participar o de votar en la consulta debemos explicárnoslo debido al instinto democrático que el pueblo venezolano abriga, pues aunque sabe que su voto no será respetado, y que el fraude está montado con un registro electoral inauditable, inoculado con montones de votantes virtuales, siente que de alguna manera debe dar la pelea. Actúa como el que teniendo una piedra en la mano y una fiera enfrente que se le encima, se la lanza, porque es su única defensa. La gente consciente también sabe que los cambios radicales (una revolución a la Constitución, ha dicho el Presidente) que pretenden hacer no son materia de consulta mediante reforma, sino del Poder constituyente, como lo ha precisado el voto salvado del Magistrado Cabrera de la Sala Constitucional. Se trata de modificar principios fundamentales y derechos humanos, materia vedada al escrutinio popular.

Posibles escenarios.-

Ningún escenario sorprenderá al oficialismo. El guión ya está escrito. En caso de producirse el referéndum los números los pondrá el régimen, y esto nadie lo duda. Pudiéramos especular sobre tres hipótesis:

La primera.- llega el 2 de diciembre, a pesar de la victoria del No, a media noche el CNE, fraudulentamente, anuncia el triunfo del SÍ. Se publica la reforma en la Gaceta Oficial el día tres, lo cual significa, de acuerdo a la disposición final, que la nueva constitución entrará en vigencia ese mismo día; y como habrá movilizaciones de todos los sectores de la sociedad civil, el presidente decretará el estado de excepción y quedará suspendido el derecho a la información. Por lo tanto, Globovisión no podrá transmitir las arengas opositoras.

Segunda.- El CNE fraudulentamente coloca como ganador al Sí en el primer bloque, pero dan como ganador el No en el segundo bloque. O sea, la propuesta de Chávez se impone de igual manera.

Y la tercera.- Que se suspenda el referéndum. El Tribunal Supremo acatando una orden de Miraflores acoge alguna de las demandas que cursan en la Sala Constitucional y suspende el referéndum por unos meses más, lo cual le da pie al Presidente para convocar una Asamblea Constituyente. Aunque la temeridad de los asesores del régimen -me estoy refiriendo al G-2 cubano- pudieran estar estudiando la suspensión del evento referendario no por vía judicial sino por vía militar; simulando un alzamiento castrense. En este caso, por “fuerza mayor” se imposibilitaría la realización de la consulta.

Insisto, casi todos estos escenarios no sorprenderían al gobierno. El único escenario que pudiera sorprenderlo -que se entienda bien- es que el pueblo opuesto a la reforma se vaya a las calles de Venezuela, y que a pesar de la intimidación –que la habrá- no regresen a sus hogares hasta lograr impedir la consumación del fraude.

Señores, no esperen milagros. Por ahora todo está previsto por el régimen. Los dictadores no juegan limpio. Juegan con las cartas marcadas, y si sienten que no conseguirán timar al contendor, simple y llanamente difieren la partida hasta otra oportunidad.

No son jueces.-

El denominado “proceso” ha pulverizado todas las instituciones que deben servir de pilares al Estado de Derecho, y por ende de la democracia. La infame revolución que hoy desintegra a Venezuela ha pulverizado esos pilares.

Con honrosas excepciones, los magistrados del máximo Tribunal de la República, al igual que ocurrió con la justicia nazi, se han transformado en “los juristas del horror” de nuestro país. No por una ideología, sino por un salvoconducto de impunidad; y, desgraciadamente, por los jugosos sueldos y bonificaciones de que gozan. Pobres hombres y mujeres. Parecen condenados a sentenciar lo absurdo. Eso lo hemos visto en estas últimas decisiones en las que han rechazado los recursos impugnatorios contra la reforma. Ya no encuentran que falaz argumento emplear para declararlos inadmisibles o improponibles. Les ha tocado una triste tarea: tienen que decir, por ejemplo, que el agua no moja. Es a juro.

Esta vergüenza me trae a la memoria el prologo de la tercera edición del libro “Elogio de los jueces. Escrito por un abogado” del insigne jurista italiano Piero Calamandrei. La referida obra fue escrita en 1935, tres años después hubo una segunda edición, y luego, en 1955, es decir, veinte años después de la primera, se publica la tercera. En ese tiempo el fascismo creó tribunales especiales y extraordinarios para que ejecutaran sus órdenes, sin debido proceso. Según el referido autor, fue “…un período de cataclismos excepcionales en que también la justicia tuvo sus catástrofes…”. Por eso, cuando Piero Calamandrey se dispuso a publicar la tercera edición, muchos le hicieron esta pregunta: “-¿Todavía, después de la experiencia de estos últimos veinte años, te obstinas en mantener el título del libro? ¿Todavía, después del Tribunal Especial o de los tribunales extraordinarios, insistes en el “elogio de los jueces”?. El autor les contestó: “El título permanece idéntico: y con más convicciones que antes” ya que –dice Calamandrei- los que fungían como jueces entonces, en verdad, no lo eran: “el nombre que les corresponde lo dijo, al morir un magistrado en el año 1943, cuando iba al encuentro de los fusileros, era el de: “¡Asesinos!”.

Parafraseando la expresión del magistrado recordado por Calamandrei pudiéramos aseverar que la mayoría de los togados con los que hoy nos topamos en el Tribunal Supremo de Justicia tampoco son jueces, son asesinos de la democracia.


Voto, como única defensa
Pablo Aure
El Carabobeño

http://www.noticias24.com/actualidad/?p=9929




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